Capítulo 40

1.4K 65 12
                                    

 Por la tarde, salí a almorzar con Jessie y le conté lo que había sucedido.

– Lo sabía Delly, no en vano ella lo tenía en un altar, era porque se estaban acostando.

– Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran un amorío.

– Las relaciones humanas son difíciles Adele, y los hombres son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más cuidado, veme a mí.

– Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con Chris?

– Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la primera audiencia.

– Entonces, ¿no hubo arreglo?

– No Adele, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabara y entonces, ¿qué nos quedara?, somos completamente distintos, no tenemos nada en común, así que no tiene caso seguir juntos.

En eso mi movil sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien se trataba.

– Hola – respondí de lo más normal.
– Vaya, hasta que me contestas, Adele, me tenías con el alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.

– No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.

– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis emails y no había podido comunicarme a tu telefono , me tenías sumamente preocupado.

–Simón, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.

– Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien Adele, por favor.

– Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte... por cierto, ya compré la webcam.

– Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?

– Pero, Simón, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir.

– No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario.

– Sigo pensando que estás loco.

– Claro que lo estoy, pero por ti.

– ¿De verdad?

– ¿Y por qué lo dudas?, si no estuviera loco por ti no te escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Estados Unidos sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón.

– Lo sé – respondí con un suspiro.

– ¿En serio estás bien Adele?

– Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas.

– Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿sí?

– Vale, hasta entonces.

– Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos besos.

– Yo también, adios.

Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me quise cambiar de ropa porque vería a Simón por la webcam, lo cual me tenía nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el messenger.

¿Estás libre esta noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora