Capítulo 12

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"Sweet Dreams":

La presidenta mantenía una sonrisa desafiante, en su interior sentía nerviosismo, debía dar detalles del suicidio de aquel estudiante de segundo nivel a sus compañeros, pues desde la llegada de Adrian la situación dio un giro ya que él, estaba aferrado a conocer la verdad, no era una persona que pasara por alto detalles inquietantes, el resto de los alumnos solo fingían que nos les afectaba poco tiempo después su temor por poner un pie en la zona de la tragedia era más poderoso, por ello abandonaron el área y los estudiantes nuevos solo pasarían por ahí cuando fueran novatos entrando a la Academia.

La bibliotecaria comenzaba a enfriarse de manera poco usual, Amelia subió hasta donde se encontraban estos jóvenes y les pidió la llave que otorgó en un principio, ahora ellos debían irse.

-"pequeños", necesito que abandonen la biblioteca...ya es un poco tarde._Les informó la bibliotecaria con la amabilidad que cargaba consigo invariablemente. Los chicos obedecieron; Marybeth le entregó la llave personalmente, no iba a permitir que esta se perdiera si la soltaba o depositaba en el escritorio, la vitrina que se abre con ella tenía información importante que debía ser protegida.

La Presidenta sonrió y señaló la parte baja de la biblioteca para indicar a sus amigos que debían bajar, así lo hicieron cuidadosamente, cada uno observaba lo inmensa que era la biblioteca y su estilo pintado en elegancia y peculiaridad. Aquellas sillas estilo victoriano en color azul, hicieron que Cristian recordara a Mills, eran asientos que seguramente él joven adoraría usar, y más aún por que George Mills usaba un traje azul. El Caballero desvió la mirada de aquellos asientos y siguió bajando.

Cuando el camino que siguieron en la biblioteca los llevó a la puerta de esta, Mr.V la abrió cuidadosamente, esperando a que sus compañeros salieran antes que él.

Las señoritas salieron primero, posteriormente los varones. Aquellas escaleras de caracol con apariencia infinitas ahora serian más sencillas de recorrer, pues bajar no requiere de tanto esfuerzo como subir, Esmeralda iba tras Juliette, el largo y rubio cabello de la princesa se agitaba al ritmo de sus pies bajando, uno tras otro con elegancia, enfrente del grupo iba Marybeth, como siempre guiando a suscompañeros, tras ellas iban en orden Adrian, el Caballero, Scarlet y Mr.V tomándose de las barandillas con cuidado, y a diferencia de las mujeres con una sola mano. El pie izquierdo de Esmeralda perdió un poco de fuerza, su tobillo se dobló de manera brusca provocando que estuviera por sufrir una caída.

-¡Mademoiselle Rose!_.Exclamó el Caballero, estirando uno de sus brazos y abriendo la mano con la intención de tomar a la joven del brazo. Su intento no tuvo éxito, sin embargo Adrian actuó rápido, enganchando a Esmeralda con su brazo derecho por la cintura y el estómago.

El Caballero se sintió aliviado, En el momento que Adrian sostuvo a Esmeralda y ella sintió que se detenía su caída sus ojos se abrieron grandes a la par de los movimientos del joven para ponerla de pie, su respiración era palpitante y demasiado agitada, se tranquilizó un poco al estar de nuevo firme. La Presidenta miró la conmoción y jaló aire después de exhalar dijo:

-Tengan cuidado, las escaleras pueden ser muy peligrosas..._Después de esto siguió bajando, mientras Adrian y los otros chicos se preocuparon un poco por Mademoiselle Rose, pero ella se encontraba bien, solo habían sido un tropiezo que le tomó por sorpresa.

Mientras tanto, Mills entró en la habitación de Juliette, daba pasos sigilosos, pero pudo darse cuenta de que no había nadie en la alcoba, pues una vez que cruzó poco más allá de la puerta tocó la pared en busca del apagador, encendió la luz para toparse con el vacío del lugar, suspiró decepcionado, de nada le había servido encontrarse con la puerta abierta, se sentó un momento en una de las camas de ese cuarto, mientras que entrelazaba sus dedos en su oscuro cabello, miró a su alrededor, se puso de pie de golpe y agrandando sus ojos a la par después de que su mirada chocó con unas hermosas muñecas de porcelana, las cuales le traían un amargo recuerdo. El chico millonario salió corriendo con tal fuerza que una moneda de plata salió de su bolsillo rebotando y cayendo sobre la alfombra rosa que cubría el suelo.

"Obsessive Poison": El amor se vuelve Obsesión, la Obsesión se vuelve locura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora