Capítulo 8

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—¡No me puedo creer que acabe así! —me levanto y dejo que los chicos se levanten después de estar acostado en sus piernas toda la película—. Dejan un final abierto y con demasiada intriga —mis ganas de llorar aumentan.

—Publicaron la fecha de la siguiente parte —dice Casey, agarrando las cosas de la mesa y yendo a la cocina.

—Espero que no tenga un doblaje tan malo como este —parece que a Mario no le ha gustado lo suficiente.

—Al menos, las escenas de acción han estado bien —agradece Liam—. Si no fueran buenas, la habría quitado en vuestra cara —le doy un golpe en el brazo—. ¿Qué? ¡Es verdad! —dice entre risas—. ¿Crees que no lo haría?

—Sé que eres capaz de ello —me siento entre él y Mario.

—En cuanto al doblaje —ahora el turno de Ethan—, debe de haber quedado poco dinero para contratar a buenos dobladores.

Todos dan su punto de vista de la película menos Casey, lo cual esperaba que hicieran.

Cuando Casey vuelve al salón, todos proponen cenar algo, pero nadie tiene ganas de cocinar, por lo que piden unas pizzas a domicilio.

Decimos nuestros gustos, Ethan da la calle en la que nos las deben traer y, entre todos, proponemos otra cosa, como ver una serie o jugar a la consola que Casey tiene. Nadie se pone de acuerdo, por lo que me levanto y salgo al patio trasero para tomar algo de aire fresco.

Este día se ha convertido en algo relajante por estar con ellos. Volver con el grupo entero es un alivio para mí y un estímulo para mi futuro.

¿De verdad los tendré conmigo? Suena egoísta, pero espero que así sea.

Unos cuantos pasos se acercan a mí. No me sobresalto ni nada parecido por saber que puede ser cualquiera de los cuatro que se han puesto a discutir.

—¿Tomando el fresco? —la voz de Mario me tranquiliza.

—Sí. Lo necesitaba. He estado ahí dentro por un buen rato.

—Tienes razón —se posiciona a mi lado, con las manos en los bolsillos y mirando el cielo nocturno—. ¿Sabes? Donde vivía, no paraba de pensar en ti.

—¿En serio? —le miro con una sonrisa.

—Sí. Me preguntaba el cómo estarías con nosotros, el si habías hecho nuevos amigos, el si estabas bien sin nosotros.

—¿No era que no parabas de pensar en un chico que te gusta?

—También —sus ojos oscuros se fijan en los míos—. Pienso en muchas cosas, querido Peter. Tantas que te asustarías de saber lo que es.

—¿Algún día lo sabré?

—Puede que sí. Por el momento, me quedaré en silencio. No quiero estropear la tarde.

—Dudo que eso vaya a pasar.

Saca una leve risa. Me rodea el hombro con su brazo y me apega a él mientras volvemos a observar las estrellas que se pueden ver a simple vista. Aunque no son muchas, me relaja más de lo que ya estoy.

—¿Crees que algún día podríamos dormir bajo las estrellas?

—Como no sea de acampada, lo dudo.

—Otra cosa de la que dudas.

—A esta edad, puedo dudar de muchas cosas.

Me acaricia el cabello y vuelve a entrar en la casa, donde los chicos parecen conversar ahora tranquilos.

Mientras tanto, me quedo en el jardín para seguir con el fresco que pasa hasta que llegue las pizzas, las cuales parecen llegar veinte minutos después con una disculpa del chaval que nos atiende por haber tenido un problema con el tráfico.

Vuelvo Por Ti (C.M. #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora