Capítulo 3.

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– Ra-Ranma-kun... Tíos – dijo Kasumi perpleja y con voz poco audible.

–Hola Kasumi – dijeron al unísono los Saotome.

Se quedó callada unos segundos con la sorpresa reflejada en el rostro, que poco a poco fue desapareciendo dejando en su lugar una hermosa y cálida sonrisa, después de tanto tiempo, su familia estaba completa una vez más, porque sí así era como veía a los Saotome como parte de su familia, si bien se había sentido un poco triste y sobretodo preocupada desde su partida, ahora que estaban de vuelta en ella no cabía ninguna emoción que no fuera una inmensa y pura felicidad. Esas personas le daban emoción a las vidas de su padre y sus hermanas, evitando caer en la monotonía con sus locas aventuras y aunque a veces podían estar en peligro por esas mismas razones, prefería que estuvieran ahí con ellos a tenerlos lejos. Pensó en su pequeña hermana y cuán feliz estaría con el regreso de su prometido, no había duda en que lo estaría, había ansiado mucho su regreso.

–Por favor pasen, papá y yo tomábamos el té – invitó ella amablemente, Genma y Nodoka sonrieron con gratitud y se adelantaron, Kasumi paró a Ranma un instante y le dio un abrazo – Que bueno que estás de vuelta.

Ranma sonrió y correspondió brevemente al abrazo de la mayor de las Tendo. Momentos más tarde se encontraban con sus padres, estos estaban más que contentos, con los ojos inundados de lágrimas felices, festejando su reencuentro, mientras Nodoka los veía apartada pero sonriente, posteriormente los Saotome se dispusieron a platicar de su viaje, Nabiki que recién llegaba de la escuela decidió unirse a la charla. Contaron que como era de esperarse Ranma al fin se había curado de su maldición, Genma por su parte decidió no hacerlo, ya se había acostumbrado a ella y le encontraba utilidad para escapar de sus responsabilidades, así que ambos estaban más que felices, charlaron también de los avances del joven de la trenza en su entrenamiento, ciertamente se había convertido en un experto en las artes marciales, digno de ser el heredero de la escuela del todo vale.

– ¿Así que ya no te conviertes en chica? – Le preguntó Nabiki a Ranma, este sólo negó con la cabeza, estaba un poco distraído – Vaya, es una lástima, y yo que pensaba que recobraría las ganancias que perdí después de tu partida.

El oji-azul no respondió, de hecho ya ni siquiera prestaba atención a la plática su mente se encontraba en otro lugar, pensaba en Akane, ya había salido de la escuela, si no recordaba mal llegaría dentro de poco y ¿Cómo reaccionaría al verlo ahí?, ¿Lo habría extrañado aunque sea un poco?, ¿Estaría feliz por su regreso o no le dirigiría la palabra por haberse ido como lo hizo? Conocía muy bien a aquella chica y sabía que esa posibilidad era muy grande, ya que es muy orgullosa, la duda lo carcomía por dentro y es que él estaba ansioso por verla, desde que se fue no hubo ni un solo día que no pensara en ella, ni uno solo, todo le recordaba a esa chica, la había extrañado tanto, extrañaba su rostro, su voz, sus preciosos ojos y sobretodo extrañaba su hermosa sonrisa, esa sonrisa que le quitaba el sueño. Había pasado dos años sin su Akane, y esos dos años le fueron más que suficientes para admitir -al menos a él mismo- que estaba loca y perdidamente enamorado de Akane Tendo. La puerta de la entrada se abrió, sacando a Ranma de sus pensamientos, sintió como su corazón comenzó a latir rápidamente y con mucha fuerza, sobre todo al escuchar pasos que se acercaban hacia la estancia donde se encontraban.

–Buenas tardes – dijo al asomarse al salón con una enorme y bella sonrisa Ukyo, la cual cambió una vez vio que la familia Saotome se encontraba ahí. Quedó en estado de shock, no podía creerlo ¿Qué hacía él en Nerima? No podía ser posible Ranma había vuelto, se sintió feliz un momento, pero después pensó en Akane y se preocupó de sobremanera, ella no se lo tomaría bien, al menos no en ese momento, es que todo era tan, pero tan repentino. Por su parte el Saotome menor la miró con una especie de desilusión y frustración, no es que no le alegrará ver a su vieja amiga, sin embargo acaba de llegar y sentía que ya volvía a su cansada rutina de soportar a sus "prometidas" Kuonji sonrió de nuevo aunque nerviosamente, saludo a todos con la mano y miro a Ranma, éste capto la mirada de la chica, al principio no quiso prestarle atención, temía que la cocinera se le abalanzarse empalagosamente diciendo cuánto lo había extrañado y que ahora que él regresó podían estar juntos, en fin lo típico de sus prometidas, sólo que eso no paso, en cambio notó que ella lo miraba con una especie de preocupación y ¿rencor? No le tomó importancia, así que apartó una vez más la mirada.

Love Panic! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora