Al abrir los ojos observé mi alrededor. Estaba aún en el lago, en la orilla, acostada. Pero del joven misterioso, nada. Suspiré aliviada, al parecer me quedé dormida y soñé todas esas tonterías. Tanto me hablaron de cosas raras, de magia y misterio que termine soñándolo.
Coloco mis manos a los lados con la intención de levantarme mientras una pequeña sonrisa de alivio intenta aparecer en mis labios. Pero me detengo en seco cuando oigo su voz detrás de mi.
-Haz despertado- me dice el sujeto, con su extraña voz gruesa.
Me volteo, y, para mi desilusión lo veo parado tras de mi con esa aura mágica y misteriosa que sentí hacia un rato. Nada fue un sueño. Y todo lo que creía se me viene abajo al recordar todo lo acontecido hacia solo unos minutos. Porque creo que solo dormí unos minutos.
Mi mente se recupera rápido del shock que me produjo ver que este lugar en verdad es mágico. Y al mismo tiempo, comenzó a formular cientos y cientos de preguntas.
-¿Qué es este lugar? ¿Por qué hay monedas en el fondo? ¿Qué quieren decir los carteles? ¿Quién sos vos? Oh! ¿y cómo te llamas?
- Eres muy curiosa. Pero dime tu primero, ¿Por qué debería explicarte todas estas cosas? En realidad mi deber es sacarte de aquí. Desde los últimos acontecimientos, cualquiera tiene prohibido estar aquí.
- Wow, si que sos amable. Bueno voy a decirte una cosa- dije mientras lo apuntaba con mi dedo índice- yo, tengo el mismo derecho que vos de estar acá. ¿O acaso el lugar es privado?
-Los lugares no pertenecen a nadie Ainara, al menos la selva. Fueron creados para todos, y deben ser cuidados.
-¿Por qué sos tan misterioso? ¿podes responderme alguna pregunta?
-Si puedo.
-Bien, ¿Cómo hiciste para caminar arriba del agua?- le dije entusiasmada creyendo que me respondería aclarando todas mis dudas. Pero el se paró como un soldado, observando todo con sus oscuros ojos, como si fuera un águila. Y de respuestas, nada.
-¿no vas a responderme?
-Respondí una pregunta. Me has dicho si podía responder alguna pregunta y dije que si. Ya cumplí, ahora vete.
-Dijiste que los lugares son de todos. Asi que haré uso de mis derechos y voy a sentarme por acá a disfrutar del lago.-dije mientras me sentaba sobre una roca. Lo miré de reojo y el seguía allí, impasible. Ni siquiera me decía nada. Me exasperaba e intrigaba en iguales cantidades. Entonces se me ocurrió algo para llamar su atención.
-oh! Tengo una moneda. ¡Ya se! Voy a probar pedir un deseo-dije, y lo miré para ver su reacción, pero simplemente no había reacción. Seguía ahí imperturbable. Me irritaba que no me prestara atención, entonces hice lo que siempre hago en casa cuando quiero que se fijen en mi.
-ey!- le digo mientras me acerco- ¿Vas a estar todo el día ahí parado, ignorándome? Te informo que soy una persona y me gusta que me respeten, y para respetarme deberías darme alguna explicación. Sos imposible, ni siquiera te movés de lugar. Ey! – al final mi voz se había elevado bastante, tal y como hacia en mis escenas a mis padres.
-No vas a conseguir nada haciendo berrinches como una pequeña. Podrias ser mas amable, pero decides ser prepotente e irritante. Es por eso que este lugar no es para ti. Vete.- dijo todo esto con una calma sorprendente. Yo misma sabia lo irritante que podía ser, cuando hacia esos berrinches o me daban lo que quería, la mayoría de las veces, o discutían conmigo. Pero él solo me miro transmitiendo la paz que tenia en su interior y me respondió con suavidad, pero aplicándole algo de firmeza a su voz.
Me frustraba tanto no conseguir respuestas, y él parecía no querer hablar conmigo. Fruncí el ceño, e hice un sonido de frustración ahogado. Me volteé y me encaminé al borde del lago. Pensé en qué desear, y pronto lo supe, "desearé que el responda todas mis preguntas". Entonces arrojé la moneda.
Pero esta nunca llegó al agua. Él apareció frente a mi tomando la moneda en el aire, mirándome con una expresión un tanto agobiada, pero conservando aun asi su paz.
-Evidentemente no lees los carteles. Pedir un deseo aquí no es como ir a comprar en una tienda.
-Vos no querés explicarme nada, entonces tengo que investigar por mi misma.
-No sabes los peligros que pueden haber.
-Entonces explicámelo... -Dije titubeando- ni siquiera se tu nombre.
-Soy Tekokatu- me dijo mirándome fijamente a los ojos, asi como lo hizo cuando estaba parado sobre el agua, y en mi rostro se formó una sonrisa de satisfacción.
-Bueno, pero yo te voy a decir Teko.- concluí, feliz de saber al menos el nombre de esa persona extraña, pero aún con muchas dudas rondando mi mente.
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El reflejo de mi deseo
Fantasy"El reflejo de mi deseo" Ainara es una joven rebelde y obstinada, a los 17 años está pasando por esa etapa complicada de la vida que se llama adolescencia. Siempre lleva la contraria, y parece ser que las discusiones con sus padres son su fuerte. Ci...