Elena y Pedro se quedaron abrazados unos cuantos segundos...
-Te echaba de menos -dijo Pedro-.
-Yo también....
Llevaban horas caminando. A Elena le dolían los pies pero no se quejó. Pedro contempló con dulzura el esfuerzo que Elena estaba haciendo, así que decidió darle una pequeña tregua.
-Elena, mira, si nos adentramos un poco en el bosque, hay un pequeño claro dónde podemos pasar la noche.
-Vale -respondió Elena con un bostezo-.Cuando llegaron al claro, Pedro cogió unos cuantos troncos y los colocó para encender una hoguera.
-Voy a por unas cuantas piedras para que el fuego no queme más el bosque. No tardaré.
-Vale, te espero -contestó Elena-.Vio como Pedro se marchaba a través de los árboles quemados y en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa al recordar que ese chico era Peter. Se sentía cansada, pero no quería dormirse hasta que no llegara Pedro. No sólo porque le pareciera de mala educación, sino porque sin él, se sentía desprotegida ante cualquier cosa.
Elena escuchó un ruido a su espalda y rápidamente volteó la cabeza. Estuvo un rato mirando, pero no parecía haber nada. Cuando se giró había alguien allí, ese alguien le estaba tapando la boca. No pudo distinguir quién era, pues la oscuridad se lo impedía.
...
Pedro ya había recogido lo que necesitaba, le costó un poco por la oscuridad, pero ya lo tenía. Quería volver con Elena rápidamente, pues estaba un poco preocupado por ella. Estaba llegando al claro, apartó la última rama del último árbol que le impedía ver con claridad, antes de comprobar que el claro estaba completamente vacío. "Quizás haya ido a hacer sus necesidades" -pensó-. Pero no, no fue así. Pasaban el tiempo y Pedro comenzaba a desesperarse. No sólo había gritado "Elena" a los cuatro vientos y no había recibido respuesta, sino que también habían pasado 10 minutos.
Pedro se levantó, estaba dispuesto a ir a buscarla. De repente una figura con forma de mujer entró en el claro.-Hola Pedro, siento haber tardado. Fui a hacer mis necesidades y como estaba tan oscuro me perdí.
-¿De dónde has sacado tu cuerpo? -preguntó frío y cortante.Elena ya no era un espíritu, ella tenía su cuerpo. El mismo que dejó atrás al escaparse con Pedro.
-¿Qué?
-Ya me has oído, contesta -Pedro hablaba con un tono relajado sin apartar la vista de Elena.
-Em, sí, sí. Estaba tirado en la espesura pero no vi el tuyo...
-¿Cómo te metiste dentro?
-Eh, pues lo toqué y de repente, ahí estaba...Pedro se puso en pie y con pasos firmes y seguros se acercó a Elena. Su rostro estaba serio mientras que en el de Elena parecía haber una inmensa preocupación. Pedro se acercó aún más. Estaban apenas a unos 20 centímetros. Sus ojos verdes la miraban sin parpadear cuando al fin dijo:
-¿Qué es lo que más te gusta hacer en este mundo?
Elena apartó la vista de los ojos de Pedro y miró al suelo pensativa. De repente, como si alguien le hubiera dicho qué contestar, subió de golpe la mirada y dijo:
-¡Me gusta pintar! Por eso tenía aquella caja de lápices en mi cuarto -en su rostro se dibujó una pequeña y dulce sonrisa.
-Sal, sal ahora -Pedro puso la voz más grave con la que era capaz de hablar."Lo que más le gusta a Elena es bailar" pensó para sí mismo.
-¿C-cómo? N-o te entiendo...
-Si no sales ahora te mataré.La dulce sonrisa de Elena cambio por una siniestra y malvada.
-Adelante, mátame. Pero recuerda, si me matas a mi, su cuerpo también morirá. ¿De veras merece la pena? Destrozarías su vida del otro mundo, y ambos sabemos que tú no quieres eso, ¿verdad?
Pedro cambio su expresión por una cara de ira. Apretó los puños y los dientes con fuerza mientras soltaba un breve gemido de rabia contenida. Tenía que llevar mucho cuidado. Nunca lo había visto en persona, pero sí que había oído hablar de gente que se suicidaba con los cuerpos de otros solo por destrozarles la vida en el otro mundo.
-¿Qué es lo que quieres? -dijo conteniendo las ganas de pegarle.
-Bueno, no va a ser barato, eso te lo puedo asegurar......
Elena se encontraba en una cápsula blanca. La cápsula estaba llena de un aire tan espeso que era difícil respirar. Ella no podía morirse, pues los espíritus nunca lo hacen. Pero podían mantenerla allí encerrada durante años. "Después de que me tapara la boca, no sé qué ocurrió. Lo único que recuerdo es haberme despertado aquí. No sé ni por qué llevo esta ropa" -pensó. Elena tenía una camiseta blanca algo agujereada con unos pantalones anchos y blancos también. "¿Cómo se le puede quitar la ropa a un espíritu? ¡Ah! ¿¡Me habrán visto desnuda?!". Elena miró en el interior de su camiseta y se relajó un poco al comprobar que su ropa interior seguía intacta. "¿Quién me habrá secuestrado? Dios, no sé ni qué hago aquí. Pedro solo me explicó que era Peter, pero no me dijo que tenía yo que ver con todo este mundo. Debí haber tirado la puerta abajo cuando pude... Pedro, ¿dónde estás ahora?".
Una lágrima resbalo por la mejilla de Elena. Después vino otra y otra y otra... De repente, ella abrió los ojos y se secó las lágrimas. "¡Eso es! ¡Tirar la puerta abajo!" Elena se puso de pie y se hizo todo lo atrás que podía en esa cápsula. No es que pudiera hacerse muy para atrás, pues la cápsula era pequeña y de cristal. El aire era tan denso que no dejaba ver lo que había fuera, así que Elena no sabía lo que se iba a encontrar cuando saliera.
Tomó carrerilla y dejando todo su peso, empujó el cristal de la cápsula. Ella calló al suelo junto con miles de trozos de cristales que se caían encima de ella. Por mucho que le doliera no iba a sangrar, pues ese no era su verdadero cuerpo. Al llegar al suelo sintió un pitido en el oído que la dejaba sorda. Miro adelante por un momento y vio una borrosa silueta de hombre antes de desmayarse.
En un susurro, antes de poder mantenerse despierta y como un suspiro dijo:
-¿Pedro?
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Holaa!! Cuento tiempo eh!? Si bueno, creo que os debo una disculpa.
Me había dicho a mi misma que no iba a decir nada porque puede que no lo cumpla pero venga, va. Me voy a esforzar por subir un capítulo de al menos 1000 palabras cada 15 días. (No me toméis muy enserio por si acaso)Gracias por leerme❤️
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De Detrás del Espejo [Pausada y editando]
Misteri / ThrillerUna chica soñaba todas las noches con un niño triste que le pedía ayuda hasta que un día, lo vio de verdad. Lo que ella no sabía es que, desde ese día, su vida cambiaría para siempre. Irían a un mundo que estaba detrás del espejo y se tendrían vario...