Capitulo 1

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Desperté de aquel sueño que se parecía tanto a la realidad, llegue a creer que lo que estaba viviendo era verdad. Pero me acabo de dar cuenta que ha sido solo un sueño, un sueño que no se hará nunca realidad por mucho que piense en él o por mucho que me encantara aquello, es lo que es, un mundo en mi imaginación, donde solo he ido una vez, viajando por mi mente, por mi cabeza. No era la primera vez que mi mente inventaba algo así, es lo malo de leer tantos libros de fantasía, al final acabo transportándome a ellos.

Recuerdo perfectamente cuando leí los 7 libros de Harry Potter, todas las noches soñaba que me llegaba la carta de Hogwarts o luchaba contra Voldemor, o cuando me leí las Crónicas de Narnia, soñaba con el gran Aslan, con aquel señor… como se llamaba…. Tumnus, si mal no recuerdo.

Pero el sueño que tuve anoche era muy diferente, no eran como aquellos sueños de Narnia o Harry Potter, tanto con una varita mágica luchando contra los dementores o en medio del Viajero del Alba, todo eso, por mucho que me gustaba, en mi interior sabía que era mentira, que a la mañana siguiente iba a despertar e iba a hacer todo aquello que hacen las personas normales y no tienen magia, ni poderes mágicos, ni un armario que les transporte a otro lugar, como decía JK Rowling en sus libros, los que somos muggles o como cuentan en cazadores de sombras, los mundanos.

Todo aquello que soñé anoche era precioso, pero lo más importante, era un sueño muy realista, cuando desperté llegué a pensar que me había drogado y con las mismas que me llevaron al mundo, me trajeron a mi casa y me metieron en la cama, por el hecho de fastidiar y hacerme saber que mi mundo no vale nada en comparación a todos los lugares posibles que hay repartidos por el universo.

Allí vivía en un lugar que nunca me había imaginado, por mucho que le hubiese echado tiempo y esfuerzo en construir un sitio para mi sola al que poder ir siempre que no soportara estar más en el mundo en el que vivo. Sí, no me gusta donde vivo, prefiero la magia y los unicornios, a el hambre en el mundo y todo lo malo de la Tierra y a no poder decir lumus y que se encienda una luz y cuando quiera a la oscuridad, un simple nox.

En este nuevo lugar había animales que nunca antes había visto en mi vida, que había leído en libros de fantasía, como los unicornios, dragones, centauros, minotauros,… y como no, no podían faltar aquellos seres que me encanta ver como los perritos, los osos polares, las jirafas, me encantan las jirafitas, con esos cuellos tan altos, son tan guapas. Pero lo que me extraño fue el hecho de ver a osos polares cuando hacía calor, solamente había visto un par de osos polares en mi vida y la verdad es que pasé bastante frio al verlos en aquel zoológico de Finlandia y eso que era pleno agosto.

Pero en el sueño me parecía tan normal eso, como que todo los animales hablaran conmigo y me dieran la enhorabuena. Algo extraño, lo sé, pero era un sueño, ¿Quién no ha vivido cosas extrañas es un simple sueño? Cómo intentar correr pero tu cuerpo no se mueve o… no sé, a mí me pasa a menudo intentar abrir los ojos pero no poder, aunque menos mal que aquí los tenia, muy bien abierto, y ver todo aquello que tenía delante de mis narices. Lo que hubiera dado por vivir allí.

También pude ver plantas que nunca había visto antes, yo pensaba que en la vida iba a poder contemplar un árbol con las hojas rosa oscuro, o con cada hoja de un color. Pues en mi sueño había árboles de este tipo de hojas y de todos los colores que te puedas imaginar, colores que incluso no sabia que existían.

El sol parecía más grande de lo normal e iba acompañado de una luna, y por mucho que pasara el tiempo no parecía que la luna y el sol se separaran. Era un cielo precioso, un cielo que jamás olvidaré, con nubes que tenían formas de estrellas, me encantaban aquellas nubes, parecían tan esponjosas y suaves, daban ganas de acariciarlas y quedarte tumbada en ellas, pero ya se sabe, intentas hacer eso y PUM, caes al suelo y a saber si sobreviráis al intento. Mejor quedarte en tierra firme contemplando su belleza, y más aún si es una tierra de esa manera.

Mi papel en aquel mundo era o parecía ser la reina o la princesa de aquel reino, todos los que me miraban me hacían una reverencia antes de hablar conmigo, por mucho que les dijera que no hacía falta. Notaba como tenia una corona en la cabeza, y sentía como se me iba resbalando por mi pelo, conforme iba andando, cogida del brazo de alguien que parecía ser el rey, si yo fuese la reina, o el príncipe, si fuese la princesa. Era mi acompañante y me miraba con una cara de felicidad insuperable.

Alto, moreno, tenia el pelo un poco largo en comparación a como lo tienen la mayoría de los chicos de mi edad, pero le quedaba bien. Recuerdo muy bien su cara y sé que si lo viera un día por la calle podría decir ES ÉL. Iba vestido con un traje bastante elegante, no como el típico que sale en las películas y cuentos de fantasía, que parecen que van vestidos de edad media, aunque me hubiera encantado que hubiese sido así, ya que me enamoran esos vestidos desde muy pequeña. Este chico iba vestido como si fuera a una boda con su traje negro, una camisa de color blanca y una corbata que era del mismo color de mi vestido, verde, no un verde cualquiera, era un verde precioso, un poco azulado, no sé si podría describirlo con claridad aquel color tan precioso.

Vivía, o eso era lo que parecia, en un hermoso castillo azul, un azul tan bonito que parecía hielo, pero eso era imposible, hacia demasiado calor para que el castillo fuera de hielo, aunque ahora que lo pienso, porqué no podía ser hielo, si antes había visto a un oso polar, un castillo de hielo era posible, además, es mi sueño y yo digo que eso era de hielo, total, nadie va a tener que construirlo, como mucho lo volverá a diseñar mi cabeza si vuelvo a ir allí, algo que deseo.

Mi castillo se parecía mucho a los que se ven en las películas de los cuentos de hadas, como el de la Cenicienta, la Bella Durmiente y todas estas princesas de cuento que me fascinaban cuando era pequeña. Pero este tenía una peculiaridad, era real y de hielo, porque lo digo yo.

Me moría de ganas por entrar y ver los secretos que guardaba aquel edificio de agua congelada, quería saber cómo era por dentro, si era con una  decoración típica medieval, como los castillos de cuento o si por lo contrario es más moderna, más original y novedoso. Pero como en todos los sueños, cuando llega lo bueno te despiertas, y justamente antes de entrar en el castillo me desperté y no pude ver como era el interior de aquel fascinante castillo, aquel que parecía ser mi hogar y deseaba con todo mi cuerpo que fuera mi hogar, mi casa, donde poder vivir para el resto de mi vida. Un instante antes de que abriera los ojos, el chico al que iba agarrada de su brazo me dijo:

- Este era nuestro sueño, al final se ha hecho realidad, Elia.

- Tienes razón, Leo, ya ni me acordaba.

Después de aquellas palabras, miramos hacia la puerta, como esperando a que la abrieran, al ser el castillo de hielo, pude contemplar mi rostro y el del chico también, aunque el suyo ya lo había visto antes con mis propios ojos y no me hacía falta contemplar ningún reflejo para saborear su belleza.

 Al mirarme en aquel aquel espejo de agua congelada, noté que estaba cambiada como unos de años más en mi cuerpo, eso o que me habían maquillado mucho, no lo sé, aquel mundo me había cambiado, sabía que me notaba más alta, pero.... era por los tacones que llevaba puestos o porqué realmente estaba más alta. Mientras me miraba anonadada por ello, desperté.

El sueño de NieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora