Prólogo

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El día a día siempre es igual, es un manojo de rutinas que no paro de ver y vivir todos los días.

Los mismos sentimientos, las mismas personas que no me hacen sentir nada nuevo, vistas repetitivas... Quiero que pare todo esto, que mi vida cambie o vuelva a ser como cuando era pequeño.

Ojalá mi grupo no se hubiera ido, ojalá no me hubieran dicho nunca en la vida que se iban a ir de la ciudad, que se alejarían de mí por un tiempo.

Han pasado ya años y sigo sin volver a verlos, sin volver a ver sus sonrisas que tanto me gustaba ver por las tardes en grupo.

Los echo de menos, no hay ni un momento en el que no piense en ellos, en el que no saque la fotografía que nos hicimos en mi noveno cumpleaños, cuando ellos estaban en el instituto y yo seguía en primaria.

Haría lo que fuera por estar con ellos, desearía tantas cosas que no los dejaría en paz jamás.

Sigo en Nueva York, en esta gran ciudad que ya se me hace un poco aburrida. He conocido a varias personas, incluso hice algún que otro amigo que no me esperaba que se creara la amistad.

Soy el chico solitario y serio del instituto, un chico de dieciséis años que no ve el color de la vida desde hace tiempo.

Sé que sus palabras transmitían esperanza, y sigo teniéndola, pero me siento sólo y vacío. Todos los que he conocido parecían gente buena, pero a la vez muy falsa.

¿Qué tengo que hacer para volver a verlos?

—Hola, Peter —esa voz, inconfundible para mi mente, me hace dar la vuelta y observar sus figuras—. Hemos vuelto —dicen todos al unísono.

Uno de ellos me tiende la mano, me dice que vaya con él. Extiendo el brazo e intento apoyar mi mano en la suya, pero un ruido muy fuerte deshace su figura y...

Me despierta con lágrimas en los ojos.

Vuelvo Por Ti (C.M. #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora