¿Y si se trata de nosotros?

7-El perdedor

Jared Jones

Sí, tengo diecinueve y aún no terminé la escuela. Sí, tengo diecinueve y parezco de veintitrés. ¿Y qué? Eso no me convierte en un perdedor, o si. De todas formas tengo un gran poder de conquista...bueno no, pero no soy un perdedor.

-¡Jared!- gritó mi mamá.

-¿¡Qué quieres!?- No me gusta que me molesten mientras pienso.

-¡YA ESTÁ EL DESAYUNO!.- Bajé corriendo y casi caigo por las escaleras. Al llegar vi algo que nunca creí ver.

-¿Layla?- Mi hermana estaba ahí, sentada en la mesa con mamá.

-Hola perdedor, te toca llevarme al trabajo hoy.- Casi lo había olvidado. Layla era la única que no se llevaba tan mal con mamá.

-Tu hermana me trajo cigarrillos y un vestido, aprende un poco.- Ya me parecía que ese vestido no era suyo.

-Mi hermana es una modelo que vive de su cuerpo, aprovéchalo ahora, porque cuando sea una vieja arrugada nadie la pagará por ese saco de piel y huesos.

-Ay vamos, no seas envidioso y llévame al trabajo de una vez.- Se levantó y pasó por mi lado yendo a la puerta.

-Aún no desayuné.- Me quejé con mamá pero ella no iba a cubrirme esta vez.

-Tu hermana te dará veinte dólares para un sándwich. Ve, y luego regresa y trabaja en la plomería de la cocina.- Rodé los ojos y caminé tras mi plástica hermana.

Camino a la tienda se pinchó una rueda de mi auto y nos quedamos varados a mitad de la calle. Layla me gritó y se fue caminando. Llegué a casa y trabajé en la cañería, rompí un caño y mamá me regañó, me bañé y fui a la escuela. Reprobé cuatro materias del primer semestre.

La verdad, un día normal para mí. Y sí, me sentía un completo perdedor de primera.