-... De todos modos se recuperará pronto de los golpes, no seas tan exagerada...Escuche aquella voz masculina, un poco lejana, ya había despertado, pero decidí mantener mis ojos cerrados, sabía que habían dos personas en la habitación, pero no logre identificar muy bien sus voces.
Estaba tendido sobre una comoda cama, era claro que un hospital no era.
Abrí de apoco mis ojos, una vez que escuche la puerta cerrarse, busque mis anteojos con la mano como acostumbraba cada vez que despertaba, pero era inútil, debi recordar antes que ya no los tenía.
Todo lo veía borroso, pero pude visualizar algo la habitación, por ejemplo el oso de felpa que me observaba con pena.
Todo mi cuerpo me dolía ¿Cómo puede existir gente tan malvada en este mundo? Siempre había visto como golpeaban a los demás, tener a JiHoon como amigo me había dado una ventaja, es alto y grandote, pareciera que dominará el mundo con sólo una mala cara, pero realidad el es puro amor.
Me levanté de la cama soltando un bajo suspiro, ya quería regresar a Japón.
Mis pies descalzos tocaron el suelo,la baldosa estaba fría y yo apenas si podía caminar, llegue a la puerta de la habitación, visualice apenas el pequeño pasillo con otras dos puertas más, y a la salida de este la sala de estar.
-Ya despertaste... - Escuche la voz conocida de RiHara pero tan sólo pude verla cuando se acercó a mi. - Siento mucho que hayas perdido tus anteojos, te conseguiré unos nuevos.
-Oh... No gracias, y gracias por la ayuda... Sólo quiero ir a casa. - Respondí con mi mirada hacia abajo mientras negaba con mis manos.
-Quédate, no sabemos por cuanto tiempo JiHo querrá jugar contigo.
Yukwon estaba recostado en el sofá, sin dirigirnos la mirada.
-¿Tu crees? - RiHara se acercó a su hermano -No creo que este esperando aún, ha pasado un día completo.
-¿Un día completo? - pregunté y ambos dirigieron la mirada hacia mi - Lo siento, tengo que irme.
Dije en un tono rápido mientras me dirigía a la puerta de salida por mis zapatos.
-De nada.
La risa burlona de Yukwon me alarmó, pero preferí no decir nada y retirarme en silencio.
Los escuche hablar, pero no entendí una sola palabra de lo que decían, estaba algo aturdido, caminé hasta que encontré mi casa, al parecer RiHara no vivía tan lejos de mi como pensé, o quizá no me di cuenta de cuanto camine por ubicarme y saber dónde estaba mi casa, por suerte no me crucé con nadie en el camino y pude llegar bien.
Lo primero que hice fue buscar unos anteojos de repuesto, y ya cuando pude ver mejor me dirigí al teléfono, como lo había pensado, tenía demasiadas llamadas pérdidas, JiHoon se habrá preocupado demasiado al no poder comunicarse conmigo, pero decidí no regresar ninguna de sus llamadas, no porque no quiera hablar con el, de hecho me hubiera hecho bien si lo hiciera, pero digamos que no tenía ganas de hablar sobre lo que pasó y el solía darse cuenta enseguida de todo.
Aquel día no había pasado nada interesante, aunque tengo un dato que por alguna extraña razón decidí omitir.
Mamá pronto estará en casa conmigo, espero que sea una buena señal de que regresare a Japón.
.*.
Habían pasado ya dos días de aquel suceso a la salida del colegio, mamá se preocupó demasiado al ver los golpes que traía, y por eso tuve un pequeño descanso del colegio, no fue para tanto ya no duele, le pregunté como milemisima vez que cuando regresariamos a Japón, pero decidió no responder, y entonces entendí con el paso de los días que nos quedaremos un buen tiempo en Corea, perfecto así JiHo tiene más tiempo para molestarme.
Transcurrió una semana completa y no asistí al colegio, a mamá le dieron el alta aquel viernes a la tarde, y entonces todas mis esperanzas habían vuelto.
-Cariño, necesito que vayas a la farmacia y me compres unas cosas.
Dijo mamá, no tenía muchas ganas de salir aunque tampoco le podía que decir que no, así que tuve que ponerme de pie y hacer lo que me pedía.
De todos modos no quedaba tan lejos el camino a la farmacia, así que camine con tranquilidad.
-¿No te quema la luz del sol?
Para mí mala suerte tuve que escuchar aquella voz una vez más, esa risa irritante que hacía que uno tenga ganas de darle una buena paliza a su dueño, pero era uno solo y ellos eran cinco y entre ellos estaba Yukwon.
Ese momento incómodo en el que creías que al menos existían personas amables, no nunca quise que sea mi amigo, pero tampoco mi enemigo.
-¿Porque sólo te nos quedas viendo ? - JiHo me dio un empujón haciendo que caiga sentado en el suelo.
-Déjalo, apenas se debe estar recuperando.
Yukwon lo detuvo minutos antes de que aquella patada que estaba a punto de lanzarme me diera justo en la cara.
- Tienes razón- JiHo lo dudo y apretó con fuerza mis mejillas -Espero que regreses pronto al colegio, recién he comenzado a divertirme contigo.
Entre estúpidas risas se fueron alejando y note la mirada de pena con la que me miraba Yukwon, no soy un jugete para que se diviertan conmigo y tampoco quiero regresar al colegio, demasiado fácil me rendi y recién había comenzado el juego.
Comencé a llorar, por la rabia que me causaba aquella situación que estaba viviendo, lloraba por la impotencia de no poder hacer nada.
Me levanté del suelo, como bien me lo había enseñado JiHoon, tenía que estar siempre de pie, no importaba cuán fuerte sea la tormenta, y ahora no pensaría darme por vencido y menos si quería volver a ver a mi mejor amigo.
Si JiHo quiere jugar, entonces que comience el juego.
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Disculpen que tarde en actualizar
¡Gracias por leer!
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