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Se aseguraron de que nadie les siguiera al salir de los barrios bajos.

Caminaron casi en completo silencio aproximadamente veinte minutos. El hospital ya no estaba tan lejos.

Mark se detuvo frente a una floristería, deteniendo el andar de BamBam. Ambos se introdujeron en la tienda y una chica avanzó hacia ellos con una expresión de ligera frustración.

 Ambos se introdujeron en la tienda y una chica avanzó hacia ellos con una expresión de ligera frustración

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El menor estaba confundido, mientras que el pelirrojo se mostraba apacible. La joven se detuvo frente al par con los brazos cruzados.

 La joven se detuvo frente al par con los brazos cruzados

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-Hey, Grace...- dijo tranquilamente levantando una mano en forma de saludo.

-Hii, Grici. ¡Llegas tarde!- el enojo aumentó haciendo a los chicos encogerse en sus lugares.

-Sí, como digas. ¿Tienes lo que te pedí?- habló Mark, ignorando por completo a la chica.

-Está en el mostrador. 

-Ya lo vi

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-Ya lo vi.

-¿Para quién es?

-Para qué te importa.

Velozmente corrió a tomar un ramo de flores y huyó del lugar con Kunpimook a sus espaldas.

Velozmente corrió a tomar un ramo de flores y huyó del lugar con Kunpimook a sus espaldas

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-¡Oye, vuelve aquí! Por lo menos paga.

-Lo haré cuando vuelva. Te quiero. ¡Adiós!

Entre tanto, Grace evitaba arrancarse el cabello por el estrés.

Entre tanto, Grace evitaba arrancarse el cabello por el estrés

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-¿Quién es ella? Parece que se llevan... bien- preguntó el castaño un tanto desubicado.

-Es mi hermana y es una bruja, así que no te le acerques.

-Oh.

El chico de capucha roja tan solo podía imaginar las palabras salidas de la boca de su acompañante.

El chico de capucha roja tan solo podía imaginar las palabras salidas de la boca de su acompañante

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Un par de calles más y ya estaban frente a la entrada del hospital.

-Toma- Mark le había entregado el ramo de rosas y lirios-. Son para tu abuela- dijo ante la cara desconcertada del menor.

-Gracias.

-Bueno... creo que mejor me voy. Tengo que lidiar con el ogro feroz- ambos rieron.

-Creí que era una bruja.

-Es un ogro–bruja.

-Entra conmigo- soltó de la nada.

-¿Qué? ¿Hablas de entrar contigo a ver a tu abuela?

-Exacto.

-De acuerdo. Además, mientras más tiempo pase lejos de mi hermana, mejor.

Tan solo entraron, preguntaron a la recepcionista por la habitación y llegaron a su destino. No más complicaciones.

-Hola, abuela.

-Hola, abuela

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El Chico de la Capucha RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora