Capítulo 37

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Curiosa, lo abrí, no traía remitente, me encontré con un estuche cuadrado y lo abrí, era un hermoso collar de plata con un colgante en forma de corazón y un par de pendientes que hacían juego, también de corazón. Tomé la nota del interior y ansiosa la leí.

"¡¡¡Feliz cumpleaños hermosa Adele!!!
Sé que el regalo llega retrasado, pero ignoraba que el día que nos conocimos era esa fecha tan especial y ahora que lo sé no quise que pasara desapercibida. Espero que te guste, es una representación material de una parte de mi cuerpo que te añora, no pude encontrar algo que no fuera burdo de otra parte que te extraña más.
Sigo contando las horas que faltan para volver a vernos, creo que son como mil, te mando igual número de besos, repártelos en tu cuerpo como quieras.

Tuyo, Simón Konecki"

Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, jamás me imaginé semejante sorpresa y sus palabras me arrancaron una risita, eran las mezclas exactas de él, tiernas, pero con un toque de sensualidad, eso era lo que más me gustaba de él, esa combinación de ternura y sexualidad, simplemente lo hacía irresistible y me hacía enloquecer.

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Al día siguiente al abrir mi correo electrónico del trabajo, sorpresivamente, me encontré con un mail suyo y mi corazón latió a toda prisa, el asunto decía "Hola hermosa Adele" y lo abrí inmediatamente.

"Seguro pensaste que ya me había olvidado de ti y que todo lo que te dije eran mentiras, pero déjame aclararte que te equivocaste, en primera, quería que tu regalo fuera una sorpresa, ¿te gusto?, y en segunda, tuve que escribirle varios mails a Rose antes de que me diera tu correo porque no podía creer que no lo tuviera.
Pero, ahora ya no te podrás librar de mí porque diario te estaré enviando al menos uno y ojala que podamos chatear, ¿tienes webcam
en casa?
Te extraño y te mando muchos besos.
Tuyo, Simón "

Sonreí ante sus afirmaciones, ¿acaso podía leer mi mente?, ¿cómo sabía que exactamente eso era lo que estaba pensando?, sonreí y le respondí.

"¿Cómo puedes creer que pensara esas cosas de ti?, con todo el tiempo que tenemos de conocernos, déjame aclararte que he tenido demasiado trabajo como para pensar en cierta personita que, al parecer, se cree el centro del universo.
Mentira, te extraño muchísimo y todo el día pienso en ti, tu regalo me encantó, esa parte de mi cuerpo también te añora, pero como no tengo la dirección de donde te encuentras tendrás que conformarte con una foto.

Mentira, te extraño muchísimo y todo el día pienso en ti, tu regalo me encantó, esa parte de mi cuerpo también te añora, pero como no tengo la dirección de donde te encuentras tendrás que conformarte con una foto

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¿Por qué la pregunta de la webcam?
Yo también te extraño mucho y te mando el doble de besos.
Tuya, Adele"

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Era viernes por la tarde, después de salir de la oficina me dirigí al centro comercial, dada la insistencia de Simón  de querer verme porque no se conformaba con las fotografías que le había mandado, iba comprarme una webcam y aprovecharía para ver los vestidos a ver si encontraba uno adecuado para la boda de Rose. Salí de la tienda de electrónicos y fui recorriendo las de ropa, pero no encontraba algo propio para la playa. Decidí subir al siguiente piso y tomé las escaleras eléctricas, al llegar arriba me detuve en una tienda de zapatos, también debía comprarme unos.

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De pronto, escuché una voz infantil que gritó mi nombre, volteé y era Lauren que corría a mi encuentro sosteniendo en una de sus manitas un oso que me resultó muy familiar, levanté la cara y me los topé, a escasos tres metros de mí, tomados de la mano, Olivia y Alex juntos, él con cara de sorpresa y ella con mirada retadora.

– Tía Adele, tía Adele– exclamó la pequeña abrazándome de las piernas.

– Hola pequeña, ¿cómo estás? – dije agachándome para mirarla.

– Mien, mida mi nuevo api me lo dio – dijo mostrándome el oso de Las Vegas.

– Que bonito – exclamé acariciándole la cabeza a la niña.

– Hola , que sorpresa encontrarte, no me dijiste que venías – dijo Olivia en tono sarcástico – ahora que recuerdo, sí lo mencionaste, creo que lo olvide, tú sabes, mucho trabajo, pero qué bueno que nos encontramos, ya estaba harta de mentirte.

– Adele, déjame explicarte – intervino Alex soltándola de la mano y yo me enderecé.

– No, tú no le vas a explicar nada, lo voy a hacer yo, ya es hora de que sepa la verdad, mi amor, DIEZ MESES ignorándola es demasiado tiempo, ¿no crees?, y como tú no te decidías a terminar con ella "acordé" este encuentro "casual".

– ¿Cómo pudiste? – exclamó él mirándola molesto, yo simplemente no podía hablar.

– No me dejaste otra alternativa, mi amor, me dijiste que en las vacaciones terminarías con ella y no lo hiciste, ya me cansé de compartirte, de ser la otra, de vernos a escondidas los fines de semana, sí Adele, esos supuestos viajes de trabajo eran a mi casa, ahí dormía los viernes y los sábados – agregó girandose a verme.

¿Estás libre esta noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora