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El cristal de una ventana estalló en el costado por el que Mark iba caminando. Los trozos de vidrio saltaron hasta su cara dañando -sin gravedad- la piel.

Pequeñas gotas de sangre comenzaron a brotar debido a las cortaduras.

-¿Estás bien?- preguntó alarmado Kunpimook.

-Sí, sí. No es nada, no te preocupes- contestó nervioso el pelirrojo debido al contacto de la mano del menor con su mejilla.

Al notar esto, BamBam la retiró velozmente

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Al notar esto, BamBam la retiró velozmente.

Otra ventana se rompió más adelante. Se trataba del mismo edificio. Dos hombres salieron de adentro; ambos jóvenes se dieron cuenta de que eran los mismos de antes.

Uno tenía un tubo metálico, mientras que el otro conservaba el bate que anteriormente llevaba en mano.

Tanto Mark como Kunpimook quisieron huir, se tomaron de las manos y dieron la vuelta de una forma rápida

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Tanto Mark como Kunpimook quisieron huir, se tomaron de las manos y dieron la vuelta de una forma rápida. Pero un jalón se los impidió. El hombre del bate se aferró a la capucha de la sudadera de BamBam.

Sus manos se separaron cuando el portador del tubo arrastró al pelirrojo por el cabello hasta el otro lado de la solitaria calle. Lo arrojó al suelo donde golpeó su cabeza con aquel objeto, provocando una herida y un estado de inconsciencia.

Por otra parte, el castaño se defendía con uñas y dientes de quien le apresaba entre sus brazos

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Por otra parte, el castaño se defendía con uñas y dientes de quien le apresaba entre sus brazos. Atinó a propinarle un pisotón que lo liberó, dándole la oportunidad de escapar.

Se adentró a lo que parecía ser una casa abandonada, tratando de escapar -nuevamente- de sus perseguidores.

Cuando lo encontraron, le acorralaron contra la pared -otra vez-; aunque ahora sería diferente. Se escabulló por debajo de ambos en dirección a la ventana -sin cristal- y saltó a través de esta.

Al aterrizar se apoyó en sus manos, clavando pequeños trozos de vidrio en ellas

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Al aterrizar se apoyó en sus manos, clavando pequeños trozos de vidrio en ellas.

Rapidamente se levantó

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Rapidamente se levantó. Corrió hacia Mark y se arrodilló a su altura, donde lo empezó a sacudir.

-¡Oye, vamos, despierta! Tienes que hacerlo, por favor. ¡Levántate, Mark!- gritaba desesperado, mas sin embargo el mayor no respondía.

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El Chico de la Capucha RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora