XI

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La noche caía, sin embargo el humo estaba propagado por ambas regiones y no permitían admirar el cielo ni sus estrellas.

Las chicas necesitaban descansar, y al parecer el enemigo también, pues no habían rastros de reclutas.

Sapphire se había reunido con Blue, y esta se encargaba de apagar las últimas llamas que quedaban encendidas con ayuda de Blasty.

–¿Crees que podamos dormir esta noche?– Preguntó Sapphire a Blue. Estaba cansada, pues una chica de 15 años necesita horas de sueño.

–No lo sé. Es extraño que hayan desaparecidos.– Respondió Blue mirando a todos lados para encontrar aunque sea un pequeño rastro, pero nada.

–¿Habrán logrado su objetivo?– Preguntó Sapphire mirando preocupada el monte Plateado, que se podía apreciar solo la mitad a causa del humo.

–¿Tu crees que Red se dejaría atrapar tan rápido?– Blue guardó a su Pokémon inicial y le respondió a Sapphire con una pregunta irónica.

–Que tonta Sapphire.– Una voz masculina detrás de ella se burló, sin embargo, recibió un fuerte golpe que lo hizo caer.

–¡Ruby!– Exclamó Sapphire al reconocer a su mejor amigo con ventaja tirado en el suelo por el golpe.– Idiota, no hagas eso.

–¿Silver, traen noticias?– Preguntó Blue a su "Hermano" que se había alejado un poco de la escena creada por los menores.

–Si, y buenas.– Respondió Silver brevemente, como de costumbre.– Pero hablemos en un lugar seguro.

–Hay que avisarle a Crystal.– Indicó Ruby notando que faltaba la chica que le ayudó a dominar el movimiento definitivo.

–Yo me encargo.– Respondió Blue sacando del bolsillo de su falda, un PokeGear. Silver al verlo sonrió, pues él se lo había obsequiado.

Un poco antes, Crystal caminaba por ciudad Malva. Se la veía cansada y tenía toda la razón para estarlo. Proteger toda la región ella sola era una gran tarea, y solo porque el idiota de uno de sus mejores amigos estaba perdiendo el tiempo en la cima de una montaña.

Al recordarlo, el enojo se asomó. Pateó con fuerza una lata de gaseosa que estaba cerca. Esperaba el ruido que indicaba que cayó, pero no pasó. En cambio, obtuvo un quejido humano bastante conocido.

–¡¿Gold?!– Exclamó Crystal entre duda y sorpresa, enojo y alegría al ver un Togekiss aterrizar cerca de ella con un chico en su espalda.

–Necesito curar a mis Pokémon.– En efecto era Gold. Su mirada era neutra, y al ver a sus Pokémon dentro de sus Pokeballs se tornó preocupada.

–La enfermera Joy está con mucho trabajo, ven a mi casa.– Respondió Crystal imaginando lo que había ocurrido allá arriba. Una pelea, una victoria y una derrota.

La chica tomó la mano de Gold y lo llevó rápidamente a su casa. El chico se dejó llevar, mientras tanto, veía toda la destrucción creada en tan solo un día.

Al llegar a la casa, Crystal tomó las Pokeballs y las puso sobre la maquina de recuperación. Al capturar tantos Pokémon, debía tener una de esas maquinas, pues una captura es más fácil si el Pokémon está con poca energía.

El PokeGear de Crystal sonó. Al tenerlo siempre colgado en el pecho, contestó rápidamente. Se trataba de Blue, y su tono alegre la reconfortó.

Blue y los demás habían caminado un poco en dirección hacia la casa de la Evolucionadora, pues tenían hambre y cansancio, y Crystal podría llegar sin problemas.

Sapphire estaba pegada a Blue para poder escuchar lo que decía Crystal, mientras que los chicos habían tomado asiento en el tronco caído de un árbol.

–Chris, nos vamos a mi casa.– Indicó Blue con una entonación que dejaba claro que estaba cordialmente invitada. –Por alguna razón no hay reclutas, así que es buena idea descansar.

–Además, Silver y Ruby llegaron con buenas noticias.– Añadió Sapphire muriendo de ganas por saber lo que los chicos sabían.

–Em...– Crystal no sabía como explicarles que Gold estaba ahí, pues no sabía nada de Green ni Yellow.

–¿Pasa algo Chris?– Esta vez Silver se acercó al teléfono pues notó extraña la actitud de su mejor amiga.

–Gold está aquí, en mi casa.– La voz de Silver hizo que Crystal dijera lo que estaba ocurriendo. Los cuatro oyentes se miraron atónitos.

–Vamos para allá.– Mencionó Silver decidiendo rápidamente que hacer. Al parecer, el descanso sería en ciudad Malva.

–Espera, no puedo dejar Kanto.– Blue no podía estar de acuerdo con la propuesta de Silver.– ¿Qué pasa si atacan más tarde?

–En ese caso, Silver puede ir con Crystal y Ruby se queda con nosotras para que tengamos información por igual. Además, seguiremos en contacto por el PokeGear.– Esta vez Sapphire indicó lo que se haría, y todos estaban de acuerdo.

Por último, y también tomando decisiones, estaba Red, pensando que palabras utilizar para responder al ofensivo mensaje de su emisor, Green.

–¿Patético?– Preguntó Red con voz áspera y llena de arrogancia y decepción. El simple tono de voz quebraba las ilusiones de Yellow.– Patéticos son ustedes al venir aquí a molestarme.

–Te dimos una batalla, lo que más te gusta.– Respondió Green alzando la voz con enojo. No permitiría que lo trataran así, menos Red.

–Eso no fue una batalla, fue una verdadera pérdida de tiempo.– El resultado de la batalla hacía que Red se enojara más, tenía una mezcla de malos pensamientos rondando por su mente.– Hasta la nieve de esta montaña es un oponente más digno.

–¿A caso solo piensas en la batalla Red?–Preguntó Yellow, armándose de valor para, en cierta forma, insultar y poner en su lugar al joven de ojos rojos enojado que se estaba pasando de la raya.– ¿No es más importante, aunque sea un poco, que tus mejores amigos estén aquí?

–¡Tu qué sabes Yellow!– Gritó Red con mucha rabia al ser juzgado por alguien sin criterio a cerca del tema abarcado. Yellow estaba al borde de las lágrimas, por no decir que sus ojos parecían cascadas.– Es más, no sé que haces aquí. Por si no lo sabías, este lugar es para luchar, no para lloriquear.

Yellow abrió bien los ojos. Tal vez Red tenía razón. ¿Qué hacía ella en el sitio más peligroso para entrenar? Si quería estar ahí, debía ser una entrenadora, tener batallas y entrenar a sus Pokémon.

Fue ahí cuando tuvo una idea. Ese tipo de locas ideas que nunca antes se hubiera esperado de Yellow, ni de nadie, a excepción de Gold tal vez.

Dejó de llorar, presionó un puño y con el otro tomó la Pokeball de Kitty. Miró a Green a los ojos, y salió por dónde entró.

Green quería detenerla, pero tenía que callar a Red. Él estaba siendo un manipulador con sus palabras. Green no comprendía como dos oraciones hicieron que la chica que moría por ver a Red, se fuera en una cosa de minutos.

Esto no de quedaría así, no señor. Habría una batalla, no necesariamente con Pokémon, pero en la cuál, Green saldría victorioso.

La transformación de Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora