Todo está negro. Comienzo a ver una pequeña luz al final y oigo unas extrañas voces coreando un nombre "Tamara" seguido de la palabra "despierta". Intuyo que me lo intentan decir a mí y poco a poco logro ir saliendo de la oscuridad, alcanzando la luz, hasta que ZASH consigo abrir los ojos. Me encuentro en una sala blanca, enchufada a un montón de cosas y rodeada de un montón de personas que comienzan a abrazarme. Pero en ese momento solo se me vienen dos cosas a la cabeza: ¿Quiénes son? Y la más importante: ¿Quién soy?
No logro comprender nada de lo que en este instante está sucediendo, un grupo de chicas, un chico bastante mono y una señora mayor no paran de preguntarme que si estoy bien sin parar de llorar. Pero no soy capaz articular palabra.
- ¿Quiénes soy vosotros? - Consigo decir al fin.
- ¿Cómo? Tam ya estas con tus bromas, te hemos echado de menos. - Dice una chica rubia con ojos marrones y bastante guapa y delgada, llorando y sonriendo a la vez. - Te quiero. - Y me abraza.
- Tam menos mal que estas bien, menudo susto joder. Te quiero. - Dice otra de las chicas dándome otro abrazo. Esta es morena con los ojos marrones también.
- Mi chica es así, hasta en el peor momento consigue estar de buen humor, por eso te quiero mi niña. - Dice el chico muy mono moreno de ojos claros a la vez que me da un rápido beso en los labios, algo que me desconcierta por completo.
- ¿Qué haces? - Digo apartando la cara y empezando a enfadarme por el exceso de confianza. - No os conozco de nada, no bromeo ¿quiénes sois joder?
Todos se miran entre ellos y sin cesar de llorar, la mujer mayor se inclina sobre mí, a la vez que pide a los chicos que avisen a algún médico y salgan un segundo, supongo que para hablar a solas conmigo. Esa mujer la verdad es que me transmite cierta confianza, algo que me agrada.
- Cariño, verás no sé qué te está sucediendo, no sé por qué no nos recuerdas. - Las lágrimas salen de sus ojos sin parar. - Yo soy tu abuela, tu abuela Adela. Llevas inconsciente una semana ya desde el accidente. Tus padres y tú ibais de vuelta a Madrid, a casa, después de las vacaciones. Os fuisteis la segunda semana de Julio, no lo recordarás supongo. Entonces un hombre, no sabemos por qué, dio un golpe a vuestro coche sacándoos de la carretera y descendiendo así brutalmente por una pendiente. - Rompe en un sofoco incesable.
No entiendo por qué, pero me sale darla un abrazo y consolarla cómo puedo. Parece sincera, y siento su energía, siento a mi abuela y siento que ella está conmigo, apoyándome.
Entra un médico en la habitación y hace que mi abuela salga, algo que me preocupa, me siento insegura, desprotegida. El doctor comienza a hacerme un montón de pruebas durante una hora entera. Me pregunta sobre todo lo que se supone que es mi vida y sobre mí, pero no recuerdo nada y no soy capaz de contestar. El doctor sale, me quedo un rato sola y aprovecho para dormir.
Cuando me despierto veo al chico de antes con mi mano entre la suyas, llorando y repitiendo todo el rato que no me quiere perder. Al darse cuenta de que he despertado me suelta la mano y se limpia los ojos con su mano.
- Perdona Tam, sé que no te acuerdas de mí y siento lo que ha pasado antes, te prometo que no se va a repetir, lo juro. - Parece un chico muy sensible y dulce, me transmite algo especial.
- Tranquilo, está olvidado. Perdona, ¿Te importa presentarte? - Digo con una tímida sonrisa.
- Claro perdona peque... digo Tamara. A ver yo soy Alex, Alejandro, y voy a tu instituto. Este año empezamos primero de bachillerato, en un mes solo... Y bueno, desde hace siete meses tú y yo... Eh... Pues... Tú y yo estábamos saliendo, éramos novios vamos. Pero ahora... Tú no te acuerdas, y no te culpo, pero todo lo que hemos vivido, tantos momentos... Adiós a todo.
- Alex, yo... lo siento. Si pudiese acordarme, de verdad...
- Tam, no te preocupes, yo te voy a esperar, lo prometo, te quiero. - Dice bajando la mirada y resbalando de nuevo una lágrima por su pómulo derecho.
La puerta se abre y entra el doctor seguido de Adela, mi abuela.
- Hola Tamara, ¿vas mejor?
- Sí, gracias doctor. - Digo seria mientras Alex sale de la habitación.
- Tamara, tienes una pérdida de memoria a corto plazo, es decir en un par de semanas, con ayuda de tus amigos y tu abuela, conseguirás ir recordando poco a poco todos los momentos, emociones y sentimientos de tu vida.
Mi abuela está esbozando una sonrisa forzada con el fin de hacerme sentir mejor, y así es. Me alegra saber que recordaré todo y volveré a la normalidad. O eso creo. Pero en ese momento mi cabeza comienza a darle vueltas a una cosa: Mis padres.
- ¡Doctor! - Digo cuándo se dispone a salir. - Mis padres, ¿Cómo están?
- Tamara, tu padre... falleció en el momento del accidente. - Dice mientras mi abuela rompe en un llanto. - Y tu madre... está en coma, no sabemos si despertará.
Tras pronunciar estas palabras me da un vuelco al corazón, se me revuelve el estómago e imágenes de mis padres vienen a la mente. Una tras otra, desde que les vi por primera vez hasta las vacaciones de este año. Mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas y no soy capaz de hacer otra cosa que no sea llorar y llorar. Adela y el doctor salen de la habitación dejándome sola y sollozando sin parar hasta que me quedo dormida.
Muchísimas gracias por haber leído el primer capítulo!!! Espero que os haya gustado y que continuéis leyendo los demás y que os gusten.
Muchas gracias de verdad!!! Decidme qué os ha parecido si queréis. ;)
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Rumbo hacia mi corazón
Teen FictionTam, una adolescente con una vida prácticamente perfecta despierta tras un grave accidente en el cuál sus padres mueren y ella tendrá que dejar todo atrás: a sus amigas, a su novio... Para irse a vivir al pueblo con su abuela, donde conocerá a un mo...