Capítulo 19

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El timbre suena.

Siento como los nervios consumen mi cuerpo entero, no estoy más nerviosa que cuando le dije a Jayson la noticia del bebé pero carajo, parace que estoy volviendo a repetir aquella vez cuando se lo conté a mis padres.

Pasó las manos por mi vestido y suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo mientras doy pasos lentos a la puerta, el timbre vuelve a sonar y podría jurar que Alexander ahora mismo está desesperandose.

Jayson fue a la cocina a revisar la cena, el muy traidor me dejó sola en esto.

Idiota.

Me armé de valor y abrí la puerta con lentitud, quería aparentar valentía pero conocía a Alexander y eso no funcionaba con él.

En cuanto mis ojos captaron los verdes de Alexander no pude evitar sonreír, esta guapísimo con su traje azul hecho a medida, todo un empresario joven y bueno, sonrió mostrando una hilera de dientes blancos y brillantes, su mirada viajó por mi rostro sin detenerse.

—Lex —saludó con su gruesa y fuerte voz, enseguida me envolvió en sus brazos pegándome a su fornido cuerpo. —con tacones y aún sigues siendo demasiado baja.

Hijo de...

—Cállate. —pronunció con una apenas notable sonrisa. Alexander me tiende una pequeña caja con un moño, ni siquiera me había percatado de ella así que con el ceño fruncido la acepto.

—No tenías que traerme nada —le digo.

—Te agradará.

—Gracias —sonreí —. Pasa, por favor.

Me hago a un lado y Alexander se adentra en el apartamento mis dedos tiemblan y siento que el tic que había desaparecido hace años regresó.

—La cena estará lista en un rato ¿Te ofrezco algo? —pregunto, mi hermano niega con la cabeza —¿Qué es lo que te hizo regresar de tu interminable trabajo en Londres, Alexander? —vuelvo a preguntar haciendo un ademán para que se siente conmigo en la sala de estar, lo hace desabotonando su saco. y suelta un suspiro.

—Negocios, ya lo sabes.

Asiento, tratando de adaptar el mismo comportamiento que meses atrás poseía, pero que ahora he de admitir que ha disminuido.

Jayson aparece en la sala que se había quedado en silencio, mi cuerpo se tensa cuando se acerca con pasos sigilosos hacia nosotros, instintivamente me pongo de pié al igual que mi hermano mayor.

Alexander lo mira, no frunce el ceño ni mucho menos sonríe, es una mirada con seria con los ojos fijos en Jayson. Como cuando dos hombres se conocen.

—Alexander, él es mi novio..., Jayson.

Jayson le tiende la mano y Alexander la acepta después de unos segundos, ninguno de los dos me ha visto en ningún momento pero supongo que así son las presentaciones ¿No?

Carajo.

—Un gusto —masculla Jayson, Alexander asiente y de sienta nuevamente. Jayson lo hace a mi lado, ni siquiera está nervioso y yo estoy que me cago de los nervios.

—No comentaste que tuvieras novio... Ni mucho menos que vivieras con él —habla Alexander con algo de reproche. Asiento.

—No me llamas para comentarlo, no me culpes ahora.

Jayson toma mi mano y entrelaza nuestros dedos tratando de darme un poco de su confianza. Sin embargo, no puedo evitar tener los sentidos alerta con Alexander King.

—Tampoco lo hiciste tú.

—Touché. —Jayson sonríe y lleva mi mano a sus labios para dejar un beso en mis nudillos. Alexander niega con la cabeza divertido.

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