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Mayte no podía dormir, había pasado tres días desde su cita y Manuel ni siquiera le había enviado un mensaje, cosa que re muy inusual, ya que desde que habían comenzado a verse no pasaba ni un día en que no se mandaran algún mensaje, aunque sea solo para decirse hola. Mayte sabía que había arruinado todo; lo sabía desde que había pronunciado que sí, y lo había visto alegarse física y metafóricamente.

Lo último que le dijo fue hasta mañana, pero ese mañana nunca llegó. Mayte pensaba en él, en los mensajes, trató de justificarlo, pero sabía exactamente lo que le sucedía, trato de aceptarlo. Pero esa noche era diferente, estaba en su cama mirando al techo, pensando èl, en lo mucho que lo echaba de menos en su vida; su risa, sus profundos ojos avellana mirando directamente su alma.

Se dio la vuelta, tomo el celular de su mesa de noche y miró el reloj: 2 AM. Abrió la conversación que tenía con Manuel "te extraño" escribió  y lo vio durante un par de segundos. No demasiado romántico, parece no ajustarse a la situación. Lo borró "Nos extraño" esta vez ella sonrió con orgullo, era exactamente lo quería decirle.

Lo envió sin pensarlo dos veces y sonrió, pensando en que él lo leería por la mañana, justo después sus maravillosos ojos color avellana.

Maldición. Se preguntó como se vería por las mañanas, Que vestía al dormir? Si.....Oh Dios, Y si dormía sin camisa? Ella sacudió la cabeza y bloqueo el teléfono, sonriendo mientras lo puso de nuevo sobre la mesa. Pensó que finalmente podía dormir tranquila.

Bueno pues estaba equivocada.

-¿Qué coño estabas haciendo?-  Fernando sonaba enojado y la hizo temblar. Mierda, mierda, mierda, mierda.

-Nada,  yo solo quería........ Saber la hora- se acostó, con la esperanza de que la oscuridad escondiera el miedo en sus ojos.

-¡¿Oh enserio?!- estiró el brazo y tomó el teléfono. May se maldijo por no tener una contraseña. Lo primero que vio fue la conversación con Manuel.

Fernando vio todos los mensajes y leyó algunos en voz alta "gracias por el maravilloso momento que me hiciste pasar", "¿Quieres que nos veamos de nuevo mañana?" y "Hay que hacerlo de nuevo pronto".

-¿Qué chingados significa esto, Mayte?- exclamó, tratando de mantener la calma tanto como pudo.

-Nada-le arrancó el teléfono de la mano con un valor que para ella era inexistente; un valor que solo le hizo enojarse más.

Fernando la tomo por las muñecas y la empujó contra el colchón:

-¿Quién es ese hombre, Mayte? ¿Quién es Manuel?-le obligó a responder y Mayte tragó saliva.

-El nuevo director. Nos.... Salimos a almorzar un par de veces, pero solo por trabajo. De verdad Fa-

La golpeo en la cara en un suspiro.

-Si por supuesto, trabajo, ¿Qué tan pendejo crees que estoy?- se subió encima de ella; sintió su erección contra su estómago. Enserio toda esa situación lo prendió, En que monstro pervertido se convirtió?  El estómago le dolía y tenía nauseas con solo pensarlo.

-Dejaste que te follara, verdad?-

-No- la golpeo otra vez. Mayte grito de dolor: -Te lo juro Fernando, nunca me ha tocado-.

-No te creo- gritó, mientras le arrancaba las bragas. La cabeza de May daba vueltas, mientras repetía en su cabeza: oh no. Por favor no. No otra vez. Por favor.

Por un segundo pensó que todo era una pesadilla, pero cuando sintió sus manos en deslizarse en su vagina, se dio cuenta que no lo era:

-Te tocó de esta manera- Mayte estaba fría como el hielo y seca como el desierto, pero a Fernando no le importaba en lo absoluto: introdujo dos dedos dentro de ella de igual manera, haciéndola arquear la espalda de dolor.- Lo hizo así, verdad?-.

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