Y así es como todo empezó

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Ese mismo lunes asistí al colegio, mamá ya estaba mejor y no me preocupaba el dejarla sola, otra vez todo sería repetitivo, o quizás no, ahora había entrado a un juego de que quizás no sea capaz de salir.

Todo estaba en calma, aunque por alguna extraña razón, ni TaeHyuna, ni DaeYongie ni mucho menos RiHara se acercaron a saludarme, no me preocupe ya que prácticamente me había acostumbrado a estar solo.

Pero nunca había detestado tanto un lugar como en ese entonces, cuando ingrese al colegio.

Debo aclarar que solamente iba para no repetir el año, pero en estas condiciones me hubiera gustado desaparecer. Primero comenzaron con bollos de papel, luego, fueron sus propios útiles los que me lanzaban a la cara.

Caí de rodillas esperando que frenaran, manteniendo la mirada fija al suelo, decidí no moverme ni un centímetro, podía soportar eso y mucho más.

-Vamos ¿Por qué no lloras? - JiHo se acercó a mi entre risas burlonas.

Levanté como pude la mirada, no pensaba llorar, no iba a darle el gusto de hacerlo. Me puse de pie para enfrentarlo, pero entonces Yukwon se acercó a mi dándome un fuerte empujón que me hizo chocar con las puertas cerradas atrás de mi.

-¡¿Como pudiste hacerlo?! - Como si estuviera apunto de llorar grito aquellas palabras -¡¿Como pudiste atreverte a tocar a mi hermana?! ¿Después de que te ayudamos? Eres un descarado.

Dirigí mi mirada a Yukwon, luego a RiHara, que entonces tenía la mirada hacia abajo, no era capaz de mirarme después de semejante mentira.

- Yo... Yo no he hecho nada...

Fue lo único que pude decir, ante aquellas miradas amenazadoras, de mis compañeros y todo el colegio ¿Quién iba a creerme? Nadie lo haría.

Después de ese entonces, los días difíciles comenzaron a transcurrir.

"Ya pasará, se olvidarán" me repetía cada noche, mientras entre lágrimas abrazaba mis rodillas, abajo de las suaves y acogedoras cobijas.

Pero no era cierto, cada día que pasaba era peor y menos soportable, al principio sólo eran insultos, pero poco a poco se fueron transformado en empujones, me acosaban en el baño rodeandome entre varios y haciéndome maldades como; tirarme agua, agarrarme por atrás cuando intentaba orinar, o incluso llegaron a dejarme encerrado en uno de los baños.

Y eso no era todo, también llegaron a ensuciar mis libros y escribir en mi mesa cosas horribles sobre mi persona.

No era capaz de hablarlo con mamá, y ya hacia más de un mes que no hablaba con JiHoon.

Todo en mi mundo se estaba derrumbando, ya casi había perdido el habla, yo ya no servía para nada, hasta me había comenzado a creer que todos esos insultos provenientes de casi todo el colegio, eran cierto. En pocas palabras me sentía miserable.

Estaba perdiendo el juego, ya comenzaba a darme por vencido, pero no lloré, no delante de JiHo, ni de nadie, mis lágrimas eran privadas, eran la única menera de desahogarme para poder levantarme al día siguiente, en el que todo se volvía repetitivo y doloroso.

.*.

- Lo siento mucho.

La voz quebrada de RiHara se escucho del otro lado de la puerta del baño, en el que minutos antes me había escondido de JiHo.

-JiHo... Lo descubrió, descubrió lo de Yukwon y YongSong- continuó hablando ella -Yukwon no sabía cómo salvarse, casi lo mata... De verdad lo siento, por favor.

La escuche llorar y enseguida sentí las lágrimas rodar por mis mejillas, cubri mi boca con ambas manos evitando hacer cualquier ruido, estaba cansado, y a pesar de que nunca había odiado a nadie, estaba seguro de que no sentía más que odio por JiHo, lo odiaba profundamente, aunque sea un maldito mocoso infantil.

Después de eso, RiHara se fue, creo que por el miedo de que la descubran, escuche sus pasos correr por el silencioso pasillo del ahora vacío colegio.

Salí del baño, en cuanto note que no había nadie, quedando frente al enorme espejo, me repetí una vez más, que todo iba a estar bien, aunque ya dejaba de creerlo, aquellos días habían sido realmente difíciles, y todo por culpa de la desgracia llamada JiHo.

Hay quienes dicen "Si te dan una bofetada en una de tus mejillas, pon la otra" y yo creo que ya me deje humillar lo suficiente.

Pase mis manos por mis mejillas, secando de esta manera cada una de mis lágrimas, con el agua moje mi rostro para así, levantar un poco mis animos y así salí del lugar, prometiendome, que nunca me daría por vencido, estaba cansado de llorar, aquella tarde sería la última vez que lo hiciera.

Una vez que llegue a casa, mamá estaba hablando por teléfono, y enseguida al verme se hacerco a mi.

-Cariño, tienes una llamada.

- Lo siento mamá, estoy demasiado cansado, pídele que llame mañana.

Ignore el teléfono que me ofrecía, y fui directo a mi habitación, deje mis cosas sobre la cama sentandome en esta, mamá dijo algo algo al teléfono y colgó la llamada.

-Taeil ¿Estas bien? - Mamá de acercó a mi, sentándose a mi lado en la cama pasó su mano por mi mejilla en una suave caricia.

-Estoy bien -respondí -No te preocupes. -Le sonrei haciendo que así se tranquilizara.

-Se que extrañas Japón y... extrañas a JiHoon.

-Mamá...

-Han sido amigos desde hace mucho tiempo, no quiero que mi hijo pierda a su mejor amigo... Se que te has estado sintiendo sólo, te hará bien.

Me quedé en silencio, mamá puso el teléfono en mi mano y me dejó solo, pasando su mano sobre mi espalda, aquel gesto de cariño me había provocado un nudo en mi garganta y ganas de llorar.

Suspire mirando el teléfono, quizás ella tenía razón, yo lo extrañaba y necesitaba demasiado.

Marque el número de JiHoon y enseguida lo lleve a mi oido, no tardó mucho a que el me respondiera.

-¡Hola!

No dije nada, enseguida las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, no podía evitarlo.

-¡Hola! - Volvió a decir el -¿Estas ahí?

-Ho...hola. - Susurre apenas con mi voz quebrada.

-Oye, no tienes idea de cuanto te he extrañado ¿Porque no puedo comunicarme contigo?

- Lo siento, estuve muy cansado.

-Nunca te has cansado tanto para mi, espero que no te hayas conseguido otro mejor amigo.

-N...no, eso es imposible aquí.

-No debe ser tan así... Y dime ¿Tú como estas?

-B...bien... Estoy bien. -Susurre apenas mientras me recostaba en la cama.

-Eso me da gusto- Respondió el, yo sabía que el no me había creído, pero aún así, JiHoon nunca me forzaria a hablar sobre algo que no quiera, eso era lo que más apreciaba de el.

Esa noche, me dormí muy tarde por hablar con JiHoon, me había contado muchas cosas sobre sus días y yo me sentí un poco mejor, despues de todo, no estaba tan sólo como creía.

N E R DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora