Capítulo 9: Vidas pasadas

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Naomi

Miraba el suelo que era de color negro y blanco

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Miraba el suelo que era de color negro y blanco. Había manchitas pequeñas que hacían dibujos curiosos. Jugaba a encontrar animales o caritas. Con mamá siempre lo hacía y en todas partes. En el cielo, en el suelo, en las paredes... Si hacía esto no me aburría. "Lo aburrido puede ser divertido" decía mi mamá.

Después de un rato de jugar a buscar "caritas" me puse a jugar a dar patadas en el aire. Estaba sentada en una silla muy alta y no llegaba al suelo. Era divertido sentir el aire en las piernas y sólo poder llegar al piso con el dedo gordo del pie.

Álex me había quitado mi pijama preferido y sólo tenía puesta las braguitas. Tenía frío y por eso levanté las piernas pisando la silla (cosa que el monstruo que me pegaba, siempre que lo hacía, me reñía) y me tapé con la chaqueta que Kaimi me había dejado.

Miré a la sala. Estaba en la sala de policía. Muchos de ellos estaban en las mesas, jugando con los ordenadores, llamando por teléfono o buscando algo entre papeles. Después de que Kaimi y Eddie me salvaran del lobo vinimos aquí. Querían que estuviera en una sala sola, pero tenía miedo, me gustaba más estar aquí sentada viendo como pasean los demás.

Observé a Eddie que estaba sentado en una silla al lado mía. También tenía frío, así que, lo cogí en brazos y lo puse entre mis piernas. Allí estaba calentito.

— ¿Qué le pasará a Alex? — le susurré a mi amigo.

— Seguramente lo meterán en la cárcel — me contestó.

— ¿Qué es la cárcel?

— Es un edificio donde dejan encerrado a las personas malas que hacen daño a otras — dijo despacio — No podrá salir de allí durante mucho tiempo.

— ¿Me volverá hacer daño? — pregunté con miedo.

— No lo hará — sentí como Eddie me abrazaba — yo te protegeré siempre.

Me quedé un rato en silencio. Aún tenía miedo del lobo. Recordé cuando me estaba contando el cuento y cómo se tiró encima de mí. No podía respirar, sólo me acordaba que no veía bien y qué quería llorar pero no podía. Deseé poder estar ahora en mi nave espacial. Allí me sentía segura y podía ir a cualquier lugar del mundo. Ahora me gustaría ir al lado de mi mamá.

— Eddie ¿Sabes dónde está Helena?

Separé a mi amigo de mi abrazo y le miré a los ojos. Sentí que Eddie estaba triste y tenía ganas de llorar.

— No mi princesa, no lo sé. Pero me encantaría saber dónde está.

— He escuchado a un policía que El lobo le ha hecho algo ¿eso es cierto?

— Puede ser. Pero seguro que Kaimi no descansará hasta encontrarla. No te preocupes, yo me quedaré a tu lado siempre.

Le di un beso y le abracé. Quería irme a casa, quería irme con mamá y que me hiciera una taza de chocolate caliente ¡Cuánto le echaba de menos! Puse mi cabeza entre mis piernas y lloré sobre mi peluche. Estaba muy triste y no tenía ganas de reír.

Eddie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora