Capítulo 2

435 47 3
                                    

Me ri pidió permiso para entrar.

Lo concedió, pero no levantó los ojos .

Oyó cómo se cerraba la puerta y enseguida la voz cálida de Me ri ...Me ri era una gran chica, lastima que no tuviera personalidad. O quizá se debía a que el se cansaba en seguida de sus amigas. Me ri fue solo un entretenimiento de 2 meses, Carecía de atractivo duradero. Solo gustaba al verla, Se penetraba dentro, y ...uno se decepciona. ¿Que culpa tuvo él de que Me ri fuera así?

-Señor...,ha llegado el joven Heo.

Kim kyu jong levantó los ojos. Se quedó un tanto suspenso, ¡lindo muchacho! Y ademas Japones, solo en Corea y sin dinero, expuesto a ser deportado en el momento en que él le retirara su apoyo...¡Hum!

-Puede retirarse, Me ri. Gracias.

La joven salio y  Kyu jong se puso de pie rápidamente. Contemplo  al joven un segundo. Era hombre de mundo, buen conocedor de mujeres y jovencitos. No necesitaba analizar detenidamente una cosa, para conocerlo de todos modos.

La impresión que recibió  ante Heo young saeng fue muy grata sin duda.

Contra lo que tenia por costumbre, se inclinó galantemente, tomó las manos del joven .

-Siento mucho lo ocurrido, joven...

-Young saeng- dijo el joven débilmente-. Me llamo Heo young saeng.

-Encantado de conocerte. He sido un gran amigo de su padre -mintió - .He estado pendiente de su llegada, desde que supe que su padre deseaba verlo. Precisamente- volvió a mentir- fui yo quien envió el telegrama a Japón, ya que no contábamos con ningún  número de teléfono suyo.

-Gracias, señor.

Kyu jong, Kim kyu jong, presidente de la compañía Shinhwa.

El joven asintió en silencio. Tras una duda muy breve, pregunto con ansiedad.

-¿Mi padre...? Quisiera verle.

Kyu jong se apresuró a ofrecerle una silla. Nadie hubiera conocido en él al déspota despiadado y desconsiderado director. Es decir, alguien podría confundirlo. Cualquier mujer u hombre a quien pensara conquistar.

- Tome asiento, joven Young saeng. Hablemos usted y yo....

- Mi padre...

- ¿Es usted fuerte? 

El joven dio un paso al frente y se aferró al brazo del sillón.

- ¿Quiere usted decir...? 

- Escuche. El destino de las personas...

-¡Oh, no! No me diga que mi papá...¡No me lo diga!

Kyu jong no pensó en su angustia, en su dolor. Pensó en que era lindo, joven y diferente...En que podía deportarlo en cualquier momento. En que quizá careciera de dinero...en que ...

- Señor, por favor, dígame... Dígame...

Por toda respuesta, el director tomó el gabán y el sombrero y señalo la puerta.

Destruyeme despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora