Capítulo 22

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Busqué el mismo camino que me había conducido a este lugar. Una y otra lagrima estaba bajando por mi rostro, y solo había logrado dar un par de pasos. 

    — No te puedes ir solo. 

  — Que no te importe.  — Levanté mis hombros. 

  — ¿Cómo no me va a importar? Mira como estás. 

 — Ya te dije. 

Seguí con el camino, mi cerebro no estaba dispuestos a mandar la orden a mis extremidades inferiores para que se detuvieran. Podía sentir su presencia justo detrás mio, sus pasos eran silenciosos, pero lo sentía seguirme. Saqué mi teléfono del bolsillo y busqué entre mis contactos a mi mejor amiga, para mi mala suerte estaba sin saldo. Aún así seguí con mi actuación que estaba hablando por teléfono, no tenía una excusa para hacer esta pendejada, pero no quería que él se me acercara. 

Lo quería lejos de mí, lejos de mi presencia, lejos de mi corazón. Ya era su fin, nuestro fin.

Al final del corredor, encercado por la naturaleza a un lado y la carretera al otro, unas escaleras que me llevaban a mi escapatoria. La carrera estaba terminando, Chad no me había logrado alcanzar, mis pasos eran rápido, pero él seguía firme en seguirme. 

No recordaba que aquellas escaleras daban a un puente y desde allí no podía lograr que un taxi se detuviera, todos iban veloz por el lugar.  Mis pies parecían como se hubiesen sido apuntillado con el suelo, no sabía que hacer, solo corrí mi cabello hacía atrás pues el fuerte aire lo había conducido a mi rostro. Miré a los dos lados antes de decidir hacia dónde seguir. 

Un mural estaba siendo dibujado por unos chicos y esa era mi respuesta; ese era camino que debía seguir. 

"Yo sé que las cosas cosas lindas se demoran, por eso te voy a esperar" 

Saqué mi teléfono y busqué rápido la aplicación de SanpChat, le saqué una fotografía al mural, quería que Chad entendiera, que él no había sido la cosa linda que estaba destinada para mi vida. 

ya estaba fuera del puente, había llegado a la entrada de un centro comercial en la ciudad. Frené por completo mis pies, me detuve a esperar que pasara un taxi, para mi suerte todo pasaba ocupado, volteé a ver a Chad de reojo y estaba tomándole una fotografía al mismo mural, se había detenido. Vuelvo la vista a la   calle y taxi se detiene a mi señal, lo abarco y giró la mirada a la otra acera, donde Chad no estaba. 

Mi corazón había sido roto en chorrocientos de pedazos, mis lagrimas estaban siendo testigas de mi dolor. 

  — No te sientas mal.  — El conductor me había traído de nuevo a la tierra. — ¿Has terminado con tu novia?

Por unos segundos me detuve a que mi mente procesara la pregunta.  —Negué con la cabeza. —  Si.

El tipo soltó una pequeña risa,nuestras miradas se cruzaron por el retrovisor del auto. —¿Si terminaste con tu novia o no? Me niegas con la cabeza y tu boca me lo afirma. 

  — Intento sonreír un poco. — Si he terminado con ella. 

  — No se preocupe. — Dio un apretón a la bocina del auto.— Todavía es usted joven. El amor puede regresar. Tal vez no era el amor de su vida. 

  — Yo lo quiero demasiado . 

 — ¿Lo? Es chico y no chica.— Afirmo con mi cabeza y llevo la mirada a mis vans. —Ese idiota no merece sus lagrimas. Le voy a dar un consejo aunque no me lo esté pidiendo. Yo tengo un hijo gay y él ha sufrido mucho en el amor, pues todas sus relaciones terminan en engaño por su pareja. En esta ciudad el amor gay no resulta, al final uno de los dos termina siéndole infiel al otro. No busques el amor aquí, no en esta ciudad. 

***

Estaba tirado en mi cama, con la cara inundad por la almohada. Mis ojos estaban inflamándose ya, tomo mi teléfono y le tecleo un par de mensajes a mi mejor amiga, le pido que venga a mi casa. En un par de minutos entra por mi habitación, ya estaba yo sentado con un montón de ponque de chocolate en mi cama y un vaso de leche en el suelo, esperando ser bebida por mi boca. 

—¿Qué te ha pasado? — Me lanzo a sus brazos, necesitaba un abrazo ahora. 

Termino de contarle todo lo que ha pasado, ella no dejaba de hacer gestos con su cara. Golpea mi cabeza con la almohada llena de mis mocos.

  —Vamos a casa de April, allí estamos todos los fideos. 

Así nos llamamos a nuestro grupo de amigos. Calcé de nuevo los tenis y salimos de mi casa. 


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