Capítulo 45

1.2K 65 4
                                    

- No quiero llegar tarde - dije mientras sentía como frotaba su sexo con el mío y besaba mi cuello, alterándome más.

- Te prometo que será rápido - musitó en mi oído y luego lo lamió.

- Aún nos queda la noche de hoy - exclamé acariciando su espalda.

- Faltan muchas horas - dijo entrando en mí nuevamente.

- Dijiste que... ah... sólo un beso... - señalé con la voz entre cortada moviéndome a su ritmo constante.

- No puedo evitarlo... tengo hambre de ti... - agregó moviéndose más rápido y besándome frenéticamente en tanto mis uñas recorrían su espalda.

- En serio... ¿no te tomas nada? - pregunté sintiendo aún más la intensidad de sus movimientos dentro de mí.

- No corazón... tú eres mi única droga.

Embistió en mí unas veces más hasta que exploté e instantes después él lo hizo también y luego volvió a besarme en los labios.

- Buenos días, corazón - exclamó mirándome y sonriendo.

- Buenos días, cariño, ¿ya puedo ir a bañarme?

- ¿Es necesario?

- Sí, ya te dije que debo ir a trabajar.

- Está bien - se acostó a un lado y me levanté de la cam - ¿quieres que te lave la espalda? - añadió en tono sensual.

- Hoy no, tengo que ducharme rápido y sé que contigo sería imposible - respondí entrando al baño y cerrando la puerta sintiéndome feliz como nunca antes.

Había sido el mejor despertar de toda mi vida, me volvía loca que me dijera corazón y más cuando pronunciaba esas dos extraordinarias palabras que me hacían flotar, pero no sólo que las dijera sino que me lo demostrara, Simón me amaba tanto como yo a él, ayer me lo había dejado muy claro con todas sus actitudes.

Salí del baño envuelta en una toalla y lo vi acostado en la cama boca arriba, con sus manos detrás de su cabeza, me sonrió al verme, yo le devolví la sonrisa y abrí el armario para sacar la ropa que me pondría, sentí que me abrazó y me dio un beso en el hombro y luego recargó su cabeza.

- Qué bonito cantas - exclamó haciendo que me sonrojara.

- Oh dios, que vergüenza que me hayas escuchado.

- -.., ¿cuántas veces he recorrido tu cuerpo desnudo sin ningún pudor y te avergüenzas porque te escuché cantar? - dijo en tono divertido y más me sonrojé.

- Es que no lo hago bien y no me gusta que me escuchen.

- Claro que lo haces bien, te hace falta un poco más de confianza en ti misma.

- Creo que necesitas que te revisen los oídos o bañarte mejor.

- Me encanta tu sentido del humor.

- Ya déjame vestir que no te encantara verme de malas.

- No importa, ya sé lo gratificantes que resultan las reconciliaciones.

- Simón, apenas tengo el tiempo justo para llegar a la hora exacta.

- Está bien - me dio un beso en la cabeza - ¿almorzamos juntos? - añadió soltándome.

- Tengo que ver primero mi agenda, a ver si no tengo otro compromiso - dije divertida mientras me quitaba la toalla para ponerme la ropa interior.

- Está bien licenciada, esperaré su llamada - respondió en tanto abrochaba mi sostén.

- ¿Te quedarás aquí todo el día?

- Si no te molesta sí.

- Por supuesto que no me molesta.

Terminé de vestirme, me peiné rápidamente, me puse los zapatos y tomé mi bolso. Simón se puso la misma ropa del día anterior y me acompañó a tomar un taxi, me dio varios besos en la boca como despedida y casi tuve que empujarlo para poder subir al coche, "te amo", gesticulé dentro del taxi y le mandé un beso con la mano que él cachó en el aire y se llevó su mano a su boca "yo también te amo" alcancé a leer en sus labios antes de perderlo de vista.

Llegué justo a las nueve a la agencia, afortunadamente, Scott no llegaba todavía, así que de inmediato me puse a trabajar y a responder los correos que tenía. Aproximadamente una hora después llegó mi jefe, entró a mi oficina y cerró la puerta, yo comencé a temblar y sentí un trasudor frío recorrer mi cuerpo, se sentó frente a mí con sus manos entrelazadas sobre el escritorio.

- Buenos días, Adele - dijo serio.

- Buenos días, Scott, ¿cómo estás? - respondí mirándolo un tanto asustada.

- Bien, gracias, a ti no te lo preguntó porque se te ve - exclamó y yo agaché la mirada - Adele, es necesario que hablemos de lo que vi ayer en esta oficina.

- Lo sé, te pido mil disculpas y acataré la decisión que tomes al respecto sin chistar.

- Tranquila Adele, no voy a despedirte por algo así, sin embargo, sí quiero que te quedé claro que no deja de ser una falta del respeto y si vuelve a repetirse tendré que aplicar el reglamento y levantarte una acta administrativa, en esta ocasión, por ser la primera vez y porque eres una valiosa y dedicada empleada, sólo será de forma verbal.

- Gracias Scott, te juro que no volverá a pasar.

- Por otro lado, sabes bien que no me gusta meterme donde no me llaman, pero como ya te lo he dicho en otras ocasiones, te estimo y me preocupo por ti, por eso me siento en la obligación de decirte lo que pienso.

- Adelante Scott, te escucho.

¿Estás libre esta noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora