Ha llegado el día. El día en el que mi abuela y yo tenemos que irnos para preparar todo al pueblo, antes de que empiecen las clases. En este mes han pasado muchas cosas. Poco a poco gracias a mis amigos y a toda la gente que me ha apoyado he ido superando la muerte de mis padres. Muchos días consigo dormir de un tirón sin despertarme cada dos horas por mis pesadillas. En parte es gracias a que Alex viene a dormir conmigo a mi cama todas las noches, y con él me siento bien, me siento segura.
Por otro lado, todas mis amigas también me han apoyado mucho, hemos ido a la piscina, al cine... Hemos hecho de todo con tal de que yo no tuviese tiempo para pensar en lo sucedido. Cuándo las conté que me iba todas se pusieron muy tristes, pero me entendieron y en estos últimos tres días no hemos parado de hablar de todas las veces que vamos a hablar a la semana por Skype, de que no vamos a perder la relación y de que cada vez que puedan vendrán a verme, al igual que haré yo. Además, cada vez que me entre el bajón, me han dicho que las llame, sea a la hora que sea. Las quiero un montón y ellas a mí igual, no las voy a poder olvidar nunca.
Estamos saliendo ya de casa de Alex, ayer ya me despedí de todos mis amigos así que ya no sé cuándo les volveré a ver. Nos subimos al coche de los padres de Alex. En él van en los asientos de delante su padre y mi abuela, y detrás, nosotros dos. Cuando fui a coger las cosas que quedaban en mi casa fue muy duro, pero poco a poco voy superándolo.
Llegamos a Atocha, dónde tenemos que coger mi abuela y yo un autobús hasta Toledo y ahí coger otro en dirección al pueblo. No sé ni cómo se llama, es un nombre muy complicado y creo que nunca me le aprenderé.
Me despido del Padre de Alex y luego de él. Me cuesta muchísimo dejarle y no puedo evitar derramar alguna lágrima. Nos besamos y nos abrazamos prometiéndonos vernos muy pronto. Me ha dicho antes que en dos semanas irá a verme, algo que me consuela la verdad.
Tras un último beso de despedida subo al autobús. Cuando subo veo que no hay dos sitios juntos, sino que solo queda uno delante y otro atrás. Cedo a mi abuela el sitio de delante para que no se maree yo voy al de detrás. Cuando miro a mi acompañante es un chico de mi edad más o menos, el cual tiene los azules y el pelo rubio. Es un chico muy guapo.
El viaje se me está haciendo bastante largo, llevamos una hora y aún queda la mitad del trayecto. ¡Dos horas para llegar a Toledo! Odio el tráfico. De repente oigo quejarse de algo a mi acompañarte y no puedo evitar preguntar.
- ¿Qué te pasa?
- Eh... Nada, el móvil que se me acaba de apagar y ahora no puedo escuchar música. – Dice dejando atrás su cara de enfado y dedicándome una sonrisa. – Bueno yo soy Marcos, encantado.
- Yo Tamara, pero llámame Tam. – Le sonrío.
- De acuerdo, ¿de dónde eres?
- Yo soy de Madrid, pero a partir de hoy voy a vivir en un pueblo de Toledo, pero no sé cómo se llama, iba de pequeña y es que me daba asco su olor a caca de vaca. – Provoco que se ría al decirlo.
- Pues no te lo vas a creer, pero yo soy de un pueblo de Toledo, vengo de ver a mis abuelos en Madrid, hoy me quedo a dormir en Toledo con un amigo y mañana vuelvo a mi pueblo. Dice mirándome intensamente. – Y, si no te importa decírmelo, ¿por qué vas a vivir ahí si no te gusta?
- Por mi abuela. – Mis ojos se humedecen y bajo la mirada. – Hace algo más de un mes tuve un accidente y mis padres murieron, solo me queda mi abuela y ella es de allí, así que he de ir. – Digo mientras una lágrima me resbala.
- Lo siento, no debí preguntar. – Dice confuso y levanta con su mano la barbilla para que lo mire a los ojos. – No llores Tam, una chica tan guapa como tú no se lo merece. – Al decirlo me sonrojo y miro hacia otro lado.
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Rumbo hacia mi corazón
Teen FictionTam, una adolescente con una vida prácticamente perfecta despierta tras un grave accidente en el cuál sus padres mueren y ella tendrá que dejar todo atrás: a sus amigas, a su novio... Para irse a vivir al pueblo con su abuela, donde conocerá a un mo...