bloqueado

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Naturalmente todas las razones que le había dado a Sally del porqué no debíamos estar juntos me salían espontáneamente pero al intentar escribir otra de mis cartas. Me bloqueé. Pasé semanas sin escribirle hasta que logré pensar en algo.

Y cuando abrí su a casillero me encontré con varios paquetes de galletas con frutos rojos que llevaban mi nombre.
Algunos estaban mas viejos que otros, Sally seguía dejándome sus asombrosas galletas.
Por una extraña razón sentí una punzada de culpa por no haberle escrito pero luego recordé que le estaba diciendo porqué no deberíamos salir y se me pasó.

Me giré dispuesto a dejarle unos dulces que Lucy me había dado en la mañana y al hacerlo me encontré con la cara de Sally.
No dijo nada.

Entonces pasó a ser ese incómodo momento en el que no sabía que hacer. Sólo me miraba. Podría jurar que vi algo de tristeza en sus ojos.
Pero ¿Por qué me miraba?

Le iba a decir algo así como..."¿Que miras? ¿Te gusto o qué?" pero caí en cuenta de que no era la mejor pregunta si nos fijamos en las circunstancias.
Es por eso que extendí mi mano con la carta aún hipnotizado por sus ojos verdes que no paraban de observar cada uno de mis movimientos.

Ella tomó la nota y luego dirigió su vista a su casillero abierto en dónde estaban todas las mil y un galletas que me había dejado por semanas y semanas. Así que agarré todos los paquetes de galletas, sonreí forzosamente y me retiré del lugar.
Sin poder ver como leía mi nota.

Ella no había parado de prepararme galletas. Y yo la decepcioné.

Es entonces cómo me di cuenta de la extraña relación que había entablado con Sally: yo le decía porqué no debíamos estar juntos, ella bailaba conmigo en un pasillo y me regalaba galletas.
Y de alguna forma, me gustaba eso.

¡A Sally Brooks le gusta Even! ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora