Capitulo 7

19 1 0
                                    

Mi profesor de filosofía es raro, qué se le va a hacer es un profesor de filosofía, se llama Serafín. Y cada vez que dice algo que se sale de lo normal, cosa que ocurre siempre, ya sabéis como es la filosofía, de todo menos normal.

Como iba diciendo cada vez que Serafín dice algo que se sale de lo normal, todos decimos:

           - En fin Serafín.

 Mi profesora de matemáticas se llama Amelia, es la típica profesora de matemáticas: gruñona, marimandona y todo adjetivo acabado en –ona.

 La de historia se llama Amalia, es todo lo contrario a la profesora de matemáticas, no se parecen en nada. Amalia es joven, simpática,… La profesora ideal a la que todos queremos. Excepto en los exámenes que dan ganas de matarla por lo dificiles que son. Pero aun así nos cae muy bien.

 La de inglés se llama Emilia, otra por el estilo de la de matemáticas, es una –ona.

 Lo más gracioso de estas tres profesoras, es que hay un libro que se titula "Amalia, Amelia y Emilia", y trata sobre unas brujas, puede que lo escribieran por ellas.

 Y tengo otros más profesores de los cuales no es que tenga muchas ganas de hablar de ellos, son profesores, no hay ganas de hablar de ellos. Al final son un paso por tu vida del que tarde o temprano dejarás de verlos o ellos de olvidarán, aunque tu odio o tu… tu… ¿Cómo se dice eso que pasa cuando quieres a un profesor? ¿Su cariño por ellos? Es que como pasa tan pocas veces en la vida que ya no sé ni que palabra decir al respecto. Lo dicho que por mucho que tu odio o tu cariño por ellos aun perdure en el fondo de tu corazón, ellos posiblemente se olviden de ti. En la mayoría de los casos es lo mejor.

                                                                                     *****

Hoy es jueves y a primera tengo economía, preparada o no tengo el examen ya. 

Cuando me entregaron el examen me pareció que no me sabía nada. Esta situación de no saber que hacer, y que por mucho que leyera las preguntas no entendia ni lo que ponian. Nunca me había pasado aquello y gracias a una compañera de clase que no paraba de decir:

              - Esto no lo hemos dado en clase, por favor danos alguna pista.

             -Sí que lo hemos dado, piensa.

 Y ella que no, y el que sí, y ella que no, y el que sí. Hasta que al final nos da la pista a todos. Gracias a eso, mi mente parece que procesa la información que da el profesor y de alguna manera hace que se desbloqueen algunas cosas que había estudiado el día anterior. Es como una especie de código para conseguir más dinero en el juego de los sims, la contraseña la tienes que conseguir por alguna parte y cuando la encuentras, consigues tener el dinero que quieras para comprar cosas.

 Cuando acabó el examen Cata se acercó a mí y me hizo la misma pregunta que me hace al acabar todos y cada uno de los exámenes que hacemos desde el principio de los tiempos estudiantiles y seguro que seguirá haciéndola hasta que nos graduemos:         

            -¿Cómo se te ha dado el examen?

            - Podría haber sido mejor.

            - Yo creo que he suspendido.

            - Venga Cata, siempre dices lo mismo y al final apruebas y con buena nota.

            -Pero esta vez es de verdad.

         - Si me dieran un euro cada vez que he oído esta conversación y al final siempre acabas sacando buena nota.

             - Vale, ¿Si te digo que esta vez creo que he sacado un cinco pelado te conformas?

            -Vale, me conformo, pero me acabas de decir que has suspendido.

            - Ya veremos lo que saco, ¿y tú? ¿Cuánto crees que has sacado?

            - Seguramente uno de mis aprobados.

        - Como siempre. ¿Y seguro que ahora me dirás que ha sido gracias a Claudia que le ha preguntado todo?

             -¿Para que preguntas si lo sabes?

             -Vale, no te enfades.

             -No me he enfadado.

             -Pues lo parecía.

             -Cata, me conoces lo suficiente para saber cuando estoy enfadada y cuando no.

             -Pues a veces me da la impresión, de que no te conozco.

             -¿Por qué siempre nos peleamos cuando acabamos un examen?

             -No lo sé, es algo que tendríamos que analizarlo.

             -Tú y tu manía de analizarlo todo.

             -Tú y tus sueños infantiles.

 No nos hablamos hasta que llegó la hora del patio, sé que es una tontería, pero somos así, peor que un matrimonio. Siempre estamos con las peleas, hasta que llega Em con sus poderes mágicos y lo soluciona todo. Está claro que los poderes mágicos son cosa de mis palabras, pero si de verdad tuviera poderes mágicos intentaría robárselos. Yo quiero poderes mágicos ¿Quién me los da?   

             -Chicas tenéis que dejar ya de pelearos entre vosotras, sois amigas y os queréis mucho, que lo sé, pero a veces parece que ni siquiera sintáis odio por la otraAsí que de pelearos y vamos a volver a ser amigas otra vez, por favor

               - Ella ha empezado me ha dicho…-Cata empezó la frase pero no lo dio tiempo a acabar, Em la corto.

            -Me da igual quien haya empezado, solo quiero que volváis a ser amigas y así os podré contar algo que ha pasado en mi clase.

            -¿Qué ha pasado en tu clase?- Dijo Cata, muy preocupada. Todo lo que sea cotilleo, allí está ella poniendo toda su atención y olvidándose de los demás.

             -Hasta que no os perdonéis no os voy a decir nada.

            -¡Vale!, Daniela de mi alma y de mi corazón, ¿me perdonas?

            -¿Daniela? ¿Quién se llama así? Que nombre tan sumamente feo-conteste yo.

            -Ya veo que estas con tus bromitas, Nie ¿me perdonas?, por favor.

         -Está claro que quieres que te perdone para que Em nos cuente eso, cotilla. Pero te perdono Cata-LI-NA.

       -Oye, que me llame así mi madre, está bien,  ella me puso el nombre, pero tú, a ti no te lo permito.

          -Te lo debía por llamarme Daniela.

          -Venga Em, cuéntanos que ha pasado- dijo Cata muy intrigada.

      -Nos han dicho que se ha matriculado un chico nuevo a nuestra clase, pero que hasta el trimestre que vine no se incorporara a las clases.

          -¿Eso es todo?- dijo Cata muy decepcionada.

           -¿Qué te esperabas?

         -Algo más interesante, que la profesora de mates no vendrá nunca más, que la de historia nos va a dar las preguntas de sus exámenes a partir de ahora, cosas por el estilo, cosas interesantes.

             -Qué cosa más rara no que en el último trimestre venga un chico nuevo ¿no?- dije un poco extrañada por la noticia y dejando a Cata hablando sola.

             -La verdad es que si, y encima en mi curso que tenemos la selectividad y todo, es muy raro. Ya lo conoceré y me enteraré y le sacaré toda la información del cambio que va a hacer.

 La cosa quedó ahí, Cata y yo acabamos siendo amigas otra vez y del chico nuevo ya veremos lo que pasa cuando venga, a lo mejor se llama Carlos y le podemos llamar Charlie. Así oficialmente podemos ser los ángeles de Charlie, o a lo mejor se llama Leo, como él de mi sueño.

El sueño de NieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora