Capítulo Cinco

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—¡Chloé, Chloé! —Exclamó la pelirroja en medio de tanta gente, sintiéndose asustada de que su mejor amiga la hubiera abandonado.

¿Y si le había pasado algo? No, eso no se podía, es decir, comenzaba a ser tan tierna y tan dulce que incluso podían compararla con la anterior y desconocerla totalmente.

Sus temores, sus miedos y el temor a decepcionar a los otros había crecido en ella casi de inmediato, pero haría lo que haga falta para volver a levantarle la autoestima, Chloé no se lo merecía.

Chloé, por Dios, era tan perfecta como fuera que actuará. Antes su estilo era de admirar, su maquillaje y su forma de actuar era tan orgullosa, tan diva, tan poderosa, y sabía que tenía que triunfar, sabía que era superior a los demás. Y la reciente era tan insegura, tan linda, tan tierna, buscando remediar sus errores y hacer feliz a todo el mundo pero sin lastimarse ella.

Ella era... Hermosísima.

—Chloé —Suspiro Sabrina, rendida a que en serio había perdido de vista a la rubia.

Como su mejor amiga debía apoyarla en todo lo que hiciera, pero... ¿Ella la apoyaría igual? Nunca le había dicho a nadie, pero su admiración por Chloé desde el jardín de niñas no había cambiado ni un poco. Siempre detrás de ella y siempre siendo ignorada, pero siempre añorando todo de ella. Amando ese cabello rubio en esa coleta de la cual no había ni un solo pelo fuera de su sitió, su piel tan perfecta y su rostro pulido con los más finos cosméticos.

Tal vez era tan obvio que todos se negaban a creerlo, pero Sabrina estaba con Chloé por la sencilla razón de que en serio, en serio, en serio...

—¡Miraculous Ladybug! —Exclamó a lo lejos la vestida con el traje de catarina.

Y luego estaba Ladybug, la figura que su figura seguía, a la que todos amaban y querían imitar. Y a la que Chloé añoraba ayudar, sí era cierto que al principio había sido por conveniencia pero la rubia fue desarrollando cierta admiración por la azabache hasta el punto que, también pensaba, sería su ídolo.

Nadie podría compararse con Ladybug pero nadie querría tanto a Chloé como Sabrina eso estaba terriblemente claro.

Sabrina estaba completamente enamorada de Chloé Bourgeois.

Pero ella lo ignoraba, mientras ayudaba a Chat Noir a pelear contra el ejército y veía como Ladybug utilizaba el objeto del Lucky Charm o Amuleto Encantado para volver todo a la normalidad.

—Entonces, abeja, ¿Cómo debo llamarte? —Preguntó Chat Noir.

Los comentarios del rubio de ojos felinos jo de habían quedado atrás, Queen Bee sentía un ligero fastidio hacia él, como un bromista coqueto, pero no había problema siempre y cuando no se metiera con ella.

—Queen Bee, entonces.

—Entonces, pequeña abejita. Bienvenida al equipo.

Al extenderle el puño, Queen Bee frunció el ceño, un poco desconcertada al principio pero terminaron chocando los puños para no ser descortés. La mirada de la rubia viajó enseguida hasta la chica del traje rojo, viéndola sonreír a Chat Noir y chocar los puños con él.

“De verdad son un equipo” Pensó ella algo incomoda al pensar que había interrumpido su equilibrio. “Tres son multitud”

—¡Espera! —Grito Ladybug, corriendo para evitar que la rubia se marchara. Si quería ser parte del equipo, tendría que ganarse su confianza pero no cometería el mismo error dos veces—. ¿Por qué no puedes volar?

Sí dijera que la pregunta no le tomó por sorpresa, estaría mintiendo.

La rubia se esperaba de todo, quizá un: "Pesas mucho" o "Bienvenida al equipo" e incluso hubiera esperado "No te acerques a Chat Noir —Por la razón que fuera—¿Oíste?" Pero no eso.

—Le tengo miedo a las alturas.

Y si dijera que la azabache estuvo feliz con eso...

—¡Pero si fuiste capaz de subirte en mi espalda!

—Yo no te lo pedí, Ladybug, lo siento pero apenas estoy aprendiendo.

—¡¿Y quién me confirma eso?! ¡¿Cómo sé que puedo confiar en ti?!

Desde que ella había estado apuntó de perder a Adrien, su miedo se había intensificado ¿Y si era otra Volpina? ¿Y si Hawk Moth quería saber sus debilidades de nuevo? Ya habían luchado contra un akumatizado hoy, pero no sabía si podían haber dos.

—¿A qué te refieres? ¡Puedes confiar en mí!

Por un segundo a ambas les pareció ver un reflejo de la otra sin la máscara, como si fuera un dejavu y estuvieran teniendo la misma conversación de nuevo ¿Por qué no podían confiar? Querían, pero tenían miedo de volver a caer y ser incapaces de hacerlo de nuevo.

—Woah, woah, cálmense, bichitos. —Intervino Chat Noir, aunque si terminaba en una discusión no tardaría en ponerse del lado de su Lady—Ladybug, tienes que irte.

—¡¿Ahora yo soy la mala?!

El gato alzó una ceja, sorprendido en cierta forma de que su Lady estuviera tan despistada y que no confiará en él lo suficiente como para creer que podía cambiarla.

“Si supieras” Pensó, con cierta frustración.

M'Lady, tú Miraculous.

Ni siquiera lo había escuchado sonar. Gruñó y se debatió así misma sobre sí quedarse o irse, pero después pensó en su identidad y terminó por arrojar su yo-yo a una chimenea y mirar a Queen Bee con ojos llenos de furia. Si Hawk Moth pensaba que se dejarían engañar, se equivocaba.

—¡Esto no se queda así! ¡Sigo sin confiar en ti!

Y por eso, al llegar a casa, dió la orden para deshacer la transformación y mirar a su kwami a los ojos.

—¿Crees que fui desastre?

Como un abrazo maternal, se aferro a la mejilla de Chloé y dio algo parecido a un beso en está.

—Fuiste perfecta, Chloé.

—Ladybug no lo vió así.

Es terrible cuando quieres ayudar a alguien, pero saber que nada lo hará sentir mejor, que sólo puedes mirar como se contiene un gran anheló de que algo sea como quieres que sea, pero solo puedes aferrarte a la realidad y pensar que vendrán días mejores.

—Eres especial, Chloé, Ladybug no lo sabe aún, pero lo hará.

—¿Por qué estas tan segura?

—Porque nunca me equivocó. —Sonrió compasiva, como si confiara en que todo estaría bien.

“Vendrán días mejores. Vendrán luchas mejores. Y luego ese momento en el que Ladybug me querrá como yo a ella”

—Creo que deberías ver a Sabrina, hoy fue un día duro.

Y para la rubia, ¿Qué mejor forma de despejarse, si es con tu mejor amiga? La pelirroja nunca le había fallado y la akumatizada de esa tarde había arruinado su salida, tenía que compensarselo.

—Bien, iré por Sabrina.

Pero antes de que pudiera coger su teléfono, recordó inmediatamente que tenía otra cosa muy importante que hacer.

—Pero primero ayudaré a Marinette.

Y es que para Chloé, la chica de coletas azabaches de merecía el cielo.

Especial [Chloenette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora