El capitán Watt tomó la costumbre de visitarme en cualquier momento del día. Y durante días no avanzamos nada en nuestra investigación. Pero hicimos un descubrimiento interesante.
Un día particularmente lluvioso, me encontraba leyendo en el solarium cuando él apareció. Lo supe por el frío.
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-Este solía ser el invernadero de mi madre. -dijo con nostalgia.
-¿En verdad? Sí, puedo imaginármelo. La primera vez que nos vimos mencionó el ala de huéspedes. Actualmente la casa está dividida en ala norte y sur.
-Ha habido muchos cambios. -mencionó con cierta tristeza. Me parecía extraño en un hombre tan dominante y autoritario. Entonces me puse en su lugar y lo compadecí.
-Muchos años, muchos propietarios. Mis padres habían hablado de convertir la casa en un lugar de retiro, para personas mayores. O un hotel para vacacionar.¿Le importaría?
-No, realmente. -me sorprendió su respuesta. -Me gustaría poder mostrarle cómo era todo en mi tiempo. Cada vez que me encuentro con usted, todo cambia a mi alrededor, como un caleidoscopio.
-Debe ser aterrador. -dije imaginando la situación sin lograrlo.
-Al principio... -se detuvo de lo que iba a decirme.
-¿Si?
-No veía los cambios. Siempre me encontraba molesto...
-Conmigo. -terminé por él.
-Sí.
-Lo siento. Esto también es extraño para mí. -me quité los anteojos y presioné el puente de mi nariz.
-No lo sienta, por favor.
Levanté mis ojos hacia él, aunque no lo veía bien, porque su voz sonó... como un ruego.
-¿Qué?
-Paso los días recorriendo la casa, intentando encontrarla. Todo es nuevo y excitante... y la compañía más que agradable.
De pronto, todo tuvo una tonalidad verde. Me puse los anteojos y vi, con asombro, como el solarium había sido invadido por toda clase de plantas y flores.
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