Capítulo Tres

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—¿Y dices que tu padre no dijo nada? —Preguntó Sabrina, dándole una lamida al helado de chocolate que tenía entre manos.

Chloé alzó los hombros, tratando de no sentirse incomoda de repente por la mirada caso acosadora de su amiga pelirroja que miraba cada uno de sus movimientos como si fuera un trozo de pastel. La había estado observando desde que salieron de la escuela, cruzaron la calle, compraron los helados y Chloé pagó por ellos, todo eso sin una sola pausa.

—La verdad es que le aturdió. La verdad, despertar a las seis de la mañana y ver a tu hija con la ropa de tu madre es algo un poco aterrador.

Ambas rieron un poco mientras que trataban de no moverse mucho para no incomodar a la otra, ya que se encontraban con los brazos entrelazados y estaban caminando por una calle donde cruzaban varias personas.

—¿Pero entonces te dijo que sí? —Insistió Sabrina, volviendo a la conversación.

—Después dijo que si eso quería, podía hacerlo. Al parecer está acostumbrada a tratar con la antigua Chloé y...

Hizo una pausa y suspiró. Sabrina se dió cuenta de que ella parecía meterse en sus pensamientos y luego suspirar, lo había hecho ya cuatro veces desde que habían salido de la escuela y ella—Como su mejor amiga y persona responsable—no había podido evitar pensar que se trataba de tristeza, o quizás de sueño.

—¿Y? ¿Pasó algo?

—Sí.—Dijo, casi obviando la respuesta—No entiendo como llegaste a soportarme, o Adrien, o papi, incluso Marinette.

Sabrina no lo dudó dos segundos, ya que tenía la respuesta inmediata para que Chloé no se si fuera triste. Pero se encontró buscando en el vacío ya que eso pocas veces pasaba, y cuando lo hacía tenían que ver con algún Akumatizado buscando venganza.

—Pero eso no importa. —Respondió, viendo a la chica apenada—Tú ya me agradabas desde antes así que no importa cuánto cambies o lo que hagas ¡Seremos las mejores amigas!

La rubia abrazó a la pelirroja de golpe mientras ella le devolvía el abrazo. Mientras que Marinette volvía a esconderse detrás de una columna por temor a que la vieran. La iban tres calles y Chloé no había cambiado su actitud con Sabrina ¿Acaso ya sabía que las estaba espiando?

—No sé que hacemos aquí, Marinette—Interrumpió Tikki, saliendo del bolso de la azabache para dar su opinión al asunto. No tenía ni idea de porque su portadora estaba espiando a Chloé, si había cambiado algo en su actitud eso debería ser alivió ¿No debían haber menos akumas?

—Tikki, esto es serio. Imagina que ella esta actuando para llamar ma atención...

“Y aquí vamos” Pensó con algo de cansancio la kwami de la catarina. Tener que pasar un día con las historias exageradas de Marinette sobre perder a Adrien ya debía ser costumbre, pero no lo era, aunque no negaba que solía ser algo entretenido.

—Y entonces podría ser novia de Adrien—Completó, poniendo una cara de horror que sólo ella puede dar.

Tikki negó con la cabeza, algo divertida, pero sabía que el temor de Marinette no desaparecería si alguien no le daba animos. Ella solo necesitaba alguien que confiará en ella y lograría hacer cualquier cosa, después de todo, así fue como logró volverse Ladybug.

—Marinette, entonces no pierdas tiempo. Si quieres ser novia de Adrien solo tienes que declararte.

—Moriría. —Afirmó la azabache sin dudarlo, comoc so fuera un tipo de consecuencia o final directo y no hubiera ninguna forma de evitarlo.

Mientras que la rubia reconoció enseguida aquellas coletas azabaches casi azules por el reflejo de la luz. Sonrió de inmediato al pensar que podía disculparse con Marinette y ella le aceptaría sus disculpas, incluso podía darle consejos para ayudarla como presidente de la clase o pedirle que le enseñará a ser mejor persona.

Especial [Chloenette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora