Capítulo 8.

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Ranma esperaba a la joven castaña recostado sobre una rama del árbol donde anteriormente se ocultaba, sumido en sus pensamientos, preocupado por si Akane lo había descubierto o no. Sabía que lo había visto mas no estaba seguro de si su prometida lo había reconocido. Para él esto no sería problema si no fuese porque literalmente se estaba escondiendo para que ella no lo viera, estaba seguro que si la joven Tendo lo había distinguido pensaría que es un cobarde y eso le molestaba porque no lo era ¿o sí? Fugazmente recordó el día que se fue de la casa de los Tendo.

Flashback:

Habían pasado ya dos días de la boda fallida, Ranma se encontraba en el tejado mirando el ocaso. En su rostro se podía notar la frustración, enojo e inclusive la decepción que sentía, estuvo tan cerca de casarse con Akane y esa bola de locos lo había arruinado todo. Pero no sólo ellos sino que él también lo había hecho al negar tan torpemente que amaba la menor de las Tendo.

Impotencia, esa era la palabra, ese era el sentimiento, se sentía impotente por no haberse confesado como era debido. Por no poder evitar que los estúpidos pretendientes de su prometida y sus locas auto-denominadas prometidas hicieran tantos destrozos. Porque el estúpido viejo libidinoso se había bebido su nannichuan y él no había logrado librarse de su maldición. Por haber herido a Akane y no tener el valor suficiente para ir a consolarla.

Sintió correr un tibio líquido por sus mejillas, sorprendiéndose a él mismo pero ¿qué podía hacer? Él también tenía sus límites y esto era la gota que derramaba el vaso. No lloraba por tristeza, era más bien desesperación. Estaba cansado de esa ridícula situación. De quienes los acosaban, de los problemas con su prometida a causa de sus demás "prometidas", de no poder andar por la calle con tranquilidad, con temor a que empezara a llover o alguien lo mojara con agua fría, de no poder tener un momento a solas con Akane sin que algún entrometido los interrumpiera, estaba cansado de todos y de todo. Y también, aunque le costase admitirlo tenía miedo. Mucho miedo ¿y cómo no tenerlo? Si Akane estuvo a punto de morir por su culpa. Jamás podría perdonarse si hubiese perdido a Akane de tal manera. Ella era lo más valioso que tenía y no sería capaz de imaginarse una vida sin ella.

Frunció el ceño y presuroso bajo a su habitación. Se encerró en ella, saco su mochila y metió lo esencial para emprender un viaje. Sí, se iría. Iría a China, quería cambiar su vida, ponerle fin a todos sus problemas y para ello debía acabar con lo que más le molestaba: su maldición. Y si bien le costaría mucho dejar a su joven prometida él consideraba necesario irse, pues no podría llevar una vida estable con ella si no resolvía ese asunto primero. Lo haría por ella. Por su futuro juntos.

Una vez que terminó de empacar, tomó una hoja, un lápiz y se puso a escribir una pequeña nota:

"Akane:

Cuando encuentres esto lo más seguro es que yo no esté más en casa. Primero que nada quiero decirte que lamento mucho haberme ido así, sin despedirme en persona pero simplemente no quería hacer las cosas más difíciles. Quiero que sepas que voy en camino a China, a deshacerme de esta maldición de una vez por todas, por favor no te preocupes y no se lo digas a NADIE, estaré bien. No lo tomes como una despedida, te prometo que una vez acabe con esta pesadilla volveré a casa. Cuídate mucho por favor.

Ranma."

Dobló la nota y tras el llamado de Kasumi bajó a cenar por última vez con la familia.

Ranma esperó en su habitación a que todos fueran a dormir, pasada la media noche abrió su ventana y saltó para dejar sus cosas a fuera. Volvió a subir de un salto pero se dirigió a la habitación de Akane. Abrió la ventana con mucho cuidado y asomó su cabeza para corroborar que la joven no se encontraba despierta. Entró a la habitación completamente. Estaba nervios. No era la primera vez que entraba a la recamara de la pequeña Tendo a mitad de la noche e intentando no ser descubierto, pero aún así temía que su hermosa prometida despertara, no sólo por la inolvidable paliza le daría si lo descubría, más bien era que él sabía que Akane no lo dejaría marcharse y siendo honestos, si ella le pedía que se quedara lo haría, y él necesitaba irse.

Love Panic! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora