◘◘◘CAPÍTULO VEINTIOCHO◘◘◘
Sin pensarlo un segundo más, agarro una de las revistas y la apoyo en el mostrador.
—La compramos—exclamo, decidido.
El vendedor levanta una ceja y escudriñándome de arriba abajo, toma el objeto y lo mete en una de las bolsas. Frank, por su parte, me observa con detenimiento y aprieta los dientes.
Cuando terminamos de pagar, salimos del mercado cargados de bolsos. Afuera llueve con intensidad y hace frío. Algunos relámpagos surcan el cielo gris, quebrándolo en mil pedazos.
—¿Viste eso?—le inquiero a Frank, apenas llegamos al vehículo—. La foto en la revista, ¿la viste?
Mi compañero abre el portaequipaje del auto y deposita allí las bolsas. Entonces, cuando cierra la puerta, asiente.
—Mjm. Sí. El tema es que no entiendo por qué tanto escándalo. Ya lo hizo una vez, ¿o no?
—¿Laura?
—Sí, ella—Frank se queda inmóvil y mira hacia abajo, como si estuviera estudiando las próximas palabras que dirá—. Escucha, Laura es capaz de convertirse en cualquiera de nosotros tres, cuando lo desea. No me preguntes por qué, ya que no tengo idea. Quizás, Caden le dio ese don…, qué sé yo. El hecho es que hay que cuidarnos de ella, porque es demasiado peligrosa—guarda silencio unos instantes y prosigue:— Hagamos una cosa. Para asegurarnos de que somos nosotros, inventaremos un código, ¿te parece?
—Está bien.
—Tiene que ser algo habitual, como por ejemplo, uno dice: “está fresco, ¿no?”, y el otro contesta: “sí, más o menos”—Frank esboza una sonrisa, como si su idea hubiera sido excelente.
Suspiro.
—Dale. Me parece perfecta—vocifero, y me rasco la barbilla—. ¿Sabes? Antes de partir, iré al baño. Espérame que ya vuelvo.
Arranco a caminar a paso apresurado rumbo a los baños, para no mojarme. Lo último que quiero es arribar a la casa de mis padres totalmente empapado. Mientras avanzo, mi mente juega con todo lo que ha pasado últimamente.
La semana pasó velozmente. Ocurrieron tantas cosas en el correr de estos días… Primero, la aparición de la chica misteriosa, que resultó ser Sofía, la hija muerta de Laura. Luego, el encuentro con Cinthya, la ida a su casa, el collar flotando… Después la noche en el hospedaje, la llegada a la terminal, los chicos en el baño, la gente con los ojos violetas, el accidente en el ómnibus… La supuesta muerte de Cinthya, mi internación en el hospital, mi encuentro con Laura, los Nyronds, Cinthya, nuestro primer beso, el disco de oro…
Demasiadas cosas en tan poco tiempo.
Entro al baño con cuidado. Para mi fortuna, el lugar está vacío. Es un sitio sucio, con feo olor y mal cuidado, pero está hundido en el silencio y la soledad, y eso me tranquiliza. Necesito estar conmigo mismo unos minutos.
Cuando termino de orinar, salgo del cubículo y me miro en el espejo que hay colgado sobre el lavamanos. Estoy defenestrado. Esa es la definición acertada. Estoy hecho pedazos, destrozado, acabado… hecho mierda. Tengo unas ojeras que parecen pintadas con marcador violeta, mi rostro denuncia palidez extrema, y mi peso, sin lugar a dudas, ha descendido al menos, unos cinco kilos.
Apoyo mis manos en el mármol frío y agacho la cabeza. Repentinamente, los ojos se me llenan de lágrimas. Trago saliva e intento no llorar. Tengo ganas de gritar, de irme lejos y no volver. Tengo ganas de desaparecer.
Cierro los párpados. La imagen de Sofía, hablándome sobre el collar, se entrelaza con la sonrisa de Cinthya y las voces de mis padres, la voz de Laura maldiciéndome, y la canción rebobinada de Puedo Dominarte, con el mensaje subliminal… la mancha en mi cuello, el ardor en mis brazos y piernas…
Me saco el buzo. Abro los ojos y miro mi reflejo. Estoy llorando. Dejo que las lágrimas recorran cada poro de mi rostro y se pierdan en mis labios. Sin sopesarlo, me quito la remera. La mancha está ahora en todo mi torso y parte de mis abdominales. No me interesa. Me bajo los vaqueros y me saco los championes…
Me desnudo. Estoy sin ropa frente al espejo. Sé que en cualquier momento puede entrar alguien, pero no me importa en absoluto. ¿Qué puede pasar? ¿Que me traten de loco?... ¡Oh, Nathan, el sexy rubio de “Seven Moons”, ahora morocho, fue fotografiado desnudo en un baño público! ¡Las revistas se agotan al mostrar fotos inéditas de Nathan Tyler sin ropa, mostrando sus partes íntimas, no se pierda la oportunidad de verlo usted también!
Pues, me vale mierda lo que opinen. Soy un chico común al que la vida le regaló una oportunidad única, pero soy un joven normal. Y también tengo sentimientos. También rio, lloro, me ducho, me ensucio, sufro, tengo sexo, voy al baño, me emborracho, chamuyo, duermo hasta tarde, como como un desequilibrado… Al fin y al cabo soy una persona. No soy un extraterrestre ni nada por el estilo solo por ser famoso y tener miles de millones de fans atrás de mí.
Una vez dije que odio ser famoso, y siempre mantendré ese pensamiento firme. Si pudiera volver el tiempo atrás, lo haría.
***
Está amaneciendo. El sol parece querer asomarse detrás de las nubes oscuras, pero la lluvia le gana de mano y termina desembarcando su furia sobre la tierra.
Hoy a la noche se cumple el plazo. Sí. Pasaron dos días desde que arribamos a la estación de servicio. Durante ese tiempo, hemos estado alternando el manejo del auto, y los horarios para comer y dormir. Afortunadamente, nada ha retrasado nuestro viaje, y según las propias palabras de mi compañero de banda, cerca de las dos o tres de la tarde estaremos en la casa de mis padres.
Ojalá sea así, porque no aguanto el dolor que recorre cada centímetro de mi piel. La única región de mi cuerpo que no tengo manchada es la cara, pero presumo que será cuestión de horas para que eso suceda.
—¿Qué vas a hacer si tus padres te dicen que el cadáver de Sofía está lejos?—inquiere Frank, sin despejar la vista de la ruta mojada.
—No lo sé—confieso—. Lo he estado pensando mucho, pero no se me ocurre nada. Supongo que me convertiré en un Nyrond y Caden cumplirá con su objetivo, ¿no?
Frank se encoge de hombros.
—Eso no puede ocurrir, amigo, hay que evitarlo como sea. Si hace falta robar un avión, lo haremos. Al final de cuentas, dudo que nos nieguen algo a nosotros.
Asiento. Frank tiene toda la razón. No puedo dejar que me conviertan en Nyrond.
—Promete algo—exclamo de pronto, serio.
Mi compañero arquea el ceño y duda antes de responder:
—¿Qué quieres que te prometa?
—Prométemelo, y te lo digo—inhalo hondo—. Por favor.
Frank resopla, malhumorado, y accede:
—Está bien, sí, te lo prometo.
Lo miro a los ojos y esbozo una sonrisa melancólica.
—Si no llegamos a encontrar a Sofía a tiempo, quiero que me mates.
—Pero…
—Me diste tu palabra, Frank, no puedes echarte para atrás… Confío en ti.
♦♦♦
Hola! Aqui les traje el antepenúltimo capítulo, el capítulo 28. Espero que les guste mucho. :) Comenten y voten.
Con respecto a la noticia, mañana jueves (o hoy, mejor dicho xD) estaré subiendo el penúltimo capítulo (el 29).
Y el VIERNES, subiré el ÚLTIMO CAPITULO de NO ME DEJES CAER, con una SORPRESA al final. (A un costado dejé una foto promocionando el final)
Gracias a todos ustedes que leyeron esta historia desde el inicio y confiaron en ella, haciendola lo que es. ♥♥
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NO ME DEJES CAER -Demonios de la Música #1-
Mistério / Suspense[FINALISTA EN LOS PREMIOS WATTY 2014 - CATEGORÍA: MISTERIO/SUSPENSO] [NOMINADA A 4 PREMIOS ROSSETTI 2014, INCLUYENDO ;LIBRO DEL AÑO;. GANADORA DE 2 PREMIOs ROSSETTI 2014: ;AUTOR DEL AÑO; Y MEJOR VILLANO] ;(...) La música esconde muchos secretos. A...