Un padre terrorífico

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Trina estaba tranquilamente en su casa con su cara metida en un recipiente lleno de mostaza ya que supuestamente eso evitaba las espinillas.

De pronto escucha la puerta abrirse resultando ser Tori.

Al entrar lo primero que Tori ve es a su hermana mayor hundiéndose en mostaza, ¿debería sorprenderse?

— ¿Otra vez con eso? ¿Si quiera funciona? —preguntó Tori mientras dejaba su bolso en el sillón.

—Pues llevo meses sin una sola espinilla y mi perfecta cara debe estar impecable, en fin ¿dónde estabas? Tengo hambre y sigo sin poder usar el microondas.

—Estaba en sushi rocks con Jade para continuar escribiendo la obra, sólo estaré un rato, en unas horas iré a casa de Jade.

—Vaya, pareciera que te gusta pasar tiempo con esa loca.

— ¿Qué cosas dices? Es más fácil hacer la obra estando juntas.

—También podrían hacerlo por video chat.

—Sí pero nos parece más fácil si estamos juntas.

— ¿Estás diciendo que tienes más inspiración cuando Jade está contigo?

—Esto...si lo dices de ese modo se escucha raro.

—Debes de admitir que no puedes continuar con la obra si no está Jade contigo.

Tori la miró desconcertada, es verdad que le es más fácil pensar en idea para la obra cuando Jade está cerca, pero por la forma en la que lo dijo Trina la hizo sentir algo incómoda.

— ¿Por qué mejor no sigues hundiendo tu cara en la mostaza? —dijo Tori, quería evitar seguir con la conversación.

—En fin, caliéntame la lasaña, mi estómago grita por comida—dijo la mayor para luego continuar con su rutina "anti espinillas".

Después de unas horas, Tori se enlistó para ir a casa de Jade, aunque algo no andaba bien, su corazón no dejaba de latir con gran rapidez, que extraño, si hace unos segundos estaba normal, decidió dejar de pensar en eso y hacer marcha de una vez.

— ¿Ya te vas? —preguntó Trina quien la vio en la puerta principal.

—Sí

—Antes de que llegues a casa ¿podrías traerme una crema de afeitar? La mía ya se me acabó.

—Pfff de acuerdo, dame el dinero y te lo traigo.

—Jajajaja que graciosa hermanita—dijo Trina mientras subía de las escaleras de lo más feliz.

Eso fue un claro "cómpramelo con tu dinero", insistía en que no podía creer que ella fuera su hermana mayor, al parecer ella tendría que comprárselo, joder.

Tori estaba frente a la puerta de Jade, no comprendía por qué le temblaban las manos, le era imposible tocar el timbre, se sentía un aura siniestra por todo el lugar, sabía que Jade es una loca maniática pero nunca creyó que el ambiente en su hogar se sintiera tan escalofriante.

Debía tranquilizarse, tomó una bocanada de aire y decidida toca el timbre.

Lo siguiente fue la puerta abriéndose dejando ver a un hombre elegante, frío, calculador y escalofriante.

— ¿Se le ofrece algo? —preguntó aquel hombre, era el padre de Jade, aún recordaba la primera vez que lo vio, cuando conoció a la china que pagó tres mil dólares para la obra de Jade, ¿o era japonesa? Eso sigue siendo un misterio, capaz era coreana trabajando en un restaurante japonés, nunca se sabe.

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