6. Blanco y negro

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Pov. Allen.


La razón por cual, siempre reprimí cualquier atracción sexual hacia otra persona...

era porque sabía que iba a ser doloroso.




Las duchas, ese espacio de higiene e intimidad donde muchos preferían cantar desentonadamente a todo pulmón... yo solo podía meditar sobre las desventajas de la vida en la cual me encontraba ahora.

Desde que era pequeño, siempre supe que algo andaba mal conmigo, porque me quedaba mirando como un idiota, babeando antes esos sugerentes anuncios de perfumes masculinos donde los hombre aparecían mostrando su cuerpo de una forma perfecta, y yo sabía, sabía que estaba mal emocionarme y encenderme por esto, sabía que levantarme a las 3 de la mañana solo para ver porno gay en la noche y tocarme era algo sucio... Puesto que los demás chicos de mi misma edad no eran así. Me preguntaba qué estaba mal conmigo... si todo lo que había a mi alrededor generalizaba un pensamiento heterosexual como lo normal, siempre, desde que estaba en el orfanato antes de conocer a Mana hasta el día de hoy.

Puse la cabeza contra las baldosas, dejando que el agua solo escurra mientras cerraba los ojos contando hasta tres, utilizando la mayor concentración posible para desaparecer... o que el mundo desaparezca, ambas opciones eran aceptables. El mayor problema ahora mismo había dejado de hacer mi atracción hacia cualquier chico solo para centrarme en uno, en el más desacertado de todos, el más inconveniente... no había nada bueno con fijar mi deseos en Lavi Bookman, mi actual compañero de cuarto que no perdía la oportunidad de coquetear con cuanta chica se hallase delante. Era increíble que por mucho que deseara desviar la atención de mis pensamientos todos volvían regresaban hacia él como un gato que siempre cae de pie. No sé por dónde a esclarecerme, habían varias cosas que me acontecían, sobre todos los recuerdos. Comenzaba divagando con la imagen de Lavi sin su parche. La primera vez que lo vi así -porque para el caso, casi siempre dormía con uno puesto- fue aquí mismo, en la duchas y me quedé hipnotizado, era como completar la pieza perdida de un puzzle, así se sentía... y la verdad, muchas veces había dejado libre mi imaginación, recreando en su ojo algo grotesco, a lo cual se sintiera temeroso a mostrar al público, todo lo contrario, era un ojo verde sumamente normal. Pero en seguida tuve que deshacerme toda aquella admiración cuando Lavi, ni corto ni perezoso, hizo un desconsiderado comentario sobre el tamaño de mi pene ¿Cómo alguien puede ser tan atractivo y al mismo tiempo ser tan vulgar? Para más inri, lo hizo asomándose sobre la pared -el tipo se había literalmente colgado como un mono, porque según él, no quería abrirle amistosamente la puerta de mi ducha ¿y cómo podría?- después especuló una comparativa descarada con miembro y el de idiota de Kanda, a lo cual dejó a medias porque abandoné de inmediato el plato de la ducha, aun con restos de champú en el cabello, no sin antes acestarle el jabón a la cabeza soltando algún improperio por el camino.

Definitivamente, mi compañero de cuarto era un idiota que no sabía callarse nunca.

Más tarde, como si Alma pudiera leerme el pensamiento me contó el porqué usa parche, todo comenzó cuando Lavi era pequeño casi pierde el ojo derecho en un accidente automovilístico, se le incrustó un cristal de forma muy profunda que tuvieron que extraer con una pequeña, pero algo complicada, intervención quirúrgica, la mala noticia la recibió cuando le indicaron que nunca más podría volver a tener una visión normal con aquel ojo, solo veía sombras difuminadas y pasajeras que le daban dolor de cabeza, y desarrolló una preocupante fotofobia con la cual tuvo que usar parches oscuros para el resto de su vida. Me sentí muy apenado por el relato, aun si Alma intentó consolarme diciéndome que Lavi no se sentía mal en absoluto por ese look de pirata que tenía por lo que no debía preocuparme. No estaba del todo de acuerdo, en realidad, nunca sabríamos que era lo que realmente pensaba Lavi sobre su ojo, ni como se sentía las tardes en el que un dolor fantasmagórico como la herida de bala de una guerra se apoderaba de él, teniendo que recurrir a algunos calmantes, además, no solo era eso por lo que estaba incómodo, solo me pareció injusto que fuera Alma quien me contara un dato tan íntimo y personal, y no el mismo Lavi...

No puedo dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora