8. Transparencia - II

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Tal vez todo sean excusas... en realidad no sé qué es lo que quiero.

No es por presumir, pero tengo una memoria excelente, tanto que a mis profesores les da bronca en algunas ocasiones que la voz de la clase la lleve yo – echándome al pasillo por no callarme, de eso sí no me siento tan orgulloso de admitir– y muchas veces a la hora de realizar preguntas al aire con respeto a la materia siempre iba acompañado de un "Bookman, tú no respondan".

— Eso es tan aburrido... — Me quejaba echándome a dormir sobre la mesa... porque entre otras cosas, además de almacenar conocimiento me encantaba dormir. A lo que quiero ir, es que precisamente ahora recuerdo exactamente el momento en el que Alma me comentó la llegada de un chico nuevo a nuestros dormitorios, me llené de curiosidad y expectativas ¿sería que que colocarían al nuevo chico con Yu? Vaya, pobre de él... oh, no. Podría ser divertido, sí, estoy a favor de que Yu de una buena vez por todas tenga un compañero de cuarto... Quizás sea el comienzo de una gran historia. Dejé libre mi imaginación por un breve momento cuando Alma me trajo de nuevo al mundo con una necesaria aclaración.

— No, yo escuché que va ha ser tu compañero de habitación.

No era malo, la idea de tener a alguien extra pululando por ahí... Fue cuando una voz inmediata resonó en un eco dentro de mi cabeza. Si iba a tener algún compañero, significaba que no podría volver a traer a ninguna chica de nuevo a la habitación.

¡Eso era terrible! Y la sonrisa en mi rostro se desvaneció lamentándose por ello... si había algo que valorase por sobre el conocimiento y dormir era el sexo. Más que nada, era un prioridad. — Oh... Mierda... — Se me quedó la cara de tonto. Alma sabía antes que YO la llegada del nuevo chico, imperdonable.

Cuando conocí al Allen Walker nocturno la primera noche terminé de confirmarlo, no quiero seguir siendo redundante con ese tema siendo el foco del problema, un problema que veía necesario erradicar. Entonces... ¿cuándo este incordio se convirtió en una preocupación mucho más importante que almacenar conocimientos, el sexo o dormir...?

Estaba más intrigado conmigo mismo, desconocía por total aquella parte de mi, eso no entraba dentro de mis planes a proyecto de vida.

¿Qué pasa? ¿Qué pasa...? No puedo evitarlo, ya he llegado demasiado lejos y mi ser exige saber porqué. Lo sé, soy una persona demasiado curiosa, esto debería ser molesto... pero ya he llegado demasiado lejos con toda esta situación, la cual pedía a gritos una conversación real, de hombre a hombre, con el Moyashi para poder entender qué era lo que se cocía dentro de su cerebro. Por esa razón salí corriendo tras él, un día común como cualquier otro después de clases.

— ¡MOYASHI! — Exclamé lo más serio y fuerte que pude, llamando la atención del resto de alumnos que estaban allí, tan tranquilamente a lo suyo, esa gente no me importaba, solo me interesa que aquel idiota de cabello blanco también dejará un poco la tontería de lado - los sonrojos tan homosexuales, las frases entrecortadas e ideas inacabadas - y pudiera mirarme por más de veinte segundos a la cara. Estaba mirando hacia la ventana con el ceño fruncido -probablemente atragantándose con alguna clase de crisis existencial -cuando reparó en mí se puso pálido, más aún si es posible.

Allen es transparente, como un libro abierto. Puedo afirmar con franqueza que de todas la personas a la única que no esperaba regresar sería yo, y es comprensible, lo que no puedo pasar por alto fue su siguiente paso a tomar, corrió en dirección opuesta a la mía, por todo lo largo del pasillo.

¿De verdad esa es la decisión más sana? Cuando alguien da un paso hacia ti, su primer impulso es correr lejos, podría alguien excusarse con que aún éramos demasiado jóvenes e inmaduros... todos los adultos siempre dicen esa clases de cosas. Siempre.

No puedo dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora