Estoy en un coche, mi madre, mi padre... Nada. Me despierto agitada y entre lágrimas. Millones de imágenes sobre lo que sucedió aquel día atormentan mi mente en un sueño y logro recordar cómo fue.
Se abre la puerta y aparece una enfermera con un carrito, me pregunta cómo estoy, me da una bandeja con mi desayuno y se despide deseándome que tenga un buen domingo. Mi abuela está durmiendo en el sofá, pero al oírme se despierta. Se asusta al verme con tal mala cara y la cuento lo que he soñado y lo que he recordado.
He pasado más de dos horas charlando con Adela y he recordado un montón de cosas sobre ella. Recuerdo que siempre he estado muy unida a ella, en parte porque es la única abuela que tengo. He recordado que ella es la madre de mi padre y que su marido murió siendo muy pequeña yo. Además, también he conseguido acordarme de que mis otros dos abuelos viven en California, pero no les considero mis abuelos. Son los padres de mi madre, sí, pero ellos nunca me han hecho caso, como mucho les veía una vez cada dos años y mi madre no quería saber nada de ellos.
Me ha venido muy bien esta charla y he conseguido recordar muchas cosas que, sin ella, no lo habría hecho. La puerta se abre y entran las cuatro chicas de ayer y Alex. Al verle de nuevo se me viene a la cabeza el día en el que me pidió salir y acepté encantada ya que llevaba más de dos años colada por él.
Todos me saludan con una sonrisa forzada transmitiéndome seguridad. Mi abuela me da un dulce beso en la frente y sale de la habitación para que podamos hablar tranquilamente. Los chicos se acercan y se sitúan rodeando la cama en la que estoy sentada. Entonces, la chica rubia que el otro día me dijo que si bromeaba, comienza a hablar.
- Tam, sabemos lo que te pasa y que poco a poco nos irás volviendo a recordar. Nosotras somos tus mejores amigas, llevamos juntas desde que teníamos cuatro años y hemos sido inseparables siempre. Bueno y mi nombre es Susana. – Dice a la vez que una lágrima resbala por su mejilla, algo que produce que se me revuelva el estómago.
- Así es, bueno yo soy Ana. – Dice otra de las chicas, esta es morena con los ojos marrones y no es tan guapa como Susana, pero parece muy maja.
- Yo soy Marta, Tam te prometo que te vamos a ayudar y apoyar de verdad. – Comenta una de las chicas de mi derecha con la voz temblorosa y me da un beso en la mejilla, algo que esta vez, no me molesta. Marta es morena con los ojos oscuros, pero muy guapa y delgada, parece muy lista y una persona sensata y razonable.
-Tam... Esto yo... Yo soy Carmen. – Dice la última chica, es morena con los ojos claros y se parece bastante a Alex, me da la impresión de que es su hermana. – Te queremos, eso no lo olvides, por favor. – Estalla en sollozos y con un impulso me abraza sin cesar de llorar. No lo rechazo.
- Tam, lo que te ha pasado es muy duro, pero sabes que nosotros vamos a estar ahí siempre que nos necesites. – Afirma Ana uniéndose a nuestro abrazo.
De uno en uno, los demás, se van uniendo tímidamente al abrazo, con el fin de que yo no me enfade y les diga que se marchen. Algo que no estoy dispuesta a hacer. Sé que ahora no me acuerdo de ellos, pero hay algo dentro de mí que me dice que es lo que debo hacer.
El abrazo dura unos veinte segundos y mientras se me viene a la cabeza una imagen en la que estamos todos juntos, con cinco chicos más en un parque. Parecemos felices y pasándonoslo en grande. Yo estoy con Alex, abrazada. Susana y Ana están abrazadas a dos de los otros chicos, intuyo que son sus novios, y Marta y Carmen están charlando riéndose con los otros tres chicos.
Una vez el abrazo termina esa imagen desaparece de mi cabeza y no puedo evitar preguntar sobre ella.
- Susana, Ana. – Digo tímidamente. – Vosotras... Tenéis novio ¿verdad? – Me miran asombradas y todos esbozan una tímida sonrisa.
- Sí, pero Tam, ¿cómo lo sabes? ¿Has recordado algo? – Dice Ana.
- Sí, cuándo nos estábamos abrazando, una imagen de todos nosotros y cinco chicos más vino a mi cabeza. Estábamos en un parque. – Todos sonríen. – Alex, también he recordado el día que empezamos a salir y... que te quiero.
- Tam... - Dice a la vez que sus ojos se llenan de lágrimas. – No tenemos que ir rápido, te quiero y esperaré.
Alex está a unos centímetros de mí, algo que provoca que los latidos de mi corazón se aceleren. Me van pasando por la cabeza un montón de momentos con él. Momentos de alegrías, de penas, discusiones, reconciliaciones... Entonces, esta vez, soy yo la que se lanza y nuestros labios se tocan lentamente, con miedo, con timidez, pero también con amor. Más imágenes. Recuerdo la última, habíamos quedado el día del accidente, cuando llegase a Madrid. Ese día daríamos un paso más en nuestra relación. Algo que queríamos hacer, pero no nos atrevíamos, hasta ese día. Nuestra primera vez. Pero al final no puedo ser, sucedió todo y... Hasta hoy.
Nuestros labios se separan. Le miro a sus preciosos ojos azules que me hipnotizan. Gracias a ese beso lo recuerdo. Recuerdo todo, todos nuestros momentos. Eso es algo que me hace sonreír.
- Alex. – Digo susurrando. – Lo recuero, recuerdo todos nuestros momentos, incluso lo que pensábamos hacer antes de que sucediese esto...
- Tam, ¿de verdad? – Dice sonriendo – Es... Es lo mejor que me podías haber dicho. Me alegro, me alegro un montón.
Otro beso llega sin esperármelo, algo que me encanta. La puerta se abre y nos interrumpe. Miro para ver quién es y veo al doctor, el cuál pide a Alex y a las chicas que salgan de la habitación. Por un momento he pensado que Alex y yo estábamos solos.
- ¿Cómo vas? ¿Has recordado algo?
- Así es Doctor.
- Me alegro en ese caso Tamara, venía a proponerte algo. No sé si estás preparada, pero creo que es algo importante. – Dice mirándome a los ojos. – Tamara, ¿quieres ir a ver a tú madre?
- Sí. – Digo sin pensármelo dos veces y mis ojos se llenan de lágrimas.
Me levanto despacio para no marearme y sigo al doctor. Estoy a punto de romper a llorar, no creo que esté preparada, pero quiero estar con ella. Lo necesita. Llegamos a la última habitación de mí mismo pasillo y el doctor abre la puerta lentamente y pasa. Le sigo y al verla tumbada sin moverse, en coma, rompo a llorar desconsoladamente. Corro hacia ella para abrazarla y apretándola entre mis brazos sin dejar de llorar, todos los recuerdos con ella y con mi padre vienen a mi cabeza.
No soy capaz de soportarlo. Cada vez lloro más, solo quiero que esto se acabe. Que vuelva a ser como antes. He perdido a mi padre y temo perderla a ella también. Me siento sola, vacía. Me tumbo a su lado para estar con ella. Sin dejar de llorar, y poco a poco mis ojos se van cerrando, hasta que por fin me quedo dormida. La respiración de mi madre y la mía se funden en una y consigo descansar, algo que no he conseguido del todo hasta ahora.
¿OS HA GUSTADO ESTE CAPÍTULO? Espero de corazón que sí y que sigáis leyendo el resto de capítulos!!! Muchas besos y opinad lo que queráis!!
Iré subiendo los capítulos cada dos días o así. ;)
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Rumbo hacia mi corazón
Teen FictionTam, una adolescente con una vida prácticamente perfecta despierta tras un grave accidente en el cuál sus padres mueren y ella tendrá que dejar todo atrás: a sus amigas, a su novio... Para irse a vivir al pueblo con su abuela, donde conocerá a un mo...