El mundo sigue, la rutina abarca nuestra vida y el tiempo lo aclara todo.
Ya han pasado años desde la despedida que sufrieron, pero han vuelto, y con ganas de hacer algo que desde pequeños tenían guardado en su corazón.
Algo que les hará sentirse nu...
—¡¿Liam?! —mis ojos y mi mente no dan crédito de lo que estoy viendo en estos momentos.
¡Mi querido Liam ha vuelto! ¡Esto es genial!
—Me alegro un montón de verte —sonríe, mostrando una fila de dientes blancos como perlas—. Te echaba tanto de menos...
—Has cambiado un montón.
Me quedo con la boca abierta al verle de cuerpo completo. Su cabello castaño que ahora parece rubio bajo la luz del sol es un poco largo, y sus ojos azules que antes eran un poco oscuros ahora son más cristalinos de lo normal. Sus brazos y parte de su pecho muestran tatuajes que, la verdad, están geniales.
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—Sí, eso me dijeron al volver —se rasca la nuca con un leve sonrojo en las mejillas.
—Eh... ¿Hola? —Tom intenta llamar la atención.
—Tú ahí en el suelo —le ordena, pero me acerco de nuevo a Tom.
—No te comportes así con él, es el único que ha estado conmigo desde que os fuisteis —le ayudo a levantarse y se sacude el polvo que se le ha pegado a la ropa.
—Gracias.
—¿De verdad que no te ha hecho nada? —se sorprende.
—Si apoyarme e intentar animarme es algo malo, entonces sí.
—Yo... Lo siento —me dice.
—No es a mí a quien tienes que pedirle disculpas —le hago una seña de que se acerque a él y le pida perdón.
Se acerca a Tom y alza la mano para un apretón, el cual acepta.
—Lo siento, Tom. No sabía nada.
—Me has prejuzgado, pero da igual. Ahora sabes que no soy malo.
Se quedan con el apretón de manos durante un minuto, mirándose duramente, como si estuvieran combatiendo con la mirada. ¿Intentan hacerse daño telepático o qué cosa? Se sueltan y comenzamos a caminar de nuevo a casa, pero Liam aquí es alguien nuevo por el simple hecho de haber faltado durante años por estas calles.
—Y dime, Peter. ¿Cómo es que el abusón de Tom se ha hecho tu amigo? —su voz es dura, como si estuviera celoso de algo.
—Ya no es un abusón, ahora es un chico bueno.
—Le vi apagado y sin ganas de sonreír —empieza a relatar el recién nombrado—. Vagaba por los pasillos como un alma en pena, como si todo su mundo se hubiera destrozado. No me atrevía a pegarle porque yo sabía como se sentía. Me empecé a juntar con él, nos juntábamos en los recreos y hablábamos de todo. Mientras más hablaba, más cómodo se sentía conmigo y la confianza iba creciendo. En ese momento supe que era un chico bastante gentil, verdadero... Hasta yo reconocí que Peter es alguien especial... Y lo sigue siendo.
