Seis.

139 20 66
                                    

  Nos decidimos por dar un corto paseo por la zona, tirándonos bolas de nieve entre nosotros cuando alguno se ofendía por algún comentario del otro. Hasta el momento la expedición había resultado entretenida, aunque los helados vientos me hacían temblar tanto que parecía hecha de papel. Mis pies se hundían cada vez más profundamente en la fría y blanda nieve. Trataba de ser cuidadosa con cada paso, prestando atención al camino, no quería volver a caer. ¿Quién aseguraba que Luke me volviera atrapar una tercera vez? Exactamente: Nadie.

  Suspiré exasperada cruzándome de brazos. Hacía frío, pero lo que más me molestaba en esos momentos era no poder soportar a Luke. Hasta ahora solo podía confirmar que lo que existía entre nosotros era una especie de relación amor odio. Me sonrojé ante tal pensamiento y rodé los ojos.

—¡No te pongas así! Era una broma —bufó dándome la espalda para seguir avanzando con largas zancadas. Ashton reía por lo bajo por nuestra pequeña escena.

—Luke, me diste en la cara —repetí entre dientes, limpiando los restos de la bola de nieve que me había lanzado hacía un minuto atrás— ¡No te rías! Luke, ¡no es gracioso! —me quejé al escuchar su risa.

—¡Fue sin querer! No pensé que te daría en la cara —se excusó él— Quería darte en... no sé, en el estómago o algo así.

—Si cantas mejor de lo que apuntas, seguro te irá bien en la música —comenté por lo bajo. La risa de Ashton me sacó una sonrisa—. Ash, deja de reírte así.

  Me sacó la lengua a lo que negué. —Oh, cállate tú. Me río cómo quiero —comentó por lo bajo, rodando los ojos con diversión.

—Es obvio que canto genial —se defendió el otro— ¿nunca nos escuchaste?

—No te creo y no —él elevó una de sus cejas cruzándose de brazos.

—Oh, por favor ya dejen sus tonterías —rogó Ashton jalándome del brazo y lanzándole una mirada de súplica a Luke—... y por cierto, yo canto mejor. Pero se me está congelando el culo en este lugar. ¿Podemos irnos ya?

—No interrumpas —se quejó Luke, le di un leve empujón mirándolo mal.

—No metas a Ashton en esto —él rodó los ojos.

—Lo que tú digas, odiosa... Y por cierto, canto genial —se defendió una vez más. Bufé exasperada, ese rubio era toda una diva.

  Oscurecía lentamente, aún era bastante temprano, apenas unas horas después del medio día. Sin embargo, no queríamos volver a pasar por una situación similar a la del día anterior. Era poco probable ya que llegamos hasta aquí caminando, pero nunca está demás prevenir. La luz del día era opacada por las espesas nubes grises en el cielo. Fruncí el ceño alzando la mirada, copos de nieve caían sobre nosotros, cubriéndonos lentamente.

—Mejor vámonos ya —dije finalmente.

—¡Al fin alguien me escucha! —Ashton comenzó a caminar en la dirección por la que habíamos venido. Suspiré agotada y me propuse a seguirlo, pero una mano sobre mi hombro me detuvo. Luke—. Oh, vamos. No se entretengan —el castaño se giró hacia nosotros al notar que no lo seguíamos, sus labios habitualmente curvados en una sonrisa eran una sencilla y seria línea horizontal.

—Ahora vamos... —dijo Luke— danos un segundo.

  Ashton bufó girándose y negó. Me estremecí ante una corriente helada, sin despegar mis ojos del castaño. —Bien —dejó caer su tabla de snowboarding en la nieve. Los tres acordamos traerlas para practicar, o ese era el plan. Apenas me acordaba que la llevaba conmigo.

𝗔𝘃𝗮𝗹𝗮𝗻𝗰𝗵𝗮 / ˡᵘᵏᵉ ʰᵉᵐᵐⁱⁿᵍˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora