Siempre te amaré II (Neji y Tú) [#NarutoAwards]

Nada es lo que parece.

Antes de leer este capítulo, quiero advertir que será muy largo, así que ve por unas palomitas, una Coca-Cola y disfruta del capítulo final. Ya saben, poner la música cuando se los indique.

-¿Tú eres... mi señor? ¡Tengo que hacerte muchas preguntas!- digo emocionada. -¿Cómo rayos resucitó a Neji? Por lo que veo es un jutsu nuevo...- comienzo, pero soy interrumpida por un dedo en mi boca.
-Misuzu ya me dió su yumegan. También te agradezco por haberme dado el tuyo.- explica, dándome un espejo. Mis ojos... ambos son ((color original de los de ___)) ahora.
-¿Tomaste sólo mi yumegan?- pregunto. -Si. Ahora un trato es un trato, así que...- dice poniendo dos de sus dedos sobre la frente de Neji. El sello de ave enjaulada reaparece en su frente. -¿Pero qué haces? ¡Detente!- grito al ver lo que le pone ese maldito sello nuevamente. Un momento... ¿Cómo rayos está haciendo eso? No puedo moverme bien aunque la herida esté cerrada. Maldición. No puedo evitar que Neji caiga nuevamente en esa maldición. Me acerco a él y lo abrazo. -¿Estás bien?- pregunto. Él asiente con los ojos cerrados. -¿Ya recuperaste tus recuerdos?- pregunto. Él asiente nuevamente.  Entre lágrimas decido hablar - Y... ¿Para qué querías nuestros yumegan? ¿Y Misuzu?- pregunto. -Ella se fue de regreso a su aldea. Verás... tu yumegan es el único par que existe. Debido a lo difícil que es ser sincero al expresar tus sentimientos, es uno de los más únicos. El verdadero poder de unos yumegan es el suficiente como para resucitar a los peores criminales y terminar con el mundo shinobi como lo conocemos.- termina con una sonrisa malévola. -¿Pero cómo...? O ¿Por qué?- pregunto muy confundida.
Intento levantarme pero el dolor me detiene. -Y ya que no puedes moverte, los dejaré aquí hasta que mueran de hambre o algo.- dice saliendo por la puerta con una mano levatada en forma de saludo. Me quedo en silencio buscando una forma de salir. La puerta está bloqueada. Neji está recostado en una cama (La única de la habitación). Me acerco a él y sujeto su mano. Siento cómo la aprieta. - ___...- susurra. -¿Qué pasa Neji?- pregunto.
-¿Lee te lo dió?- pregunta refiriéndose al anillo. -Desde hace más de un año. Nunca me lo quité.- confieso. -Pero dejando todo eso de lado, tenemos que detenerlo.- agrego. - ___... Cuándo morí en la guerra yo... bueno tengo que contarte algo. Por favor escúchame.-

I: El mundo que él vio

P.O.V Neji...
((Poner música ahora))

Flashback
Me volteé para encontrarme con Hinata tirada en el suelo, y ___ protegiendo a Naruto. No puedo dejar que muera. Maldición. No puedo dejar que ella muera. Ella es mi mundo, mi libertad, mi todo. Sin pensarlo dos veces recibo el ataque que acabó con miles de vidas, y también acabará con la mía. Duele. Talvez debí decirle que la amaba, que siempre estaría con ella, que cumpliera todos sus sueños... pero no quiero prometer nada que no pueda cumplir. Debí elegir con cuidado lo último que iba a hacer, pero en lugar de eso solo soplé en su oído y luego hubo oscuridad. Desperté en una especie de sala de hospital, vendado en todo mi torso. Las heridas ya habían cicatrizado, así que me quité las vendas. Tengo sólo mi pantalón negro pero no encuentro mi camisa. Abro la puerta de la habitación y en una especie de sala de espera está mi padre. -¿Pa...dre?- digo entre emocionado y felíz. -Neji.- dice. Me acerco a él y lo abrazo como un niño pequeño. Él alborota mi cabello. -Tenía tanto tiempo sin verte. Ven hijo, soy tu guardián.- dice dirigiéndose a no sé donde. Aquí todo es blanco, se siente una paz que no cambiaría por nada. Por nada, pero sí por ella. -¿Cómo está ella?- pregunto con la imagen de ___ en mi cabeza. -Te llevaré con ella.- explica. -¡Maldición! ¿Acaso ella está muerta?- pregunto molesto. -No. Ella está muy triste en estos momentos.- explica. -Mira- dice señalando hacia la derecha. Volteo y puedo ver a ___ en su cama. Está dormida, y está llorando. -¿Ella estará bien?- pregunto. -No lo sé. Mañana es tu funeral. Deberías ir.- sugiere mi padre, como si fuera lo más normal del mundo ir a tu PROPIO funeral.
-¿Puedo ir?- pregunto. -Claro que sí, sólo que no puedes hacer más que ver.- responde.