Capítulo 2.

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Las clases se dieron normales, en el aula 2-F se encontraba una bella chica de cabello azulado mirando fijamente hacia el frente jugando con su lápiz, cualquiera que la viera pensaría que estaba atenta a la clase aunque un poco aburrida, quienes la conocían bien, sabían que esa chica necesitaba urgentemente un abrazo y salir de ahí de inmediato. Ukyo la observaba desde su lugar con un deje de preocupación, si bien odiaba a ver a Akane triste, odiaba más el hecho de no poder hacer nada para sacarla esa tristeza, y lo había intentado, vaya que sí lo había hecho, intento de todo, hasta hacer que saliera con otros chicos y ¿qué resultó de eso? Una Ukyo moribunda, una Akane furiosa y una semana de ley del hielo. Simplemente no podías hacer nada para que Akane se olvidase de Ranma Saotome.

La campana sonó, era hora del almuerzo, algunos se retiraron, otros acomodaron sus pupitres para sentarse con sus amigos, Ukyo se acercó a Akane, la cual seguía con su mirada fija en el frente y jugando con su lápiz, clara señal de que se encontraba mal ya que ni siquiera notó que la clase había llegado a su fin, la Kuonji posó su mano sobre el hombro de la chica y la movió suavemente, Akane pestañeo un par de veces y viró para mirar a su amiga con una mueca que simulaba ser sonrisa. Ukyo miró atenta sus ojos, esos ojos que siempre tenían un hermoso brillo que le transmitían cariño fraternal y felicidad, habían sido cambiados por unos que mostraban frialdad y una gran tristeza, amenazados con ser opacados por lágrimas en cualquier momento.

– ¿Quieres ir a almorzar a la azotea? – preguntó Ukyo con una sonrisa aunque en su miraba desbordaba preocupación, sabía que Akane necesitaba aire fresco y desahogarse, prefería hacerlo donde no las vieran. La chica asintió pero agacho la mirada, pues su amiga había descubierto sus inmensas ganas de llorar. Salieron a la azotea y se sentaron a almorzar. Ukyo consiguió hacer que a Akane se le pasara temporalmente su tristeza. Todo iba bien hasta que alguien lanzó una flecha y por poco le da a Akane, Ukyo la miró perpleja, pues en ella había una rosa negra atada.

–Ay no...

– ¡Akane Tendo enfréntame! –gritó Kodachi mientras intentaba golpearla con un enorme mazo, el cual Akane esquivó con demasiada facilidad múltiples veces, la verdad es que Akane había estado entrenando demasiado por lo tanto se volvió mucho más fuerte y ágil, podría decirse que ya se encontraba a la par de Shampoo – Pelea, ¿o es que me tienes miedo? Jojojojo.

– ¿Qué demonios te pasa loca? – Dijo Akane con semblante molesto y pateó las manos de Kodachi así tirando el mazo, Kodachi empezó a lanzarle clavas con picos y Akane sólo se dedicaba a esquivar, realmente no sentía muchos ánimos de pelear – ¿Por qué me estás atacando? – preguntó con más molestia lista para propinarle un buen golpe en la cara.

–¡Esto es por mi amado Ranma!– Akane paró en seco al escuchar el nombre del joven artista marcial, Kodachi aprovechó la distracción y la envolvió con su cinta, apretando especialmente el cuello de la peli-azul, haciendo que cayera de rodillas, llevando sus manos a su cuello.

– ¡Ya basta loca! –gritó Ukyo tomó su espátula y le soltó un golpe a la chica liberando a Akane– ¿Qué es eso de que lo haces por Ran-chan? Sabes perfectamente que él no está aquí.

– ¡Tú no te metas! – Kodachi miró con furia a Ukyo y le lanzó una de sus clavas, ésta la bloqueó con su espátula – A causa de ésta arpía mi Ranma-sama se fue lejos – dijo con rabia, ahora capturando a Ukyo con el listón y apretando su cuello, al percatarse de eso Akane se lanzó hacia ella dándole un fuerte golpe en el abdomen haciendo que soltara el listón.

–Si vuelves a tocar a Uc-chan – comenzó su amenaza la peli-azul tomando a la Kuno por su traje de gimnasia – Te mato.

Kodachi empujó a Akane y le lanzó una mirada retadora, sacó una bomba de quién sabe dónde y la arrojó en su dirección.

–Nos vemos pronto, enemiga, jojojojo.

La bomba estalló llenando a Akane de una especie de tinta azul, dejando al par de amigas desconcertadas.

– ¿En serio? – Preguntó molesta la joven – ¿esto era necesario? – interrogó mirando a su amiga, Ukyo se acerco a ella con el ceño fruncido.

– ¿Qué diablos es esto? – Cuestionó mientras pasaba un dedo por la mano manchada de su amiga manchándolo también, observo el líquido y lo olió, nada fuera de lo común – ¿te arde la piel o algo parecido? – preguntó mirando a su amiga, esta negó con la cabeza y se miraron con confusión. –Será mejor que vayamos al baño a lavarte.

Una vez fueron a los baños, abrieron la llave del agua, Akane mojó sus manos y empezó a tallar.

–Uc-chan no se quita– dijo alarmada, comenzando a tallar más fuerte, su amiga la miraba intentando guardar la calma – ¡Uc-chan!

–Tranquila Ak-chan, creo que simplemente necesitas un baño– le sonrió, retirándola del lavabo –iré por nuestras cosas y nos vamos a casa ¿te parece?– Akane la miro en señal de afirmación.

–Te espero aquí. – Ukyo asintió y salió con mucha calma, una vez que Akane no la vio, golpeo la pared nivelando su fuerza, haciendo que esta se cuarteara.

De camino a casa Akane no decía ni una palabra a pesar de las miradas que le echaban al caminar luciendo así, eso le preocupaba a la castaña, de por sí no era un buen día y luego llega una loca atacando sin razón, le recuerda a quién menos quiere recordar y le tira una cosa rara en todo el cuerpo... sí definitivamente Akane estaba a punto de explotar. A Ukyo le saco de sus pensamientos un suspiro de su acompañante, la observó, no sabía descifrar su estado de ánimo, ¿estaba triste o enojada, o ya le daba igual? Akane paró en seco mirando a la nada, Ukyo la tomó de la mano.

– ¿Qué te parece si ésta tarde paso por ti y vienes a dormir a mi casa? – Akane la miró de nuevo con esos ojos que anunciaban el llanto. – Sólo ve a casa, date un baño y prepara tu maleta, yo pasaré por ti en una hora, no vamos a divertir. – La peli-azul asintió, no quería ir pero sabía que no tenía caso iniciar una discusión con su mejor amiga.

– ¡Por Dios Akane- chan! ¿Qué te pasó? – preguntó alarmada la mayor de las Tendo al ver a su hermanita llegar a casa cubierta de una extraña sustancia azul. Akane suspiró con pesar y cerró los ojos.

– No quiero hablar de eso hermana, sólo quiero ir a bañarme – contestó la menor, Kasumi sólo asintió y Akane se dirigió hacia el baño. Se quitó el uniforme y lo dejó en el cesto de ropa sucia, se fue a la ducha, se mojó y comenzó a tallarse el cuerpo fuertemente, así estuvo varios minutos hasta que abrió la regadera y se enjuago, notando que esto tardaría más de lo que pensaba.

En otra parte de la casa, Kasumi estaba sentada tomando el té junto a su padre.

–Buenas tardes– dijo alguien desde la puerta, Kasumi se puso de pie y se dirigió hasta allí, cuando llegó se quedó en shock, al fin la espera había terminado.

Love Panic! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora