Pegadito a mi...

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Y con un imperceptible ronroneo te acurrucaste, suspiraste largo y profundo y así quedaste pegadito a mí. Podía sentir tu cuerpo, el latir de tu corazón, tu perfume embriagante y tus manos tibias sobre mí. Cerraste los ojos y podía ver una sonrisa dibujada de perfil.

Con un ronroneo te acurrucaste, con todas las ganas contenida y pronta para salir, para comenzar un sueño que varias veces soñaste a solas pensando en mí. Suspiraste largo y profundo y susurraste "al fin" y así comenzó esta historia, que ahora sé, no tiene fin...

Revolución...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora