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-Bambi, que bien que ya hayas llegado- comentó la anciana, creando una mueca en la cara de Kunpimook debido al apodo-. Cierra la ventana, ¿quieres? El sol está empezando a salir y odio que me de todo el la jeta- dijo con un tono más brusco al anterior.

-Seguro. Por cierto, él es Mark- lo señaló-, un... ¿amigo?

-Si se puede decir de esa manera- susurró el pelirrojo-. Un gusto, señora.

-¡Por dios, niño! ¿Qué demonios te pasó en la cabeza?

-Un pequeño accidente, nada grave- respondió BamBam en su lugar-. Es más, incluso yo tengo un par de rasguños- mencionó, mostrando sus manos cortadas.

-Si no te conociera diría que te peleaste en la calle.

Ambos jóvenes se miraron discretamente.

La mujer llamó a una enfermera para que tratara las heridas de su nieto y Mark

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La mujer llamó a una enfermera para que tratara las heridas de su nieto y Mark.

-¿Y tu hermana no se dio cuenta de eso?- preguntó el menor.

-¿De qué?

-Del Cañón del Colorado que tienes en la frente.

-¿La herida? Ah, no creo que le importe. He tenido peores; esto no es nada.

-BamBam, cariño- llamó su abuela-. Apiádate de mi pobre ser que no puede hacer nada en esta camilla de hospital...

-Ve al punto.

-Quiero que limpies mi casa mientras no estoy, comenzando por hoy, ¿sí? Y puedes utilizar lo que quieras para lavar esa cosa. Apesta peor que tu boca en las mañanas.

-¡ABUELA!- casi gritó el castaño.

-¡Nieto!- contestó burlescamente-. Y recuerda: si tocas algo le diré a tu madre del tatuaje que te hiciste en el trasero.

 Y recuerda: si tocas algo le diré a tu madre del tatuaje que te hiciste en el trasero

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-Bien- dijo de mala gana.

-¿Tienes un tatuaje en el trasero?- cuestionó el pelirrojo riendo.

-¿Tienes un tatuaje en el trasero?- cuestionó el pelirrojo riendo

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-¡No!- su cara se tornó casi tan roja como su suéter. 

-Como digas

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-Como digas.

-Nos vemos abuela. Mi mamá llegará en unas horas- se despidió.

-No se diviertan tanto- ninguno de los dos supo a que se refería.

Mark pidió permiso en su "trabajo" para ir a ayudar a Kunpimook en casa de su abuela. Su hermana estuvo a punto de negarse, pero salieron corriendo (de nuevo) antes de que dijera algo.

La casa no estaba tan lejos, a comparación del primer recorrido que dieron. Y, por supuesto, sin problemas de por medio.

Finalmente llegaron.

-No es tan fea como me la describiste- mencionó el mayor

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-No es tan fea como me la describiste- mencionó el mayor.

-Bueno, tal vez haya exagerado un poco.

-Bueno, tal vez haya exagerado un poco

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El Chico de la Capucha RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora