3-La rechazada

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Alisson Wasker

-Entonces...¿te invito un trago?- Una chica rubia estaba sentada en la barra, parecía perdida, como si no conociera el lugar. 

Me miró despectivamente y luego puso los ojos en blanco.- Puedo pagar mis tragos y los de todos aquí. 

-Súper.- Quise ponerla a prueba.- ¡Esta noche corre por su cuenta!- Grité, todo el bar empezó a pedir bebidas y a agradecerle.

-¡¿Qué mierda te crees que haces?!- Se levantó del banco y me empujó intentando iniciar una pelea, pero no la dejaría hacerlo.

-¿No qué podías pagar lo de todos aquí? Pues te ayudé a ser un poco más cortés, ya sé quien eres.- Recordé haberla visto en una tapa de revista.- Pero aún no me queda en claro qué haces en un lugar así.

-Eso no te incumbe.- Volvió a sentarse sucumbida en su propia miseria.

-No lo sé, tal vez podríamos salir del agujero negro de la ciudad y te enseñaría un mejor lugar.- Ella me miró con desconfianza y se levantó.

-Adelante, dudo que haya algo peor que este basurero.- Sonreí satisfecha y luego de que pague su enorme cuenta salimos.- ¿Y a donde vamos ahora?

-Hay un club a unas cuadras, podrías divertirte un poco ya que tu cara pide a gritos un poco de música.- Ella se detuvo y se cruzó de brazos.

-Y tu vagina debe pedir a gritos que alguien la atienda ¿verdad? sé lo que eres.- Entrecerré los ojos aún no entendiendo su punto.- tengo un detector de lesbianas, y tú de seguro me estás llevando a Dios sabe donde porque tienes las esperanzas de que yo sea quien trabaje con tus humedales. Pero escuchame cariño, Layla Jones no estará entre tus piernas.

-¿No era remotamente una idea? ¿O sea que estás admitiendo que me quiero acostar contigo aún sabiendo que tú los prefieres musculosos, grandes y largos?- Alcé una ceja.- ¿Por qué querría ser rechazada? Es decir, pareciera más como siempre estuvieras reprimiendote.- Estaba siendo sincera, jamás había visto que Layla tuviera una pareja que le durara más de una semana.

-Eso es una estupidez, muévete perra.- Pasó por mi lado bastante enfadada pero yo seguí caminando. Al entrar al club supe que ella no sabía lo que estaba por venir, ni quien estaba mirándonos.

Ahora estamos aquí, ella entrando al local de ropa donde yo soy gerente. ¿Quién lo diría?  Además debe trabajar gratis para pagar sus deudas. Miré a Jared que se encontraba detrás suyo y me guiñó un ojo.
No sé que iba a conseguir de todo esto, pero no sería nada bueno.

¿Y si se trata de nosotros?Where stories live. Discover now