Despierto en un pequeño pueblo perdido en la montaña, voy caminando solitaria por esas calles que, sin saber porqué, se me hacían familiares. Sigo andando y una sombra cruza fugaz el estrecho callejón, me quedo paralizada y solo una pregunta retumba en mi cabeza una y otra vez: <<¿Quién será?>>
Corro para intentarlo alcanzar y al doblar la esquina... "¡No puede ser, es él, aquel que fue mi dueño, aquel que estrujó sin pena mi corazón y forró de hielo mi alma!".
Siento morir, bueno, miento, ya estaba muerta, desde aquel momento en el que robó mi ser.
Taciturna, sin mencionar palabra alguna, absorta en mis recuerdos, en sus recuerdos...
Calles que simbolizan el laberinto de un destino truncado, oscuro, sin salida.
De repente... despierto, esta vez de verdad, todo aquello no fue mas que un sueño.
Quiero creer ingenua, que TODO fue una simple pesadilla, mentiras y más mentiras, como aquella cuando él me dijo que me quería.
Su traición ocupó mis pensamientos y no fui capaz de manejar mi cuerpo, quedé tendida en la cama, en esa en la que tantos momentos de pasión le entregué, más no fui la única que rozó esas sábanas.