Capítulo 5

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Me despierto aturdida por otra de mis pesadillas. Llevo ya cinco días en este pueblo, y mañana empiezan las clases. Estoy nerviosísima. En estos días no he salido de casa, solo cuándo mi abuela me pedía que la ayudase con la compra y eso que han sido las fiestas. Pero no tenía ganas.

Me he pasado estos días hablando por Skype con mis amigas y con Alex. Marta ha empezado a salir con David, la verdad es que se veía venir, hacen muy buena pareja. Carmen, como de costumbre sigue rechazando a los chicos y solamente se centra en estudiar y pasárselo bien. Susana por otro lado sigue perfectamente con su relación con Roberto, en cambio Ana lo ha dejado con Mario, aunque yo creo que no tardarán en volver, están hechos el uno para el otro.

Cuándo bajo a desayunar veo que mi abuela está charlando tranquilamente con otra señora que no sé quién es, será una de sus amigas. Me preparo el desayuno y cuándo voy al salón mi abuela me ve y me saluda.

- Hola cariño, mira esta Dominga, una amiga mía y además es la vecina.

- Hola. – La saludo dándola dos besos y con una pequeña sonrisa forzada.

- Hola bonita, yo soy una amiga de tu abuela, vivo en la casa de al lado. Además, vivo con mi hija y su hijo, es decir mi nieto, y es de tu edad.

- Pues podría presentártele, ¿a que sí Dominga?

- Yo estoy encantada de que os conozcáis Tamara, además, podría enseñarte hoy el pueblo y mañana ir contigo al instituto, para que no te pierdas ni nada.

- Sería estupendo ¿a que sí? – Dice mi abuela ilusionada mirándome.

- Claro. – Me limito a contestar.

- A las cinco le tendrás aquí cómo un reloj.

- Gracias. – Digo sonriendo.

Cuándo termino de desayunar subo de nuevo a mi habitación, creo que no me vendrá mal conocer a alguien de aquí y además conocer el pueblo dónde voy a vivir. Me pongo música para relajarme y suena Let me love you de Justin Bieber. Es mi canción favorita y siempre que la escucho me pongo a cantar cómo una loca. Me encanta.

Justo antes de comer hago una video llamada por Skype con todos mis amigos de Madrid. ¡Nunca había hecho una video llamada de Skype con tanta gente! Nos pasamos desde la una de la tarde hasta las dos y media hablando de todo. Hasta que me llama mi abuela para comer y les tengo que dejar, aunque me da mucha pena.

Al terminar de comer vuelvo a mi habitación. Ya son las tres y media así que me hecho una siesta hasta las cuatro. Cuándo suena la alarma empiezo a buscar por todo mi armario con el fin de encontrar algo arreglado e informal a la vez y causar buena impresión al nieto de la señora Dominga. No quiero llevarme mal con nadie.

Al final decido ponerme unos pantalones vaqueros cortos y una blusa de color rosa con unas deportivas. A las cinco menos veinte empiezo a maquillarme un poco, aunque no me gusta demasiado. Normalmente solo me hecho algo de corrector y rímel, cómo esta vez.

A las cinco en punto suena el timbre, me hecho un poco de colonia de coco, mi favorita, y bajo. Al llegar a la entrada respiro antes de abrir y una vez lo hago me llevo una sorpresa increíble.

- Así que el pueblo al que te ibas a vivir, olía tan mal y no te sabías ni el nombre resulta que es mi pueblo. – Dice Marcos sonriendo y soltando una pequeña carcajada.

- Perdona yo no... – Digo avergonzada.

- No pasa nada tonta, seguro que en cuanto te lo enseñe quedarás tan enamorada de este pueblo que no te querrás ir. – Me da dos besos y se despide de mi abuela. – ¿Vamos?

Rumbo hacia mi corazónWhere stories live. Discover now