#10 - Nyrond

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◘◘◘CAPÍTULO DIEZ◘◘◘

—Esto no puede estar pasándome a mí—exclamo, mirando la fotografía que ocupa casi tres cuartos de la pantalla del celular. Estoy impactado.

—¿Estás seguro de que es de hoy?—inquiere Cinthya, rascándose una mejilla, pensativa—. A lo mejor es photoshop.

—No es photoshop—replico, alterado—. Esta imagen es real, no está trucada.

Bajo la cabeza. Mi cerebro parece derretirse dentro de mi cráneo. Si no averiguo pronto qué es lo que está ocurriendo, voy a estallar en pedazos. Tengo que hacer algo. Debo actuar ya.

—¿Este teléfono tiene saldo para llamar?—pregunto. Mis palabras salen atropelladamente de mi boca.

—Claro, sí—espeta Cinthya—. ¿Qué vas a hacer?

—Tengo que hablar con Frank.

—¿Frank?—los ojos de la chica se encienden—. ¿El guitarrista?

—Mjm. Él sabe qué es lo que está sucediendo, y tiene que ayudarme.

Marco el número de mi compañero de banda y me coloco el aparato en el oído. Espero que timbre y resoplo. En cuestión de segundos, Frank atiende.

—¿Hola?—saluda, dubitativo.

—Hola, amigo, soy yo. Nathan.

—Oh, eres tú—repone, y de inmediato baja su tono de voz—. ¿Cómo estás? ¿Estás bien?

—Sí, sí, estoy bien—contesto, nervioso. Cinthya me ojea con curiosidad—. Escúchame, hay un par de cosas que debo preguntarte.

—Nat, no tengo mucho tiempo. Todo está muy caldeado acá.

—Lo sé, Frank, pero por favor, ayúdame. Necesito saber quién es la persona que subió al escenario hoy, y se hizo pasar por mí.

Se oye un sonido a metal, quizás producto de una interferencia electrónica, pero se arregla enseguida.

—Para que entiendas eso, Nathan, tienes que conocer una historia muy larga que, como supondrás, me es imposible contártela ahora.

Comienzo a desesperarme. Frank parece estar esquivándome. ¡Dios! ¿Qué carajos está pasando?

—No me importa eso ahora—exclamo, aturdido—. Solo dime quién es esa persona. ¿Cómo es posible que alguien hago algo semejante?—tomo una bocanada de aire, y me atrevo a inquirir algo que hasta el momento me parecía absurdo y sin sentido—. ¿Es humano? ¿Eh? ¡Cuéntame! Debo saberlo. Por favor.

—No. No es humano.

Quedo estupefacto. La respuesta cortante y directa de Frank me deja helado. Mis ojos se llenan repentinamente de lágrimas y mi garganta se seca.  Un escalofrío recorre mi columna vertebral, desde la primer cervical a la última coccígea. Me duele el cuello y siento náuseas.

—Nada es lo que parece, Nathan—prosigue mi amigo, al percatarse de mi inmovilidad—. A partir de ahora tendrás que ver el mundo de otra forma. Es difícil, lo sé, pero podrás hacerlo.

—Yo… No. ¡Esto es una porquería!

—Cálmate. Si te alteras no conseguirás nada. Créeme.

—¿Qué quieres que haga?—replico, gritando—. ¿Qué clase de monstruo se hizo pasar por mí?

—¿Estás bien?—me pregunta Cinthya, acariciándome el brazo. Está asustada.

La miro con angustia y asiento.

—¿Sigues ahí?—dice Frank, notando mi silencio.

—Sí…

—Escúchame. Ellos pueden llegar en cualquier momento así que presta especial atención a lo que te voy a contar a continuación—aguarda unos segundos, y continúa:— Eso que hoy estuvo ocupando tu lugar en el show es un Nyrond.

Ese nombre.  

La amenaza de Erick se adueña de mi mente. A la Nyrond no le divertirá esto, pero debo hacerlo si quiere tener el collar antes de que se desate la guerra.

¿Qué es eso?—chillo, ansioso—. ¿Es un demonio? ¿Un vampiro, un lobo…? ¿Qué mierda es un Nyrond?

El rostro de Cinthya se transforma al oír la palabra Nyrond. Se lleva las manos a la cabeza y lanza un bufido.

—¡Tranquilízate!—exclama Frank, desde el otro lado del teléfono—. Un Nyrond es un ser especial, una criatura diferente a cualquier otra… Verás, la música esconde muchos secretos. A través de ella puedes sanar y al mismo tiempo, puedes destruir. Es un elemento muy poderoso, Nathan, y puede causar catástrofes si no se utiliza con precaución.

¿Es una joda? ¿Qué está queriéndome decir?

—Tu misión es encontrar el cadáver de esa joven y devolverle el collar antes de que sea tarde. Tu muerte no es nada comparado con lo que puede llegar a pasar si no eres capaz de cumplir con el cometido que ella te dio.

—¿Tiene que ver con el ritual de mis padres? ¿Ellos desataron esto?

—Ellos solo cerraron el círculo, ahora es tu deber…

La línea se corta. El teléfono empieza a emitir ruidos bastantes aterradores. Lo tiro al suelo y me incorporo. Cinthya me imita. Ambos miramos al objeto con terror. Entonces, una canción de nuestro último álbum comienza a reproducirse. El volumen aumenta progresivamente, inquietándome.

Me acerco al celular para apagarlo, aún con todas las dudas rondando mi cabeza, cuando explota. El aparato estalla en cientos de pedazos, dejando rastros de plástico por todas partes.

Trago saliva, impaciente, y me volteo para abrazar a Cinthya. Necesito sentir la compañía de alguien. Preciso convencerme de que no estoy solo en esta lucha.

Pero ella no está a mi lado. Ni siquiera está parada. Cinthya está tirada en el piso, temblando sin coordinación, con los párpados abiertos.

Y con los ojos color violeta brillante.

♦♦♦

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NO ME DEJES CAER -Demonios de la Música #1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora