11. Frío como la nieve

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Capítulo 11. Frío como la Nieve.

Primera Caída.

Pov. Lavi 

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-Dos semanas antes-

Domingo.

Eran casi las cinco de la madrugada cuando comencé seriamente a preocuparme por él, por su respiración jadeante cada vez más notorio y algunos movimientos involuntarios, entre ellos, siempre recordaré la forma en la cual extendía su brazo intentando alcanzar algo con los dedos.

Mi primer impulso fue sujetar su mano para calmarlo... pero a medio camino me convencí de que era una tontería. Procedí a una reacción mas normal comencé agitarlo de los hombros mientras lo llamaba, podía abofetearlo si era necesario...

Cada vez resultaba más difícil ignorar los característicos sollozos de Allen en horarios nocturnos, era una persona completamente diferente al día, y me hacía preguntar ¿qué había de malo con él? Creí haberme acostumbrado, creí haberle relegado la importancia que carecía, y en la mañana siguiente aparentaría normalidad, ningún acontecimiento extraño se había producido fuera de la vigilia y me centraba más en mi preocupaciones personales.

Pero las pesadillas de Allen se alimentaba de él de una forma aun más intensa y preocupante. Y pensé "quizás si fuera yo, desearía que me despertasen". Era una buena forma de autoengaño, plagarlo todo de ideas egoístas y egoístas.

Cuando al fin abrió los ojos de par en par, me apartó de un golpe para él lograr incorporarse, hasta mí me sorprendió ese pequeño gesto. No lucía demacrado, solo desorientado. Estructurando lentamente el fondo oscuro en busca de un poco más de lucidez y reparando lentamente en lo apresurado que latía su propio corazón. Posó una mano en su pecho aun con los ojos desorbitados, repitiendo imágenes en su mente que no estaban ahí, por lo que tuve la modesta iniciativa de chasquear frente a su nariz un par de veces los dedos para traerlo por completo a la realidad.

— Allen... pesadillas... — Dije emulando un tono obvio, distractorio. Por el rabillo del ojo, me captó a su lado por fin, y con el desastre de respiración revoltosa logró articular un apenas distinguido "¿Qué?"

Aun no comprendía del todo la situación. Cerró los ojos buscando calma. Ya había logrado amoldar mi visión lo suficiente a la oscuridad para captar el fuerte rubor que cubría sus mejillas a pesar del frío. Un toque de color que siempre me pareció interesante y agradable de admirar.

— Estoy sudando... — Se quejó, totalmente desagradado de su propio aspecto mientras tomaba el extremo de su camiseta para limpiar su frente, en efecto, del delgado abdomen doblado en dos se deslizaban pequeñas gotas brillantes, a lo cual me hizo preguntarme enésima vez... ¿a dónde iba a parar toda la comida que se zampaba? Realmente se veía delgado... más aun, era un cuerpo que aun no había desarrollado la madurez de un hombre — Lo siento... te desperté...

Gracias a ese causal comentario, me di cuenta de la dirección peligrosa a la cual estaba acudiendo mis propios pensamientos (está fuera de lugar aclarar porqué), fue seguido de Allen dejando caer la ropa, cubriendo su barriga de nueva cuenta.

Levanté la mirada y comprobé como su rostro se translucía terriblemente culpable y... cansado. así es como era él, tenía la imperiosa necesidad de no molestar al prójimo, y si con ello debía ocultar su propio dolor, así lo haría. Fue algo que pude comprender con el tiempo.

No puedo dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora