¿Trabajo antes que principes?

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—Llegué hace una semana y ya ni puedo dormir... —me quité cuidadosamente los tacones, para luego dejarlos en su respectivo lugar en el armario. Había tenido un día agotador y lo único que quería en ese momento era llegar a mi cuarto y arrojarme en la cama, para descansar un poco.

Al pasar por el salón común noté algo, Quartet Night se encontraba reunido en los sillones, hablando de quién sabe qué. Y, aún cuando me hubiera encantado quedarme con ellos, estaba bastante cansada para hablar, y más al pensar que tenía menos de seis horas de sueño.

Intenté pasar desapercibida por un costado de la habitación, pero fue prácticamente imposible por varias razones: era lo único que se movía en la habitación (aparte de ellos, obviamente); mi vestido estaba hecho de lentejuelas doradas, las cuales brillaban al chocar contra la luz de la habitación... y el primero en notar mi presencia fue Reiji, el cual no es muy discreto para estas cosas. — ¡Nicky! Llegas en buen momento —los tres restantes miembros de mi grupo se giraron para observarme, cosa que hubieran hecho tarde o temprano—. Ven a jugar con nosotros.

Me encontraba malditamente cansada, pero aún así le hice caso y caminé en su dirección. No quería dejarlos colgados, dormir no es importante comparado con momentos como estos. Suele ser difícil tener tiempo libre cuando eres un Idol, y más si eres conocido mundialmente. El trabajo llueve y si no te diviertes con él, no lo harás nunca más porque, a este punto, el trabajo es de lo único que se trata tu vida. —Por cierto —volvió a llamar mi atención Reiji—. Te ves hermosa con ese vestido.

Camus y Ranmaru sonrieron en mi dirección, como si estuvieran afirmando lo que decía Reiji. Yo simplemente les sonreí también, diciendo gracias. Hace mucho tiempo atrás que dejé de verlos de manera romántica, cuando fui claramente dejada en la friendzone por ser varios años menor que ellos, por lo que ya pasaron a ser de mejores amigos a mis hermanos de otra sangre... Excepto uno.

Ai es de mi edad, pero él nunca ha estado interesado en mí de esa manera, aún cuando le hice esa promesa... La cual todavía estoy en proceso de cumplir. Tres años y siguen en lo mismo, Nicole... me dije a mi misma. Aunque Ai sí se comporta un tanto protector conmigo, como ahora. —No me gusta. Muestra demasiada piel.

—Estoy en plena juventud, cariño —dije en modo de burla, pero aún así estando de acuerdo con él. Primero que nada, llamaba mucho la atención; segundo, no es PARA NADA mi estilo y tercero, muy corto e incómodo para caminar—. Debo aprovechar mis dotes antes de que me vuelva pasa.

—No digas eso que realmente me lo imagino... —soltó Ranmaru, tapándose la boca haciendo como si vomitara. Rodee los ojos cuando empezó a reírse, indicándome que me acercara. Me senté a su par, viendo como él se sacaba la chaqueta para ponerla sobre mis piernas, tapando gran parte de ellas—. Ahora... a lo que te llamamos.

Nos pusimos a jugar un tipo de Monopoly, tú sabes, ese juego donde tienes que ir comprando propiedades y conquistar el mundo, simplemente que esta era una edición de Japón, con ciudades y empresas de aquí. Se encontraban la Agencia Shining y Raging Entertainment, incluso la agencia de mi padre, la cual era una de las más valoradas junto con las dos anteriores. Y aún cuando encontraba bastante entretenido este juego, no creo que haya sido buena idea jugarlo por lo extenso que es, si es que tus contrincantes saben jugar, como lo saben Quartet Night. Y aún cuando quisiera perder para irme, no sería dentro de bastante tiempo más, si es que logro no comprar nada y dejar que ellos roben mi dinero o comprar todo lo que haya en mi camino, quedándome sin nada... aunque probablemente me tendrán que pagar cuando caigan ahí, por lo que decido seguir la primera opción, aún cuando arruine un poco el ambiente y sentido del juego.

Comenzamos a jugar cuando Reiji tiró los dados, moviendo su ficha en forma de zapato. Era la tercera en jugar, por lo que no tenía que esperar ni mucho, ni tan poco, lo que encontraba bien. Comencé a aplicar mi no muy efectiva estrategia para terminar rápido, avanzando sin comprar nada y rezando tirar números pequeños. Pero cuando creía que nadie notaba mi truco, Ai se había percatado que algo raro sucedía. —Nicky, llegaste recién del trabajo, ¿no? —sospechaba que sabía algo, normalmente no se me queda mirando tanto tiempo si no es porque cree que hay rata encerrada aquí. Hay veces que realmente desearía que no fueras tan observador...—. Saliste hoy a las 7:49 de la agencia y no volviste hasta ahora, que son las 00:58 —soltó, mirando el reloj colgado justo detrás de mí. Mis mejillas se comenzaron a sonrojar de vergüenza ante ese comentario. Ai siempre ha sido así conmigo, atento y preocupado, aún cuando no suela demostrarlo. Siempre tan pendiente—. Debes estar cansada.

Vida de un Idol (Uta no Prince-Sama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora