#21 - Al borde de la verdad

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  • Dedicado a Joanna Fann Alberdi
                                    

◘◘◘CAPÍTULO VEINTIUNO◘◘◘

Jonathan me mira serio, con los labios fruncidos y las cejas levantadas, esperando mi respuesta. Yo lo observo atónito, pensando mis futuras palabras con detenimiento.

No tengo opción, esa es la realidad. Tengo que aceptar la propuesta que me está haciendo e ir con él para encontrarme con Laura. Hay que ser objetivos, y pensar en las ventajas y desventajas de la situación. ¿Para qué postergar más el enfrentamiento? Tarde o temprano va a llegar, así que lo mejor es no dar más rodeos, y hacerle frente a mis problemas. Además, ella tiene algo que me pertenece, el collar, y si quiero seguir con vida, debo recuperarlo.

—¿Por qué no vino ella a buscarme?—le pregunto, cruzándome de brazos.

—Ella quiere que tu salida del hospital sea discreta, ¿entiendes?

Lo escudriño de arriba abajo, cavilando su declaración.

—¿Y qué harán cuando un médico entre a mi habitación y no me encuentre? Eso sí será un escándalo internacional.

—Ese tema está solucionado—replica, secamente—. Ahora, vámonos ya.

Jonathan me agarra del hombro y me cincha. Yo me quejo, pero sigo sus pasos. No veo la hora de llegar hasta el hotel y escupirle todo lo que tengo atragantado a la perra de Laura.

No veo la hora de vengarme por la muerte de Cinthya.

Salimos por una puerta trasera del hospital. Afuera está lleno de jóvenes con carteles, vinchas, rosas, y ese tipo de cosas. Todos gritan con euforia mi nombre, mientras saltan, se hincan o lloran.

—¿Qué haremos?—le inquiero a Jonathan al ver el panorama—. No será fácil salir y que no me noten.

Mi guardaespaldas no dice nada. Me upa, y me aprieta el rostro contra su cuerpo. Siento su olor a transpiración y me dan náuseas. ¿Verdaderamente cree que nadie me va a reconocer?

—Listo—me dice luego de un par de minutos—. Llegamos.

Quedo perplejo. ¿Cómo hizo para pasar desapercibido entre tantos fans? ¿Es un Nyrond? Seguramente.

Me estremezco.

Jonathan me baja con brusquedad, y me apenas tomo contacto con el piso, me mareo. Me arde la espalda, y también la parte posterior de ambos brazos. Estoy convencido de que la mancha se ha propagado, pero no quiero ni mirarme.

—Súbete—chilla mi guardaespaldas, sacándome de mis pensamientos—. No podemos perder más tiempo. Laura nos quiere en Monteciego lo antes posible.

Analizo el auto que hay frente a mí – un Audi A6 allroad quattr, de color negro–, y repentinamente un escalofrío recorre mi cuerpo. Me acuerdo del accidente en el ómnibus.  Los gritos, los llantos, la desesperación, el fuego… la explosión. ¿Cómo es posible que yo haya salido prácticamente intacto, cuando todos murieron? ¿El collar me protegió?

Jonathan abre la puerta del vehículo, y yo entro. Él se sienta en el lugar del conductor y enciende el motor. El sonido del auto arrancando eriza cada vello de mi piel.

—¿Qué hora es?—exclamo, intentando escapar de los recuerdos—. ¿Cuándo llegaremos a Monteciego?

—Son las diez y media de la mañana—me contesta él, sin apartar la vista del camino—. Si no tenemos ningún percance, supongo que estaremos en el hotel a eso de los once de la noche.

Arqueo las cejas y me rasco la barbilla.

—¿En qué te metiste, muchacho?—susurra Jonathan, y su voz de pronto se vuelve más suave y comprensiva—. Laura está furiosa contigo.

NO ME DEJES CAER -Demonios de la Música #1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora