Sentimientos Revelados

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No pasó mucho tiempo antes de que nuestra foto comenzaba a causar furor alrededor del país y cercanos. Los chicos de Starish se habían empeñado en avisarme que un enorme cartel cubría uno de los edificios de Tokio, atrayendo la mirada de los transeúntes y, aún cuando debería estar orgullosa de estar en ese lugar, me daba asco pensar cuantas personas se tocarían viendo esa imagen. Prefería no pensar en ello, si no en el deseo de los millones de fans de revivir al grupo de oro que hace años atrás se había formado.

Me había despertado más temprano de lo común para ir a apreciar los carteles antes de ir al mismo edificio de la sesión de fotos para terminar lo que habíamos empezado hace unos días. Además, me habían invitado a participar de la grabación y práctica oficial de la canción "nueva" de HEAVENS. Obviamente, cuando dijeron "participar" se referían a ver cómo graban una canción que hacían pasar como mía pero que de seguro ya ni tenía su esencia. Suspiré plantándome frente a la agencia, antes de darme unas palmadas en las mejillas y resignarme a entrar.

Saludé al portero indicándome a dónde me dirigía. Él hizo un pequeño saludo con su sombrero para luego decirme a qué piso tenía que ir. El once del ala este. Sonreí aguantando otros comentarios para luego despedirme y dirigirme a ese lugar. Para mi suerte, no me perdí y tampoco lo hubiera hecho puesto que ingresando al correspondiente elevador, se encontraba Otori Eiichi. —¡Detén el ascensor! —grité, corriendo hacia él.

El chico sonrió mientras ingresaba y hacía caso omiso a mis peticiones. Corrí y, logrando atravesar las puertas, me desplomé en el suelo de este. —Nicole Blackcat... —dijo él entre risas.

Intenté recobrar el aliento para luego levantarme enojada. —¿Cuál es tu problema? —le pregunté viendo como él apretaba el botón del elevador nuevamente, intentando que fuera más rápido. Suspiré—. No te costaba nada esperar un poco...

—No sería divertido si lo hubiera hecho —dijo mientras ponía sus manos en los bolsillos de su pantalón. Apreté los puños.

—No te pases de listo, porque si quiero me puedo ir y los dejo ensayando solos —amenacé. Otori me había llamado bien temprano para invitarme/obligarme a asistir a ese ensayo de HEAVENS para, más que nada, sacar en cara los arreglos que le habían hecho a mi canción. Mi orgullo y yo nos hubiéramos quedado en casa, mirando el techo o hablando con los chicos, pero como me Otori me llamó gallina y orgullosa, nos levantamos y vinimos. Realmente creo que es una mala decisión, pero ya estoy aquí, nada que hacer.

—Tú fuiste la que quiso venir —sonrió él, saliendo del ascensor apenas las puertas se abrieron lo suficiente para hacerlo. Bufé detrás de él, obligándome a imitar sus pasos.

Él no se preocupaba de que lo siguiera, puesto suponía que lo haría. Pero con algo que no contaba era que mi distracción y curiosidad ganaría a las pocas ganas de ir con él y se me llevarían a una habitación completamente vacía de personas y con un simple piano en medio de él. También pude notar a lo lejos las partes de una batería desarmada y una que otra guitarra colgada de las paredes. sonreí al piano y salí corriendo a sentarme en su banco, no sin antes sacar un poco del polvo que había encima de él. Levanté la tapa del piano y, con una sonrisa aún más grande posicioné mis dedos y comencé a tocar.

La canción que había creado para HEAVENS creo que es más dulce de lo que esperaba, pero a medida que avanzaba la melodía se volvía fuerte y alocada. Realmente la compuse pensando en ellos y siento como una ofensa que lo cambien. Suspiré, sumergiéndome más en la canción. Mis manos tocaban una melodía desconocida para mí, aún cuando yo la había escrito. Me dejé llevar por la emoción, jugando con acordes, tratando de mejorar la canción. Me sentía libre. Como si no tuviera preocupaciones.

—Nicole —me volteé rápidamente mientras mis dedos producían un doloroso acorde en el piano. En la puerta se encontraba Sumeragi Kira, miembro de HEAVENS. Solté un suspiro al ver que no era Otori, pero aún así no seguí tocando el piano, por miedo de lo que podía pensar. Se acercó a mí sin apartar su mirada de mis manos, las cuales seguían sobre el piano—. Me gusta tu canción.

Vida de un Idol (Uta no Prince-Sama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora