Capítulo 18

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Sabía que este momento llegaría, bueno lo sabía pero no quería aceptarlo. Aún lo considero difícil de hablar y es que desde que salí de casa semanas atrás no he recibido ni siquiera un mensaje de su parte. Bueno, de parte de papá.

Jayson me mira a la espera de mi respuesta, pero no sé que responder.

Sé que tiene curiosidad y es por ello que tomo  respiraciones profundas para hablarle con la verdad. Después de todo si quiero que de verdad funcione nuestra "relación" tengo que ser honesta.

—No lo sé —admito —. Supongo que en algún momento tengo que hablar con ellos o no lo sé... no quiero pensar en ello Jayson. No es el momento.

—Esta bien —suspiró —¿Tu estás bien con ello?

Sin poder evitarlo lo abracé, envolví los brazos en su torso y me pegué a su cálido cuerpo.

—Tengo que estarlo.

Inspiro su embriagador olor y me aprieto un poco más contra él. Mis ojos pesan y cuando siento sus dedos en mi cabello no puedo evitar quedarme dormida.

El sonido de mi móvil me hace abrir los ojos con lentitud, maldiciendo por la interrupción a mi sueño.

—Carajo —gruño en tono bajo, Jayson sigue dormido mientras me envuelve en sus brazos. Tomo mi móvil con dificultad de la mesilla y dispuesta a mandar a la mierda aquel que ha decidido arruinar mi sueño contesto.

—¿Pero que mierda? Son las malditas 2 de la mañana hijo de...

—¿Lex? Soy yo... Alex.

Puta mierda. Mi hermano.

—¿Alexander? —pregunto como una idiota.

—Sí. ¿Conoces otro?

—No-o yo-o... —balbuceo.

Alexander King es el mayor, nacido en Londres. Él se encarga de la cede en ése país ya que mi padre lo ha solicitado así, a sus 28 años se volvió el mejor empresario del país. Alexander nunca se resistió ya que siempre había querido formar parte de los negocios, es por ello que sólo viene a Seattle en ocasiones especiales y si su agenda se lo permite.

La mayoría del tiempo me considero hija única ya que Alexander prefirió quedarse en Londres, por lo tanto estábamos separados y mis padres tenían que atender todas las cosas que la hija maleducada hacia para llamar la atención.

Jayson se remueve a mi lado hasta que su mano me encuentra.

—¿Alex? —susurró Jayson abriendo los ojos con lentitud. Asustada por que Alexander pueda oírlo llevo una mano a su boca para cubrirla.

—Estoy en Seattle —habla Alexander con su característica voz profunda —, ya sabes... cuestiones de trabajo.

Sin poder evitarlo mis ojos se abren como platos y Jayson aparta mi mano de su boca. Papá puede decirle sobre el bebé.

—Quiero verte.

Mierda..., mierda y más mierda.

¿Qué carajo voy a a hacer ahora?

Seguro papá no le dijo sobre el embarazo y es por eso que quiere verme, por que si lo supiera no lo haría ¿Cierto?

—Esta bien, te mandaré la dirección. —acepto. Es ahora o nunca.

—Bien. Te quiero.

—Te quiero.

Jayson tiene el ceño fruncido mientras mira con detalle como dejo nuevamente el móvil en la mesilla.

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