6. Familia

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Len y yo salimos de la central luego de saludar a Mic, mejor mantener buenas relaciones con ella. Dado que la patrulla esta averiada, hoy haremos nuestra ronda a pie, podría tomar otra de las patrullas pero no quiero conversar con personas por el momento.

Al menos hoy no parece pasar nada fuera de lo común, ni siquiera pongo una multa ni nada. Así que decido reanudar mi práctica de tener una conversación decente con Len.

– Veo que hoy estas como nuevo Len.

– Afirmativo.

– Me alegro. Bueno, te aviso que los peces están bien y te los traeré de una u otra forma.

No dice ni hace nada, solo continúa caminando a mi lado. Decido dar un giro diferente a la conversación.

– Cambiando de tema, escucha: ¿no crees en fantasmas?

– Es una pregunta inesperada.

– ¡Aja! Al fin pareces algo desconcertado. Lo digo porque estoy segura que en la central tenemos uno o dos.

– Un ser que supuestamente es la manifestación de un humano luego de muerto ¿en la central?

– Nop. Este fantasma es único: está vivo aún – lo digo muy seria. Hay un largo silencio.

– Agente Clouven, sus referencias al doctor Duclou pueden considerarse ofensivas.

– ¡¿Qué?! ¡¿Duclou?! ¡¿Quién dice que...?!

Me mira.

– ¡Está bien, está bien! Es que en serio me parece uno. Si no fuera porque veo que interactúa con otros y de vez en cuando lo veo comiendo en la cafetería creería de verdad que es un fantasma – continua con su vista en mi – eso o un vampiro – agrego agitando un dedo en su cara.

Está a punto de responderme cuando suena mi comunicador.

– 311 responda.

– Te copio, Violet.

– Tienes un cambio de planes. Ve a la escuela primaria local.

– ¡¿Qué?! Oye, oye eso no...

– Son órdenes del capitán. Cambio y fuera.

Me quedo con un tick en el ojo izquierdo. No puedo desobedecer. Si el capitán se entera... mi imaginación vuela hacia una imagen de mí en las calles como indigente, y Len convertido en una lavadora muy seria y fascinada con los peces.

Me marcho a la primaria.

Nunca he estado mucho tiempo cerca de los niños, son muy diferentes a los adultos y a los androides. Son un arma de doble filo, y los 2 apuntan hacia mí: preguntas incomodas y la habilidad de verse inocentes hagan lo que hagan. ¿Qué más puedo pedir?

Al llegar me quedo a una distancia prudente, en el estacionamiento; después de todo solo es una ronda rutinaria, solo debo observar que todo esté en orden.

Luego de un tiempo, suena la campana de salida, los niños salen y se dispersan, hay algunos padres que aparcan y se acercan a ellos.

– Mirá ¡una policía! ¿Por qué no eres policía? – oigo que un pequeño le dice a su padre.

– No era algo que llamase mi atención.

– Pero, ¿Qué tiene de interesante tu trabajo?

Creo que es mejor irme, no quiero ver cómo termina esa conversación. Llamo a Len con un gesto y mientras me retiro escucho que el padre le dice:

– Bueno, ya súbete al auto, se me hace tarde.

– Pero no respondiste a mi pregunta.

– Solo hazlo, date prisa.

– ¡No quiero! ¡Además tú no eres mi papá!

Giro mi cabeza justo a tiempo para ver a Duclou haciendo vanos intentos para que el niño se meta al auto de forma tranquila. Mi tick vuelve automáticamente. Si por mi fuera, lo dejaría tener un duelo con el niño toda la tarde, pero me aterra qué futuro le espere al pequeño si lo hace enfadar.

– O-oye, déjame ayudarte, Duclou.

Si siquiera voltear a verme exclama:

– Cluoven, no necesito de tu asistencia, ademas tu ronda ya ha concluido.

– Estimado Dr. Duclou solo tengo que decirle que yo elijo a qué hora termina mi ronda y que deseo ayudar al niño en particular.

– ¿La conoces? – el niño me mira receloso.

– Si, Ian. Se hace tarde. Sube. Ahora. – Su tono es monótono y no revela ninguna emoción.

Por un momento solo se escucha el bullicio de la gente de alrededor y el soplo del viento.

– Si, tío Derek – e Ian se adentra en el vehículo.

Ahora, más que aversión por el niño, siento pena por él. Tener a Duclou de pariente debe ser miserable. Ian cierra la puerta a y se pone el cinturón a toda prisa. Sin duda conoce bien a Duclou. Queda un silencio pesado.

– No sabía que tuvieras un sobrino.

– En realidad tengo 2. Son de mi hermana.

– Veo que...–iba a decir: "que hasta tú tienes familia". Me muerdo el labio. – Que lo recoges hoy. Ve con cuidado. Salúdame a tu hermana.

– Lo haría, pero ella falleció.

Parece que envejezco 15 años con cada palabra que sale de mi boca.

– Lo lamento. ¿Y su padre?

– Trabajando.

– Ya veo. Bueno, te dejo.

Hace un leve asentimiento y se marcha.

Busco a Len. Esta alejado por 3 metros, observando en silencio la escena. Nos marchamos y luego de pasar a sellar mi tarjeta en central pasamos todo el resto del día en el parque alimentando a los peces.


Creo que se llama: "Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora